El cerebro humano genera imágenes mentales a partir de la asociación de palabras con experiencias imaginadas o vividas. La mención de la controvertida bancarización evoca largas filas en cajeros automáticos y errores en transacciones, pues la medida ha llegado para transformar la dinámica económica de los hogares y convertir la extracción del dinero en una agonía.
A principios de agosto de 2023, el Banco Central de Cuba (BCC) argumentaba que su implementación busca proporcionar a la sociedad acceso y uso de servicios bancarios y financieros, como pagos, ahorro y crédito, mediante instrumentos y canales electrónicos, en lugar de depender del efectivo.
Así lo expresó el primer ministro Manuel Marrero Cruz ese año durante una reunión del comité ejecutivo del consejo de ministros: “Convencido de que lo que se está haciendo es lo correcto y ese es el camino que sigue el mundo hoy”. Sin embargo, persiste la pregunta: ¿Cuba se encuentra preparada para el cambio?
La República Popular China, por ejemplo, puede aladear de una economía sin efectivo, país donde resulta común utilizar teléfonos y pagar artículos a través de WeChat Pay y Alipay, métodos muy populares en la nación asiática.
En nuestra región se aprecian transformaciones significativas. El artículo “Una revolución de pagos instantáneos en América Latina”, difundido en el sitio web del Banco Mundial, recoge el notable aumento del número per cápita al pasar de casi cero en 2019 a registros de un 24 por ciento en Brasil y 12 por ciento en Costa Rica.
Cuba, distante del desarrollo de esas naciones, igualmente evidencia progresos, validado por Mayra Arevich, ministra de Comunicaciones, en el cuarto período de sesiones de la X Legislatura de la Asamblea Nacional: Se incrementaron los pagos electrónicos en los servicios de electricidad (81 por ciento), telefonía (87 por ciento), gas (80 por ciento) y agua (14.8 por ciento). Tras la pandemia, abonar las prestaciones esenciales a través de plataformas digitales se convirtió en un alivio. Mas, aparentemente, el camino parece sencillo: si todos nos ponemos de acuerdo, bancarizamos el país. Solo quedaría convencer a choferes, carretilleros, vendedores del agro y zapateros, entre otros, para que se sumen al proceso.
Juanqui, local de Marianao, manifestó: “Es más fácil contar unos billetes que esperar un mensaje de confirmación, el cual, en muchas ocasiones, tarda en llegar o no se recibe, y viene la duda de si se realizó la transferencia”. En la actualidad, las dos pasarelas más utilizadas son Transfermóvil y EnZona, desarrollada por la Empresa de Telecomunicaciones (Etecsa) y Xetid, respectivamente, las que requieren poseer un teléfono móvil compatible, problema adicional a la implementación de la resolución 111 del BCC: no todos los cubanos tienen acceso a un dispositivo adecuado.
En un recorrido por varias entidades bancarias, Bohemia constató la presencia de personas mayores en largas colas para retirar el salario. La falta de alfabetización tecnológica de este grupo etario los convierte en el sector más vulnerable en la digitalización económica, al considerarse que el 24.4 por ciento de la población tiene 60 años o más, de acuerdo con el Anuario Demográfico de Cuba 2023.
Al respecto, ¿cuál sería la alternativa? ¿Los cajeros automáticos, que escasean en muchos municipios y, en los que se localizan, a menudo se hallan inoperativos o sin dinero?
Con el bolsillo “lleno” la realidad se simplifica. Ya lo decía mi abuelo: “con plata baila hasta el mono”.
Ponerle el cascabel al fisco
Hay noticias presentadas como una especie de comedia de enredos, salvo por el hecho de que su significado en el panorama cotidiano reafirman las perogrulladas; esos secretos a voces en cada esquina al encontrarnos con situaciones similares.
