El gobierno boliviano anunció este domingo que espera cosechar los beneficios de su política de industrialización en el próximo año, tras un 2024 marcado por desafíos económicos, incluyendo escasez de divisas, alta inflación y suministro irregular de combustible.
El Ministro de Planificación, Sergio Cusicanqui, describió el año como “desafiante y complejo”, citando factores climáticos adversos, bloqueos de carreteras y desacuerdos parlamentarios que han impactado el crecimiento económico del país.
Según el funcionario, “el año 2025 esperamos que vaya a ser mucho mejor porque vamos a empezar a recoger los frutos del proceso de industrialización”.
Recientemente, se entregó una nueva planta de procesamiento de granos en San Julián, en la región oriental del país. Además, se tiene previsto para el año 2025 la apertura de la segunda planta de biodiésel en El Alto, adyacente a La Paz, y una significativa planta siderúrgica en la zona este de Bolivia.
Las nuevas instalaciones están diseñadas para reducir la dependencia del país en importaciones y mantener estable el costo de los combustibles, beneficiándose de una subvención estatal que este año ascendió a 2 000 millones de dólares.
Cusicanqui señaló que el propósito de estas iniciativas es diversificar las fuentes de ingreso económico del país y disminuir la dependencia de las exportaciones de gas natural, las cuales han mostrado una tendencia decreciente en los últimos años.
Bolivia en un contexto internacional difícil
Una de las acciones que desarrolla el Gobierno es la “diplomacia comercial” que permita a Bolivia participar en bloques de integración como los BRICS y el Mercosur, declaró esta jornada el viceministro de Comercio Exterior, Huáscar Ajata.
Ajata admitió que existe un “contexto internacional muy difícil para todos los países” e indicó que algunos organismos internacionales proyectaron que las expectativas de crecimiento de las exportaciones en la región es de solamente el 2.3 %.
Asimismo, dijo que ante esto Bolivia ha trabajado en acercamientos bilaterales con Rusia y China, con este último para la venta de la semilla de chía, mientras que con Chile se acordó la exportación de lácteos y con Egipto la comercialización de carne de res y pollo.
El viceministro indicó que las exportaciones de los productos no tradicionales superaron al rubro de los hidrocarburos, que hace algunos años era el más importante del país.
Entre las principales exportaciones no tradicionales de Bolivia están la castaña, con 146 millones de dólares; la carne de res, que alcanzó los 144 millones, y urea, con 93 millones, entre otras.
En un reciente discurso, el presidente de Bolivia, Luis Arce, describió el año 2024 como el más desafiante de su mandato, aunque enfatizó que el país evitó la recesión a pesar de una notable desaceleración económica.
Según el Instituto Nacional de Estadísticas, Bolivia experimentó una inflación acumulada del 8.82 % a principios de diciembre, la cifra más elevada en los últimos dieciséis años.
Esta situación ha provocado protestas de diversos grupos, incluyendo amas de casa, transportistas y comerciantes, quienes han exigido al gobierno medidas efectivas.
En respuesta, el Ejecutivo ha implementado acciones como la eliminación de aranceles para ciertos productos importados, la suspensión temporal de la exportación de aceite comestible y el refuerzo de la seguridad fronteriza para prevenir la venta de alimentos bolivianos en países vecinos.
(Con información de EFE)