Empresa estatal y sector privado: Un engranaje esencial para la economía cubana

Producción de envases en Envametal. Foto: Enrique González (Enro)/Cubadebate.

El primer acercamiento entre Envacaribe y el sector estatal surgió por experiencias anteriores de trabajo en varios eventos con empresas nacionales y proveedores extranjeros del sector de envase y embalaje, explicó a Cubadebate Glenda Velázquez, directora de esta mipyme constituida a finales de 2022.

“Sabía que la UEB Empaques Flexibles, perteneciente a Ediciones Caribe (GEMPIL), disponía de una tecnología en comodato fruto de una asociación con una empresa chilena. Esto permitió que, desde sus inicios, Envacaribe enfocara una línea de negocio en la producción de bolsas para alimentos, aportando la materia prima mientras la estatal utilizaba su infraestructura. Básicamente yo aporto el material necesario en forma de bobinas, y ellos forman las bolsas en las cantidades y formatos que se requieran”, detalla Velázquez sobre cómo funciona el encadenamiento entre ambos actores de la economía.

Producciones de Envacaribe. Foto: Facebook de la Empresa.
Producciones de Envacaribe. Foto: Facebook de la Empresa.

Entre los beneficios, destaca el capital humano: “son personas con mucha experiencia en el sector… a través de ellos se nos acercan muchos clientes”. Sin embargo, las diferencias operativas son notorias. Señala problemas como el transporte, los apagones, los horarios reducidos y las prioridades gubernamentales que frenan la producción. “Esto, en muchas ocasiones, no nos permite llevar los ritmos que nos gustaría”, admite.

Pero más allá de lo logístico, el mayor desafío es cultural. “Sí, estoy segura de que existen trabas, tabúes e incluso desconfianza”, afirma. El sector privado dice, sigue siendo visto como un “mal necesario”. En su caso, incluso se planteó que Envacaribe asumiera la administración de la fábrica estatal, proveyendo tecnología y materia prima, pero el proyecto se estancó por “condiciones que nos plantean, autorizaciones necesarias, mentalidades e incertidumbre”.

Ante estas dificultades, Velázquez sugiere una solución práctica: “Siempre he pensado que debería existir una base de datos nacional accesible al sector privado”, donde se listen capacidades ociosas del Estado (tecnologías, espacios, recursos) para evitar “tocar puertas equivocadas”.

Su testimonio refleja una paradoja: mientras el gobierno promueve los encadenamientos, en la práctica persisten barreras que limitan su potencial. La experiencia de Envacaribe muestra que, sin cambios estructurales y mayor flexibilidad, estos vínculos seguirán siendo más una aspiración que una realidad.

Del marco legal a la práctica: Los desafíos y avances del encadenamiento productivo en Cuba

La subutilización de capacidades en el sector industrial cubano, producto de limitaciones en el acceso a materias primas y financiamiento, podría encontrar solución mediante estrategias integradoras.

El encadenamiento productivo, establecido como política económica en 2021, se presenta como una alternativa para articular a empresas estatales, inversión extranjera, firmas mixtas y el sector no estatal en cadenas de valor eficientes. Este modelo no solo permite optimizar recursos, sino que potencia la colaboración entre actores económicos para incrementar la eficiencia, reducir plazos y mejorar la competitividad.

Frente a este panorama, las autoridades cubanas priorizan el fortalecimiento de la empresa estatal y su vínculo con otros sectores económicos, una medida esencial para dinamizar industrias estratégicas y aprovechar las capacidades productivas locales.

¿Cómo avanza actualmente este proceso? ¿Qué obstáculos y oportunidades enfrenta? Si bien el marco legal para la cooperación entre el sector estatal y no estatal quedó establecido en los primeros decretos sobre nuevas formas de gestión económica, su aplicación concreta ha demandado un período de ajuste y formación. Así lo destacó en diálogo con Cubadebate, Amado Isaac de Armas Abreu, director de Recursos Humanos y Actores Económicos del Ministerio de Industrias (MINDUS).

Desde la aprobación de los primeros decretos sobre nuevas formas de gestión —tanto estatales como no estatales—, el encadenamiento productivo quedó formalmente establecido como marco legal para la vinculación entre empresas estatales y actores económicos no estatales. No obstante, su implementación concreta enfrentó desafíos significativos en la etapa inicial.