En la calle el efectivo sigue siendo el rey y vale la pena preguntarse cómo realizar una compra sin recurrir a una galería de trucos. No lo decimos nosotros, pues también lo vivimos cuando el “socio” de la esquina anuncia que acepta únicamente dinero físico o por transferencia si el monto a pagar supera los 2 000 pesos (¡Claro, porque la economía se mueve con esfuerzo!); lo atestiguan los datos que podrían asustar a cualquier contador: de las 515 949 cuentas bancarias fiscales abiertas, con saldo cero constan unas 286 040, el 65.4 por ciento.
En un sondeo por una veintena de establecimientos comerciales de la concurrida avenida Ayestarán, en La Habana, este equipo reporteril pudo comprobar que fuera de los dígitos oficiales, en muchas bodegas y agromercados, por ejemplo, los códigos QR funcionan como adorno en vez de ser herramientas útiles.
De la misma manera sucedió en varios puntos con ventas de pollo y aceite, productos esenciales en la casa del cubano. En uno de ellos, el dependiente dejó claro desde el primer momento: “Dinero en mano, si no, ni hagan la cola”. Aclaración sin asombro para quienes estaban tratando de hacerse con el congelado cárnico en esta jungla comercial.
“La nueva moda es que la única pasarela de pago disponible ahora resulta ser EnZona, cuando con anterioridad se empleaba Transfermóvil en esos lugares”, nos comentó un señor ya mayor.
En respuesta al “lloraʹo” o reclamación de una compradora, siempre hallamos algún vendedor dispuesto a “ofrecer” una solución de pago en línea, porque la tarjeta fiscal “puede recibir un límite de dinero diario”.
–“Tranquila, abuela, la vamos a ayudar”, subrayó la última palabra, dirigiendo su mirada a los presentes mientras mostraba la cuenta personal; el gesto parecía más un acuerdo encubierto que un servicio al cliente.
“Te toca aceptar lo que digan, porque tú eres la necesitada”, señaló resignada una mamá que venía junto a su hijo de cinco años de una larga espera para conseguir un kilogramo de azúcar y unas libras de picadillo, y le negaron la opción de transferencia electrónica.

En resumen, esos evasores, pícaros y pilluelos de la ley tributaria y del derecho al consumidor continúan burlando esta implementación a diestra y siniestra; una cadena de mando en la que el comprador tiene las de perder en caso de no disponer del efectivo.
Aunque se ha logrado reducir el flujo monetario del mercado negro —referido a la moneda nacional— que pululó en las publicaciones de los grupos de Facebook al anunciarse la puesta en vigor de dichas medidas en agosto de 2023, permanece su escasez.
Las autoridades han establecido que la norma y sus posibilidades se instauren de forma paulatina, en especial cuando el pago tradicional constituye la elección preferida de un número significativo de usuarios.
En el mapa de la bancarización, hasta junio de 2024, más del 70 por ciento del abono de los contribuyentes, incluyendo personas naturales y jurídicas, se desarrollaron a través de las aplicaciones digitales, según Cubadebate. Pese a todas las facilidades creadas para abrir las cuentas bancarias fiscales, el bolígrafo rojo lo marca la subdeclaración de impuestos, en la que todavía incide la insuficiente exigencia estatal ante desacatos y desobediencia.
Por otra parte, las multas y medidas adoptadas, en materia de deudas y violaciones, escanean un contexto donde el dueño del negocio o el expendedor bailan su propia música. “La cantidad de cuentas pendientes de abrir y con saldo cero exige aplicar medidas de mayor envergadura”, sostenía el primer ministro en el Parlamento cubano.
Los actores económicos no estatales realizan sinnúmero de operaciones que prefieren mantener en la sombra. Algunos lo hacen con el fin de eludir impuestos, en tanto otros se ven involucrados en movimientos ilícitos que facilitan la compraventa de divisas debido a la dificultad del sistema bancario de satisfacer la demanda de los volúmenes deseados, máxime las mipymes.
No da la lista con el billete si se destinan divisas a la importación de bienes y luego se debe recuperar la inversión en moneda nacional “bancarizada”.
