Filas interminables, poca disponibilidad de efectivo, límites para realizar extracciones, malestar, demora. Ese es, desde hace tiempo, el panorama de la mayoría de las sucursales bancarias del país.
Basta un recorrido a cualquier hora para comprobarlo. “Cuando no es la corriente, es la falta de dinero o la conexión. El caso es que cada día a uno se le hace más difícil cobrar”, se lamenta Carlos Trujillo, desde el final de la cola para acceder a uno de los cajeros automáticos de la calle Martí, en la ciudad de Pinar del Río.
Cuenta que antes había pasado por el del reparto Raúl Sánchez, “pero estaba imposible”, y por otros dos, en el centro de la ciudad, que se encontraban fuera de servicio.
Niurka Coste, directora provincial del Banco Popular de Ahorro (BPA) en Vueltabajo, explica que el problema responde a que la cantidad de dinero que ha estado saliendo de la institución en el último año es muy superior a la que vuelve, y eso la ha colocado en una posición complicada.
En las 41 sucursales del BPA en territorio pinareño, por ejemplo, se estima que durante 2024 solo retornó como promedio alrededor del 52% de los montos emitidos.
En otras palabras: por cada cien pesos que salieron del banco, 48 no regresaron.
Aun cuando no han faltado las acciones para reducir la dependencia del dinero físico, en aras de facilitarles a la población y a los distintos actores económicos la operación de sus finanzas de manera electrónica, el proceso ha dejado luces y sombras.
Entre los que han sabido adaptarse a él está la División Territorial de ETECSA, en la cual, a partir de las herramientas creadas para que los clientes puedan autogestionarse sus servicios, se logró en el último año que cerca del 98% de los ingresos fueran por la vía digital.
“Hoy usted puede recargar el móvil o la tarjeta propia, adquirir paquetes de datos, pagar la factura telefónica o la del Nauta Hogar, y hasta cambiar su velocidad de conexión desde su celular, sin necesidad de ir a nuestras oficinas”, comenta Alexis Lemus, jefe del Departamento Comercial de la entidad en Pinar del Río.
Más de 185 000 pinareños cobran en la actualidad a través de tarjetas magnéticas, y el 92% de los 16 031 comercios físicos tienen asociados comercios virtuales, también como resultado de la bancarización.
¿Con dinero y sin dinero?
Sin embargo, la demanda de efectivo sigue siendo un problema para las unidades bancarias.
La situación es generalizada, pero sin duda se hace más difícil en las ocho cabeceras municipales que no poseen cajeros (solo tienen la ciudad de Pinar del Río y los poblados de Viñales y Sandino) y en las zonas rurales, donde es preciso recorrer varios kilómetros para llegar a un banco o a una Cadeca.
El servicio de Caja Extra, creado con el objetivo de contar con nuevos puntos para la extracción de efectivo, tampoco ha logrado el impacto deseado, pues en muchos lugares la población refiere que nunca hay dinero, y en otros sí lo tienen, pero la gente no lo sabe.
Con el propósito de encontrar soluciones, el Gobierno Provincial evalúa el tema todos los martes, en presencia de los directores de los organismos y entidades implicadas.
Estos análisis arrojan que alrededor del 47% de las mipymes, cooperativas no agropecuarias y trabajadores por cuenta propia no están haciendo uso de las cuentas fiscales en las que deben depositar, periódicamente, sus ingresos al banco, y que 8 700 de ellos ni siquiera las han creado —aun cuando es uno de los requisitos que dispone la ley—, en una postura que parece estar asociada a la evasión fiscal.
Pero el sector estatal tampoco ha estado predicando con el ejemplo. Así lo demuestran los cientos de unidades en las que sigue siendo imposible pagar por la vía electrónica.
Sucede, por ejemplo, en mercados agropecuarios, a pesar de las sumas enormes que mueven mensualmente.
El asunto no es nuevo. En octubre de 2023, Clara Ileana Ballart, jefa del Centro Territorial de la Empresa Xetid en Pinar del Río, le aseguraba a Granma que las entidades del sector agropecuario tenían en su poder un total de 68 códigos Qr de ventas minoristas y 22 mayoristas, casi todos vigentes desde 2021.
“Con todo ese tiempo, es para que fueran especialistas en pagos electrónicos”, opinaba la funcionaria, y advertía que “los códigos Qr existen, están en manos de las empresas. Si los utilizan o no, ya ese es otro asunto”.