“El empresariado cubano no estaba acostumbrado a operar bajo este esquema de colaboración”, reconoció Amado Isaac de Armas Abreu. La transición requirió un proceso gradual de capacitación, adopción de buenas prácticas y demostración mediante casos exitosos. Particular atención se dedicó a la preparación continua de cuadros y trabajadores, con énfasis en el desarrollo de habilidades directivas.

Actualmente, este esfuerzo formativo se mantiene sistemático. “En los últimos cuatro años hemos implementado un programa constante de cursos y diplomados, incluyendo semanas intensivas de preparación para directivos empresariales”, destacó el funcionario. Este proceso de aprendizaje institucional ha sido clave para superar las resistencias iniciales y consolidar progresivamente los encadenamientos productivos.

El programa de formación para directivos abarca un espectro amplio de conocimientos esenciales, desde gestión contractual y logística integrada hasta finanzas empresariales y control de calidad. “Buscamos que los cuadros comprendan que el encadenamiento productivo no es solo un marco legal disponible, sino una herramienta concreta para mejorar la eficiencia y optimizar costos”, explicó el directivo.

Este esfuerzo formativo cuenta con el acompañamiento permanente del Ministerio de Economía y Planificación (MEP). “Hemos trabajado estrechamente, basándonos en los reglamentos, estatutos y normativas legales que sustentan este proceso”, detalló.

El resultado de esta preparación sostenida se materializa hoy, aunque insuficiente,  en la integración entre empresas estatales y otras formas de gestión económica. “Ese trabajo sistemático nos proporcionó las herramientas necesarias para hacer realidad estos vínculos productivos”, remarcó el representante del MINDUS.

¿Qué resultados concretos tienen hasta la fecha en esta modalidad?

El Ministerio de Industrias reporta avances significativos en la implementación del encadenamiento productivo, con más de 2 700 contratos activos que vinculan empresas estatales con otras formas de gestión. Estas alianzas se materializan principalmente en tres modalidades: producción y servicios, arrendamiento de locales y servicios de transportación.

La forma de contratación más extendida y estratégica es la de producción y servicios, que concentra más de 2 000 acuerdos, representando el 75% del total. En este esquema, las empresas estatales aportan su conocimiento técnico, capacidades productivas, tecnología y personal calificado, mientras que el sector no estatal contribuye con materias primas, financiamiento y gestión de servicios. “Esta es la relación más productiva y la que consideramos nuestra principal fortaleza”, destacó el directivo.

Este modelo colaborativo ha demostrado un impacto positivo en múltiples dimensiones: garantiza empleo calificado, da continuidad a los procesos productivos, permite la transferencia tecnológica, eleva la calidad de los productos y, fundamentalmente, genera utilidades para las empresas estatales. “Muchas de nuestras empresas hoy logran rentabilidad gracias a estos acuerdos”, afirmó.

Si bien se reconocen como válidas las otras formas de contratación -arrendamientos y transportación-, las autoridades priorizan los encadenamientos productivos por su capacidad de transformación industrial. “Estos acuerdos son los que realmente generan valor agregado y desarrollo productivo”, subrayó el representante ministerial, subrayando el carácter estratégico de esta política para la economía cubana.

En medio del difícil contexto en que opera la economía cubana actual, ¿podría mencionar alguna experiencia positiva de encadenamiento productivo entre el sector estatal y el no estatal en Cuba?

Nosotros tenemos tres grupos que son líderes en el encadenamiento, pero el efecto más significativo se observa en los grupos de reciclaje. ¿Por qué? Por la naturaleza del reciclaje y porque ya había una relación de trabajo con esas formas de gestión.

En la industria ligera, que por la naturaleza de sus actividades permite una gran cantidad de trabajadores por cuenta propia y MiPymes en la producción del calzado y confecciones. Este sector tiene cuatro empresas fundamentales que garantizan continuidad productiva a partir del vínculo con otras formas de gestión.

Por ejemplo, la empresa Sarex tiene relación con un TCP en Villa Clara que produce la racia fibrilada, muy importante para la agricultura. La Empresa del Mueble ha establecido una alianza estratégica con la Cooperativa no Agropecuaria (CNA) de Güines y la mipyme Huellas, logrando resultados destacables en la calidad productiva. Gracias a esta sinergia, han podido fabricar directamente para el sector turístico y otros organismos, consolidando un modelo de trabajo eficiente.