Frente a la inquietud de cómo ponerle el cascabel al fisco, esperemos que la respuesta no quede en el salón de espera.
Don Dinero, poderoso caballero
A casi año y medio de puesta en vigor de la resolución del BCC, se presumía que los problemas de falta de efectivo en las sucursales bancarias y cajeros automáticos del país se aliviarían. En la práctica, el tiro ha salido por la culata; pero en esta vida no todo es luz-sombra, y justo reconocer que la bancarización no ha sido la única responsable del problema ni tampoco la causante.
En 2019, la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI) reportaba una circulación, en manos de la población, de cerca de 59 493 millones de pesos. La cifra, lejos de reflejar riqueza, creció en 2022 al alcanzar los 287 319 millones de pesos. Si miramos con lupa, de 2000-2019 las estadísticas se mantuvieron estables con un crecimiento aproximado del 10 por ciento anual. Las alarmas se encendieron en el bienio 2020-2022 cuando el promedio escaló un 64 por ciento en cada año.
Para comprender bien, en términos de oferta monetaria el efectivo circulante representaba en 2019 el 55 por ciento frente a las cuentas de ahorro y al cierre de 2023 se disparó al 73 por ciento.
Se podría pensar que ese efectivo faltante en monederos y billeteras se encontraba bajo los colchones de pequeños y medianos empresarios y cuentapropistas y, en menor medida, de ahorristas comunes. La inexistencia de una tasa de cambio que garantice acceso estable a divisas obliga a acumular grandes sumas para adquirir dólares en un “intercambio” no oficial.

En noviembre de 2023, Joaquín Alfonso Vázquez, en aquel momento presidente del BCC y hoy ministro de Economía y Planificación, reconoció en el espacio televisivo de la Mesa Redonda la retención de efectivo por ciertos actores no estatales, considerándola de perjudicial para la economía nacional. Además, evidenció la falta de un plan para revertir la situación al explicar que el fenómeno se origina por la reducción de ofertas y el incremento de participantes en el mercado.
Este escenario complica la capacidad del sistema bancario de hacer crecer el fondo de préstamos necesario para financiar a los sectores estatal y privado y, por ende, dificulta la transparencia financiera.
Concerniente al tema, Marrero Cruz anunció en diciembre de 2024 la implementación de una tasa de cambio flotante en 2025, la cual variará teniendo en cuenta la oferta y la demanda, y podría ofrecer solución a una de las distorsiones que agravan la crisis financiera: el mercado paralelo de divisas.
La Tarea Ordenamiento no cumplió sus objetivos iniciales; en lugar de suprimir distorsiones, multiplicó los problemas y, para colmo, sometió una economía ya debilitada a lidiar con múltiples monedas, tasas de cambio y una inflación desbordante. En respuesta ante la constante escasez de dinero, las autoridades instan el uso de pasarelas de pago en todos los comercios. Entonces, ¿qué ocurre cuando del otro lado del mostrador hay resistencia en acatar lo establecido o cuando la coyuntura energética obstaculiza el proceso?
Juana Lilia Delgado Portal, ministra-presidenta del BCC, se refirió en julio del año pasado a la relación entre el efectivo fuera del sistema bancario y los pagos digitales. En ese tiempo indicó que existía el 3.77 por ciento, es decir, “por cada peso en efectivo en circulación, solo tres centavos se manejan de forma digital”.
Bohemia lo verificó en la extensa fila que aguardaba en la Sucursal 250 del Banco Metropolitano de la calle Línea y Paseo. “Nadie en su sano juicio guarda el dinero en el banco si después te prohíben sacarlo”, afirmaron algunos usuarios.
Esa misma desconfianza también se percibió en dependencias de los bancos populares de ahorro y de crédito y comercio en Matanzas y Artemisa, reflejando apenas una biopsia del sentimiento generalizado entre quienes han perdido fe tras las medidas de los últimos años referidas a la unificación monetaria y cambiaria. “Donde más seguro está el dinero es conmigo”, expresó Rafael entretanto aguardaba su turno para extraer parte del monto devengado por la venta de su vivienda, y lamentó la necesidad de visitar la entidad en más de una ocasión.
