Inversión en energía solar revitaliza industria tabacalera cubana

La producción cubana de tabaco para exportación sufrió una merma de aproximadamente nueve millones de unidades durante el 2023, una pérdida atribuida directamente a la crónica inestabilidad del suministro eléctrico nacional, según confirmaron directivos del sector.

Esta intermitencia energética forzaba la paralización casi diaria de las jornadas laborales en pleno proceso productivo, imposibilitando el cumplimiento de los volúmenes de entrega comprometidos internacionalmente.

María Teresa Sánchez, directora de la emblemática fábrica Francisco Donatién en Pinar del Río, relató cómo la falta de electricidad obligaba a detener el trabajo con frecuencia.

“La falta de electricidad obligaba, casi a diario, a interrumpir las jornadas de trabajo, por lo que no se podían cumplir las entregas pactadas”, recordó Sánchez. Esta situación crítica impulsó al Grupo Empresarial Tabacuba a lanzar un programa estratégico de cambio de matriz energética, buscando liberar a la vital industria de su dependencia del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) y blindar la producción frente a los apagones.

La respuesta inicial fue la instalación de sistemas de paneles solares en las 36 fábricas dedicadas a la exportación en todo el país, un proyecto ya completado.

Marino Murillo Jorge, presidente de Tabacuba, subrayó la urgencia y trascendencia de esta medida: “Si no hubiésemos tomado esta decisión, hoy no estaríamos haciendo tabacos”.

Murillo desestimó soluciones improvisadas, enfatizando los altos estándares requeridos: “Hay quienes han dicho que ubiquemos a los torcedores junto a las ventanas, pero eso no es profesional. Ese tipo de trabajo lleva un alto grado de especialización y requiere una iluminación adecuada”.

Con la industria propiamente dicha electrificada con energía solar, el foco se trasladó a la preindustria: los cientos de despalillos (donde se desvena la hoja) y escogidas (donde se clasifica por textura y color), fundamentales para el procesamiento de la materia prima antes de llegar a las fábricas.

Murillo detalló que ya se completó la transición energética en las escogidas que manejan el valioso tabaco tapado y se avanza en las restantes. El objetivo, especialmente en Pinar del Río —provincia que aporta el 65% de la hoja cubana—, es lograr la autonomía energética en todas sus instalaciones (unas 160) antes de finalizar 2025.

Este esfuerzo es crucial para salvaguardar la producción del principal producto de exportación agrícola de Cuba, generador de más de 350 millones de dólares anuales.

Murillo vinculó la viabilidad del programa energético y del sector en general al esquema de financiamiento gubernamental aprobado, reconociendo su peso económico: “Ese esquema no solo nos ha permitido cubrir los costos de una campaña, sino invertir en el desarrollo”, afirmó, permitiendo asegurar fertilizantes, plaguicidas, combustible e insumos para las plantaciones, además de proyectos estratégicos como la energía renovable.

El impacto inmediato

Los resultados de la electrificación solar comienzan a ser palpables. María Teresa Sánchez, en cuya fábrica se instaló un sistema fotovoltaico hace poco más de un año, destacó el cambio radical: “El proceso productivo se ha podido garantizar al 100% y, por tanto, las entregas planificadas”.

Durante una entrevista al mediodía, mientras un apagón afectaba la zona donde está enclavada su fábrica, el trabajo continuaba con total normalidad en todas las áreas: desde el salón de torcido donde expertas elaboran más de un millón de puros, pasando por la terminación (colocación de anillos y selección por color), hasta las máquinas de tiro para control de calidad. “Ahora mismo estamos utilizando la energía de los paneles”, explicó Sánchez.

La estrategia de renovables también se extiende a la fase agrícola, con la electrificación mediante paneles solares de decenas de posiciones de riego. Sin embargo, Murillo reconoció que estas inversiones son significativamente más costosas: “Hasta ahora nos han estado saliendo entre 4 000 y 5 000 dólares por hectárea, y son más de 20 000 las que debemos llegar a plantar. Entonces, en el riego iremos dando pasos. Este año vamos a montar el doble de posiciones que el año pasado, pero no lo podemos resolver todo de un golpe”.

La prioridad se centra en las vegas (plantaciones) que dependen exclusivamente de electricidad para regar, ya que las que usan motores diésel pueden ser abastecidas con combustible.

Esta búsqueda agresiva de alternativas energéticas ha permitido no solo sostener la actividad tabacalera en medio de la crisis nacional, sino incrementar la producción.

Murillo precisó que en lo que va de 2025 se han confeccionado unos cinco millones de tabacos más que en el mismo periodo del año anterior. El camino marcado, según el presidente de Tabacuba, es claro: “un buen camino para el desarrollo está en seguir incrementando el uso de fuentes renovables de energía, para no depender del Sistema Eléctrico Nacional ni de la importación de combustible”.

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