Además, contamos con la colaboración entre Ediciones Caribe y las mipymes Envacons y Envacaribe para la fabricación de bolsas de polietileno. Asimismo, el encadenamiento productivo entre Suchel y Contruconfort ha sido clave en la producción sostenible de químicos, jabones y perfumes, garantizando la continuidad de los flujos productivos.

La alianza estratégica entre Envametal y las mipymes Encargo y Media Luna ha permitido la producción de más de 300 000 envases metálicos para conservas. Esta colaboración ha garantizado la continuidad de la línea de producción, generado incrementos salariales y mejorado los indicadores económicos de la empresa.

¿Qué mecanismos ha implementado el Ministerio de Industrias para eliminar obstáculos burocráticos o financieros que limitan los encadenamientos?

No pudiéramos hablar de una falta de producción o de materias primas sin mencionar el bloqueo. Nuestras empresas se encuentran entre las más afectadas para operar con normalidad. Muchas dependen de insumos importados, mercados lejanos y financiamiento externo, lo que encarece los procesos.

En este contexto, gestionamos de manera permanente mecanismos de financiamiento y adecuaciones normativas a través del MINCEX, MINREX y el MEP, con el objetivo de acceder a líneas crediticias con condiciones favorables. Paralelamente, implementamos estrategias de diversificación productiva para optimizar costos y fortalecemos alianzas con el sector no estatal mediante encadenamientos productivos.

¿Cuál es el mayor obstáculo que persiste?

El cambio de mentalidad. Algunos directores aún ven al sector no estatal como competencia en lugar de aliado. Ha sido muy complicado establecer esa relación simplemente por la cultura que tenía el empresariado cubano. Por eso insistimos en que el encadenamiento es una política de Estado, no una opción. La economía cubana necesita que todos los actores trabajen en conjunto.

A nuestro sector empresarial les pedimos que aprovechen las oportunidades que brinda esta estrategia. El encadenamiento bien aplicado reduce importaciones, estimula la producción nacional y, en definitiva, fortalece nuestra soberanía económica.

Hoy todas las formas de gestión económica en Cuba fueron creadas por la Revolución. Muchos de los actores no estatales provienen de empresas estatales, fueron formados por la industria y hoy contribuyen al desarrollo del país. Esta es una política de ganar-ganar: gana el país, gana la empresa estatal y ganan los emprendedores.

El encadenamiento productivo no es solo una alternativa, es una necesidad en tiempos de crisis. Y los resultados, aunque aún incipientes, demuestran que es el camino correcto.

Envametal: Envases producidos en Cuba con esquema cooperativo

Norge Uliver Monteagudo, director general de Envametal. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate.
Norge Uliver Monteagudo, director general de Envametal. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate.

Norge Uliver Monteagudo, director general de Envametal, explicó a Cubadebate que la oportunidad de impulsar la producción nacional de envases surgió ante la falta de financiamiento del esquema central. Este modelo, desarrollado desde finales de 2023 e inicios de 2024, comenzó con la colaboración de una primera mipyme para la importación de materias primas.

Producción de envases en Envametal. Foto: Cortesía de la fuente.
Producción de envases en Envametal. Foto: Cortesía de la fuente.

“Después de esa mipyme, buscamos en los escenarios las leyes que nos permitieran establecer esquemas de contrato”, señaló Monteagudo. “Ahí está la clave: potenciar las habilidades de cada parte en la conformación del producto final. Ellos tenían un esquema financiero legalizado y sostenible; nosotros, la industria”.

Producción de envases en Envametal. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate.
Producción de envases en Envametal. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate.

El modelo funciona sin incrementar los valores de producción ni las utilidades. “Se trabaja a costo: ellos ponen su parte, nosotros la nuestra, y según el esquema de negocio, se obtienen beneficios”, detalló.

Una parte de las ganancias se destina a materias primas para sectores priorizados, como conservas y vegetales, apoyando a industrias sin acceso a divisas. La otra se reinvierte en la propia empresa.

“El cooperante, ya sea estatal o no estatal, aporta materias primas, repuestos o insumos necesarios”, explicó. “Todo se basa en costos: saber calcularlos y que cada parte contribuya”.

Producción de envases en Envametal. Foto: Cortesía de la fuente.
Producción de envases en Envametal. Foto: Cortesía de la fuente.

Uno de los mayores desafíos es la dualidad monetaria: mientras las mipymes y el sector no estatal operan a 120 pesos por dólar, el estatal lo hace a 24. “Por eso equiparamos todas las operaciones en dólares, para evitar distorsiones”, remarcó.