En vista de tal panorama, el Estado cubano ha diseñado alternativas que, aunque brindan cierto consuelo, resultan insuficientes. Una de ellas permite extraer efectivo en la red de oficinas de las Casas de Cambio hasta 5 000 pesos, como se pudo confirmar en la ubicada en Santa Catalina y Juan Delgado, del municipio habanero Diez de Octubre.
De igual manera se han otorgado prioridades para jubilados, salarios, campesinos y ahorristas, y se habilitó el servicio de caja extra en diversos comercios, dada la imposibilidad de la expansión de la red de cajeros automáticos y sucursales bancarias.
Sin embargo, no todo es color de rosa. La propia ministra-presidenta del BCC ha expuesto el uso inadecuado, en ocasiones con fines de lucro personal, del servicio de caja extra. Asimismo, mencionó la negativa de algunos actores económicos a aceptar billetes de baja denominación y también declaró el atraso en los pagos de salarios y los destinados al sector campesino.
Maikel Monaga, joven destacado en el ámbito agrícola en el municipio de Taguasco, Sancti Spíritus, apuntó sin tapujos: “Está duro eso”, cuando se le interpeló acerca de la bancarización.
“A un ciudadano normal le limitan la extracción a 2 000 pesos”, detalló el agricultor, quien agregó que a ellos se les permite retirar un monto superior, pero todavía es insuficiente al considerarse los pagos diarios a los jornaleros y la adquisición de insumos necesarios. Aparte, el tiempo es un lujo; “el campo necesita atención todo el día”, refirió el productor por la larga espera y aglomeraciones vividas en su territorio como resultado de las restringidas cuotas de extracción.
Para comprender la disminución del flujo monetario en las arcas estatales es fundamental considerar que la llamada Tarea de Ordenamiento y su reforma monetaria generaron una caída en la seguridad hacia las entidades bancarias y una preferencia notable por el efectivo en lugar de la moneda “bancarizada”.
Constituye obviedad que el dinero saliente de los bancos no regresa. La imposibilidad de acceder a los fondos en el momento deseado, junto con tasas de interés poco atractivas, mantenidas luego del reordenamiento, ha llevado a un número de personas a retirar el patrimonio personal.
A su vez, resulta desmotivador conservar el dinero en las bóvedas, ya que, por la devaluación e inconvertibilidad del peso cubano y la inflación creciente, los ahorros tienden a disminuir.
Se suma además una exigua red de cajeros automáticos con fallas y roturas, sin que la industria nacional cuente con la capacidad para reemplazar las piezas o con divisas en función de nuevas inversiones.
Por otra parte, una significativa descapitalización en la fuerza laboral bancaria, acentuada por el éxodo de profesionales hacia sectores con mejores remuneraciones, afecta el despliegue de esta política crucial, transversal a todas las áreas de la economía.
El desbalance en el presupuesto estatal, que se traduce en un gasto público mayor que los ingresos, ha sido cubierto mediante la emisión de dinero sin respaldo productivo aparente. La nación enfrenta la imposibilidad de imprimir más masa monetaria debido a problemas de liquidez. En otras palabras, el dinero está presente, pero no disponible.
Referido a ello, Joaquín Alfonso Vázquez, en noviembre de 2023, destacó el alto costo del efectivo como uno de los principales estímulos para impulsar la digitalización: “Usar billetes implica importar papel y tintas, mantener el equipamiento; después de su emisión, hay que transportarlos, distribuirlos y contarlos; tras alrededor de 10 movimientos en la economía, se deterioran, lo que lleva a destruirlos y volver a producirlos. Esto representa un costo permanente en todas las operaciones bancarias, requiriendo gran esfuerzo laboral, equipamiento y consumo energético”.
(Tomado de Bohemia)