El Centro Nacional de Sanidad Animal (CENASA) informó sobre el refuerzo de las acciones de vigilancia y control epidemiológico frente a la brucelosis, una enfermedad zoonótica que continúa afectando severamente la producción ganadera en la isla y representa un riesgo permanente para la salud de la población.
La medida, según informó Granma, busca contener los brotes de una infección bacteriana que genera cuantiosos perjuicios económicos al sector agropecuario nacional.
Según una publicación oficial en la página web del Ministerio de la Agricultura (MINAG), especialistas del CENASA ratificaron que “la enfermedad provoca pérdidas económicas por abortos en el ganado, disminución de la fertilidad y reducción de la producción de leche, lo que impacta directamente en la disponibilidad de alimentos y en el comercio internacional de productos pecuarios”.
El enfrentamiento a la enfermedad requiere de un esfuerzo sostenido y de considerables recursos financieros. Al respecto, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) reconoce que “los programas de control y erradicación requieren inversiones significativas”, por lo cual en Cuba se trabaja de manera coordinada entre el MINAG y el Ministerio de Salud Pública (MINSAP) para optimizar las capacidades técnicas y humanas disponibles.
Las autoridades sanitarias hicieron un llamado de alerta sobre los modos de transmisión a los humanos. El CENASA precisó que “la brucelosis puede transmitirse a los humanos por contacto directo con animales infectados, consumo de productos lácteos no pasteurizados o inhalación de aerosoles, lo que convierte a los trabajadores de mataderos, veterinarios y productores en grupos de riesgo”.
Este carácter ocupacional de la enfermedad demanda estrictas medidas de bioseguridad en las unidades productivas.
Un desafío adicional para los programas de control es la presencia del patógeno en la fauna silvestre. La institución recordó que “la enfermedad también afecta a la fauna silvestre, como ciervos y cerdos salvajes, que actúan como reservorios y complican los esfuerzos de erradicación al transmitirla nuevamente al ganado”, lo que exige una estrategia de vigilancia integral que abarque también estos ecosistemas.
Como parte de la estrategia nacional, se mantiene de forma constante un programa que incluye la identificación de rebaños, la notificación temprana de casos y la vigilancia epidemiológica en animales y humanos, con el objetivo final de reducir la incidencia y proteger la salud de la población.
En sus declaraciones, las autoridades sanitarias subrayaron que “la detección oportuna y la cooperación interinstitucional resultan esenciales para enfrentar la enfermedad y garantizar la seguridad alimentaria del país”, destacando la importancia de la responsabilidad compartida entre el sector estatal y los productores para lograr resultados efectivos.