Producción de envases en Envametal. Foto: Enrique González (Enro)/Cubadebate.
Producción de envases en Envametal. Foto: Enrique González (Enro)/Cubadebate.

Actualmente, producir un envase cuesta 1,30 dólares: el 80% (metal) lo financia el socio cooperante, y el 20% (insumos, repuestos, combustible) lo asume Envametal. “En un contenedor para 100.000 envases, 80.000 corresponden a la gestión cooperada y 20.000 al negocio de la empresa”, precisó.

“Cuando una entidad con capital financiero se acerca a nosotros, no le creamos obstáculos. Por el contrario, los orientamos y guiamos a través de nuestros procedimientos establecidos, los cuales tenemos perfectamente claros y documentados. Trabajamos principalmente con proveedores españoles, con quienes mantenemos relaciones comerciales consolidadas”, afirmó.

Producción de envases en Envametal. Foto: Cortesía de la fuente.
Producción de envases en Envametal. Foto: Cortesía de la fuente.

Si se trata de un nuevo proveedor, seguimos un protocolo estricto, subraya Uliver Monteagudo : solicitamos muestras del producto, las sometemos a todas las pruebas de calidad requeridas y, una vez verificados los estándares, procedemos a formalizar el negocio. Este proceso garantiza que solo trabajemos con materiales que cumplan nuestras exigencias técnicas.

“Nuestra filosofía es clara: facilitar los procesos comerciales sin sacrificar la calidad. Cuando un socio potencial demuestra ser confiable y sus productos pasan nuestros controles, avanzamos sin dilaciones hacia la concreción de los acuerdos”.

Este esquema ha permitido, en lo que va de año, fabricar un millón de envases destinados a cadenas productivas de alimentos y otros sectores con dificultades para importar.

El país gana, son envases hechos en Cuba, sin necesidad de comprarlos en el exterior”, concluyó Monteagudo.

Confecciones Entaya: Una relación de éxito

Talleres de Confecciones Entaya. Foto: Yunier Sifonte/Ideas Multimedios.
Talleres de Confecciones Entaya. Foto: Yunier Sifonte/Ideas Multimedios.

Dailenys Rodríguez Guerra, especialista comercial de la mipyme Confecciones Entaya, explica con detalle cómo su empresa ha tejido una red de colaboraciones tanto con el sector privado como estatal, siendo este último su principal cliente: “La empresa tiene encadenamientos con el sector privado, teniendo en cuenta que hacemos la subcontratación de servicios de serigrafía y personalización, en este caso con un TCP”. Además, comercializan sus productos de forma mayorista con otras mipymes y proyectos de desarrollo local.

Sin embargo, el grueso de su operación se concentra en el sector estatal. “Más del 90% de nuestras ventas son a empresas estatales”, revela la especialista. En esta misma línea consideran como encadenamientos clave las importaciones de sus materias primas gestionadas a través del Fondo Cubano de Bienes Culturales y la contratación de servicios estatales de publicidad y promoción.

Foto: Enrique González (Enro)/ IDEAS Multimedios.
Foto: Enrique González (Enro)/ IDEAS Multimedios.

Sus principales compradores pertenecen a sectores vitales para la economía nacional: “Empresas de sectores estratégicos del país: la Unión Eléctrica, la Terminal de Contenedores Mariel, empresas del Grupo Empresarial Moa Níquel”, enumera. La especialista enfatiza su trabajo con el sector energético: “centrales termoeléctricas, empresas de mantenimiento, las propias empresas eléctricas hacen sus uniformes laborales con nosotros”.

Entre las desventajas, Rodríguez Guerra destaca principalmente los problemas con el pago de las producciones. En ocasiones, se percibe que ciertas empresas estatales actúan con irresponsabilidad al momento de cumplir con los pagos acordados previamente en las negociaciones. A pesar de haber firmado un contrato, muchas veces surgen deficiencias en el proceso de pago.

Igualmente, es muy demorado: se analizan en altos niveles y se pierde tiempo en todo este proceso de toma de decisiones. O sea, es un proceso que se hace un tanto engorroso.

En cuanto a ventajas, lo principal es que tenemos acceso a un mercado más amplio. Los principales clientes nuestros son las empresas estatales, que, por supuesto, son mucho más grandes, y los contratos, pues, son de mayor magnitud. Esto hace que sea la principal ventaja para nosotros como empresa productora.

