El gobierno argentino decretó el 26 de diciembre que el salario mínimo vital y móvil (SMVM) será de 296 832 dólares a partir de marzo de 2025, lo que representa un aumento del 9.3% distribuido en cuatro pagos desde diciembre hasta marzo.
La decisión se tomó sin consenso después de que las negociaciones en el Consejo del Salario no llegaran a un acuerdo.
Los empresarios ofrecieron un 8.8% de incremento, mientras que los sindicatos demandaron que el SMVM superara el millón de pesos, o aproximadamente 800 dólares.
Al no alcanzarse un acuerdo tripartito, el gobierno estableció unilateralmente el incremento, que es el más bajo en veinte años.
El Banco Central de la República Argentina (BCRA) estima que este salario cubrirá solo el 60.9% de la canasta básica alimentaria en marzo, marcando el umbral de la indigencia.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), el salario mínimo en Argentina ha experimentado una significativa pérdida de poder adquisitivo, disminuyendo un 58% desde el año 2017.
En aquel entonces, el salario mínimo vital y móvil (SMVM) era suficiente para comprar 411 litros de leche; para noviembre de 2024, esta cifra se redujo a solo 190 litros.
Un estudio realizado por la CTA Autónoma indica que el SMVM ha registrado la mayor caída desde las hiperinflaciones de finales de los 80, con una disminución promedio del 29.3% solo en 2024.
Luis Campos, investigador de la CTA, enfatizó que el deterioro del SMVM no solo repercute en aquellos que ganan el salario mínimo, sino que también socava la base salarial del conjunto del mercado laboral.
Campos advirtió en sus redes sociales que la erosión del SMVM significa remover la base salarial de los trabajadores con menores ingresos.
La Confederación General del Trabajo (CGT) y las dos centrales de trabajadores de Argentina (CTA) han expresado su rechazo a una reciente medida gubernamental, acusando al gobierno de favorecer intereses empresariales y de mostrar una “falta de respeto institucional”.
La CGT criticó la falta de consenso en el Consejo del Salario, mientras que las CTA describieron la medida como un esfuerzo conjunto de empresarios y el gobierno para reducir los salarios y aumentar las ganancias corporativas.
Por otro lado, el vocero presidencial Manuel Adorni defendió la política, argumentando que el salario mínimo es “un error conceptual” y que su eliminación conduciría a un mercado laboral más flexible, en línea con la teoría económica neoclásica.
Argentina se encuentra actualmente en medio de una crisis económica y social, con una inflación anual que supera el 140%, un aumento de la pobreza y una disminución del poder adquisitivo de los trabajadores.
Las dificultades se ven exacerbadas por las políticas de ajuste del gobierno, que incluyen recortes en programas sociales y medidas que afectan a los sectores más vulnerables, como jubilados y trabajadores informales.
(Con información de Tiempo Argentino)