Cargar con la cruz de la zafra

Al margen de la compleja situación financiera del país, resulta incuestionable dar a la zafra, como a otras actividades económicas esenciales en Cuba, una atención priorizada, porque es fuerza motriz del desarrollo, es cultura y tradición.

En eso pienso mientras recorro las áreas interiores del coloso Antonio Guiteras y veo a sus trabajadores cargando la cruz de una contienda decisiva que no ha logrado cristalizar en el dulce grano el esfuerzo, también colosal, de la mayoría de ellos.

El día de la visita no habían completado las dos mil toneladas, del mayor plan asignado a una fábrica de su tipo en la actual campaña, destinada en lo fundamental a satisfacer demandas de la canasta básica y del consumo social.

Foto: Reynaldo López Peña/Periódico 26.

Hay tremenda fluctuación de la fuerza laboral calificada e imprescindible en puestos claves: puntistas y operadores de equipos de evaporación y de caldera, entre otros oficios que no se aprenden de la noche a la mañana y son vitales para conquistar la estabilidad de la industria.

Humanos y máquinas a prueba

A Eliecer Castro Sosa, por ejemplo, lo encuentro como un operario más, “ahora estoy cumpliendo esta función aquí (área de segunda) y cuando termine paso para el purgado de azúcar comercial en las centrífugas chinas”.

Y aunque no constituye ese su contenido de trabajo, pues Castro Sosa es el jefe de Mantenimiento del área, lo hace porque “las centrífugas se han comportado bastante estable —velar por eso sí le toca—, pero con la fuerza laboral tenemos un poco más de dificultad. Y aquí estoy, por el día cumpliendo la tarea que me corresponde y por la noche apoyando los turnos, supliendo la falta de personal especializado”.

Foto: Reynaldo López Peña/Periódico 26.

Hay otras actitudes similares de hombres experimentados y jóvenes identificados con la importancia de la producción azucarera que como Castro Sosa enfrentan los desafíos con voluntad y entrega, pero no todo depende de sus atributos.

Con el mismo espíritu anda Alfredo Yearwood García, quien con la experiencia de más de 39 años en estos menesteres está, desde hace un mes, al frente del área de Basculadores y Molinos.

“Este es el corazón de la fábrica”, dice y resulta, además, uno de los departamentos del ingenio que han dado los mayores dilemas para alcanzar la estabilidad y la eficiencia de la producción.

Comenta Yearwood García que al principio las roturas industriales no cesaban, “ocasionadas, fundamentalmente, por los muchos aditamentos viejos: tuberías y maquinaria en mal estado, pero hemos ido acorralando los problemas y estamos listos, esperando caña”.

Foto: Reynaldo López Peña/Periódico 26.

Opinan la Administración y el Sindicato

Elider Martínez Morales, secretario general del Buró Sindical de Industria y Derivados, comenta que están como frente a un “tablero de ajedrez”, la fuerza fluctúa, se hacen nuevos contratos y la mayoría de los incorporados abandonan la misión.

Remarca que la situación está relacionada con los bajos ingresos y detalla que “el sistema de pago tiene de condicionante la producción de azúcar y estimula financieramente por energía vendida al Sistema Electroenergético Nacional, que favorecería los sueldos de los obreros”.

Y le parece correcto, pero lo considera injusto en las condiciones actuales, de excepcionalidad, con imponderables, cuya solución no depende del esfuerzo de los trabajadores y aboga por un salario escala que estimule factores como la experiencia, el nivel de responsabilidad y la complejidad de la faena, que ayudaría a la permanencia.

El tema es objeto de análisis por directivos del Grupo Nacional Azucarero (Azcuba), que diseña una propuesta inaplazable que palíe el panorama y haga más atractivos los ingresos mensuales, la cual será presentada al Ministerio de Economía y Planificación.

Foto: Reynaldo López Peña/Periódico 26.

Con ese criterio coinciden los ingenieros Juan Carlos Molina Diéguez y Carlos Serrano Górgora, administrador y jefe de Producción del ingenio, en ese orden. Ellos elogian la actitud de quienes se mantienen firmes en sus puestos, confiando en la posibilidad real de la recuperación total.

Los tres directivos ponderan la respuesta que están protagonizando los jóvenes. “En la plantilla contamos con 155 hombres menores de 35 años de edad y muchos de ellos están ocupando cargos de dirección y dando el paso al frente”, argumentan.

La zafra en contexto

La molienda debió comenzar el 10 de diciembre. Del 5 al 22 de enero produjeron meladura que permitió mejoras financieras y probar la maquinaria. El 23 del mismo mes iniciaron la producción de azúcar signada por interrupciones operativas, roturas, algunas lluvias… Los primeros granos cristalizaron el 26 de enero.

La práctica ha sido moler 10 o 12 horas y parar en el mismo rango de tiempo, por problemas con el combustible para el trasiego de la materia prima y los apagones, que frenan las operaciones de los centros de recepción y limpieza.

También ha afectado moler cañas quedadas y requedadas, cuyos rendimientos y calidad obstaculizan la obtención de resultados superiores. La norma potencial se cumple solo al 19%; el rendimiento es de 5.29, inferior al 8.10 planificado; y acumulaban 63.11 horas de tiempo perdido por roturas e interrupciones operativas.

El rendimiento potencial cañero (RPC) y el rendimiento industrial (RI) andan mal, y hay bajo aprovechamiento del RPC como consecuencia de factores periféricos, tanto en la industria como en la agricultura.

Epílogo

Pero hay hombres y mujeres, experimentados y novicios, directivos, técnicos y especialistas que no renuncian al empeño y buscan alternativas en el complejo escenario para hacer azúcar; y “en las últimas jornadas el central muestra estabilidad. Ahora necesitamos caña”, sentencian Molina Diéguez, Serrano Górgora y Martínez Morales, quienes se hacen eco del sentir colectivo.

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Un comentario

  1. Y solo se narra la vida en la industria. Imagino como le irá a las formas productivas, estatales o no. Al aseguramos al transporte. Es un proceso que no empieza con el pito inicial de la Zafra azucarera. Desde el apagón de la Zafra anterior se acumulan atrasos en la preparación de la tierra, la siembra, las atenciones culturales, la vida en las comunidades cañeras, ya casi despobladas, el impago de la caña vendida a la industria. A eso sumemos que ya no se trata de un sistema que se mueve por una rueda motriz única. Transporte, industria y productor andan cada uno movidos intereses que muchas veces no coinciden en la tarea del día. Muchos casos hay que cuando los pelotones de combinadas van al corte entonces no llegan los camiones para el cargue y tiro de la caña y muchos casos parecidos. Cada vez se separa más a la chambelona del palo, en vez de unirlos.
    Al final otro reglon, y este es muy importante, que nos va de la mano y luego

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