Confecciones Entaya se ha posicionado como proveedor confiable para instituciones estatales: las mipymes pueden insertarse en cadenas productivas estratégicas, al tiempo que combinan flexibilidad empresarial con demanda institucional.

Foto: Enrique González (Enro)/ IDEAS Multimedios.

Decreto-Ley 34: ¿Puente o barrera para el encadenamiento productivo entre empresas estatales y otros actores económicos?

“Una de las proyecciones de la economía es avanzar en el desarrollo del sistema empresarial cubano integrando a todos los actores”, dijo Joaquín Alonso Vázquez, ministro de Economía y Planificación en la Mesa Redonda “Normas para el Ordenamiento de las Formas No Estatales de Gestión”.  Reconoció entonces, en agosto de 2024, que no se había logrado la efectiva inserción de los actores no estatales de la economía, ni el necesario encadenamiento que debe existir entre la empresa estatal y el sector no estatal.

Desde el 2021 se había aprobado el Decreto-Ley No. 34, que regula el Sistema Empresarial Estatal Cubano. La normativa establece un marco jurídico que, aunque prioriza la gestión estatal en sectores estratégicos y servicios públicos, abre posibilidades limitadas pero significativas para el encadenamiento con otras formas de gestión. 

El cuerpo legal reconoce expresamente la facultad de las entidades estatales para constituir asociaciones contractuales con fines estratégicos, como alianzas, encadenamientos productivos y acceso a tecnologías. Esto sugiere una flexibilidad orientada a potenciar la eficiencia mediante la colaboración con actores externos, aunque siempre bajo el control predominante del Estado.

Además, permite que estas empresas se asocien con sujetos estatales o no estatales para crear nuevas personas jurídicas, lo que teóricamente facilita cooperaciones con el sector privado o cooperativo. Sin embargo, este potencial queda supeditado a la “racionalidad económica” y a los límites que impone el sistema de dirección estatal, lo que refleja un equilibrio entre apertura y control centralizado.

Por otro lado, enumera fuentes de financiamiento que incluyen el acceso a capital extranjero y donaciones, lo que podría favorecer vínculos con inversionistas externos o actores no estatales, aunque siempre en un marco donde predomina la planificación estatal. No obstante, reafirma la separación patrimonial entre el Estado y las empresas, lo que, en teoría, podría ofrecer mayor seguridad jurídica a potenciales socios.

El decreto-ley no rompe con el modelo centralizado pero introduce herramientas que, si se aplican con pragmatismo, podrían dinamizar encadenamientos productivos con otras formas de gestión, siempre subordinados a los objetivos estratégicos del Estado socialista. La clave está en cómo se implementan estas normas complementarias y si se logra superar inercias burocráticas que limitan su potencial.

***

Los casos de Envacaribe, Confecciones Entaya y Envamental, muestran un mismo fenómeno desde ángulos complementarios: el encadenamiento productivo avanza entre contradicciones y oportunidades. En el complejo escenario en el que se mueve la economía cubana convergen barreras culturales y burocráticas; la colaboración público-privada puede ser estratégica cuando existe voluntad mutua. Más allá de los marcos legales como el Decreto-Ley 34, el éxito depende de un cambio de mentalidad que trascienda prejuicios históricos.

Como señaló Amado Isaac de Armas Abreu, director de Recursos Humanos y Actores Económicos del Ministerio de Industrias (MINDUS), los 2 700 contratos activos son un avance, pero insuficiente. El encadenamiento no puede ser solo un discurso oficial ni un “mal necesario”, sino un mecanismo de supervivencia económica en tiempos de crisis. 

Esta concatenación entre los actores de la economía requiere transparencia, formación continua, capacitar a directivos en gestión colaborativa como ya se hace, pero extendiéndolo a niveles operativos, y potenciar incentivos reales para que las empresas estatales midan su desempeño también por su capacidad de generar encadenamientos productivos exitosos.

La economía cubana ya no puede permitirse el lujo de mantener compartimentos estancos. En un país con recursos limitados, la cooperación entre todos los actores económicos no es una opción, sino la única vía para construir resiliencia. La práctica lo demuestra. Cuando se aplica con pragmatismo, el encadenamiento productivo deja de ser un puente teórico para convertirse en un motor tangible de desarrollo. Urge institucionalizar estas buenas prácticas, transformar excepciones en regla.

En video, Cuadrando la caja | Encadenamientos productivos, ¿dónde se rompe la cadena?

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