El coordinador de programas y objetivos del Gobierno Provincial de Pinar del Río, Calex Edilio González, lo reconocía recientemente, y señalaba que, si este programa tiene tanta importancia para el Estado, el sector estatal no puede funcionar de espaldas a él.
Cuando se quiere, ¿se puede?
El aumento del uso de los canales digitales, sin embargo, no solo depende de la voluntad de las personas. Si bien en Pinar del Río la cobertura celular por la red 2G alcanza un 97% de la provincia, y la 3G un 70%, lo cual hace que se pueda utilizar la plataforma Transfermóvil en casi todo el territorio, las cifras cambian cuando falla la electricidad.
Manuel Milián, director de ETECSA en Vueltabajo, explica que su entidad posee 289 radiobases para la telefonía móvil, ubicadas en 128 sitios.
“La gran mayoría no dispone de plantas emergentes y, cuando se va la corriente, se apagan. En dependencia del porciento de la provincia que posea energía, será el de radiobases funcionando y de lugares con cobertura”, dice.
El directivo precisa que Pinar del Río ha llegado a tener apagado, al mismo tiempo, el 72% de las instalaciones en las que se hallan sus radiobases, y ello, por supuesto, significa una afectación enorme de los servicios móviles, incluyendo los asociados a la bancarización.
No es el único obstáculo relacionado con las condiciones tecnológicas. “El banco BANDEC presenta problemas en estos momentos”, se lee en la pantalla del teléfono de Alina Cabrera, una usuaria habitual de las plataformas digitales. “Ya lleva una hora así. Ayer me pasó lo mismo, no me dejó concretar ninguna operación”.
“Por eso la gente prefiere tener el dinero en la mano; porque, cuando hay ocho, 10 o 12 horas de apagón, o cuando la aplicación no te funciona, ¿cómo pagas algo que necesitas, si no es con efectivo?”, se pregunta Rosa García.
El asunto va más allá de las mipymes, cooperativas y trabajadores por cuenta propia. Yoania Ramos, jefa de Banca Electrónica del Banco de Crédito y Comercio (BANDEC) en Pinar del Río, admite que “el dinero se ha ido quedando en la calle. No solamente entre los actores económicos. También en las personas. La gente está guardando su dinero porque no quiere ponerlo en el banco”.
La Directora del BPA asegura que las dificultades con el efectivo son algo sin precedentes, y reconoce que han traído consigo que se pierda la confianza en la institución.
Pero, independientemente de los fallos en la red celular y el rechazo de algunos a usar los canales de pago electrónicos, hay algo que no concuerda en torno al tema.
Si antes de que iniciara la bancarización, cuando solo existía el dinero físico, nunca hubo un déficit como el actual, ¿cómo es posible que con miles de códigos Qr y pasarelas de pago, por las que mensualmente se mueven millones de pesos de manera digital, haya tanta tensión en las arcas de los bancos?
Para que se tenga una idea, solo la División Territorial de ETECSA ingresó más de 2 000 millones por la vía electrónica en 2024.
Para la Directora de la BPA, la explicación está en la inflación tan grande que se ha suscitado, y aunque se ha inyectado dinero, considera que “no ha sido al ritmo de los precios que hay, y de la necesidad”.
O sea, que en vez de darse como un proceso natural, como tantos que han existido con la evolución de las tecnologías, la bancarización ha estado atravesada por las urgencias provocadas por algunas de las distorsiones experimentadas por la economía cubana, sin que estuvieran todas las condiciones necesarias.
De ahí los tropiezos y la reticencia de mucha gente, e incluso las reservas para depositar su dinero en el banco.
“No podemos pretender que el desarrollo signifique más problemas para las personas, porque de esa manera no es desarrollo”, afirma la pinareña Kenia López.
El desafío, entonces, está en corregir sobre la marcha algo que no inició con buen pie, haciendo que la gente perciba lo ventajoso que puede ser, perfeccionando mecanismos, facilitando el acceso, combatiendo la evasión fiscal y exigiéndole a quienes se niegan a aceptar las transferencias por la comercialización de bienes o servicios, que lo hagan.
Rolando Martínez, otro de los tantos cubanos que ha tenido experiencias buenas y malas, lo resume de manera sencilla: “Aquí sucede como en el matrimonio; para que funcione, todas las partes tienen que querer casarse”.
(Tomado de Granma)
Un comentario
El problema mayor de los bancos por lo menos en mi pueblo es que las operaciones bancarias se han multiplicado por cientos de veces y en los bancos siguen habiendo 3 cajeros como en los años 70 y nadie ve eso el que sufre es el pueblo