Con una yunta de bueyes, sale en las mañanas a surcar la tierra donde lo soliciten. Prefirió ganarse la vida de esta manera porque le propicia sustanciosas ganancias en solo media jornada de trabajo. Aunque no siempre hay demanda de esta labor y tiene que hacer la que aparezca, Angelito esgrime otras razones para seguir buscando su sustento por esta vía. Su padre laboró más de 45 años en entidades de la Agricultura y ahora percibe poco más de 1 500 pesos de jubilación, lo que apenas cubre las necesidades básicas, el resto de sus demandas se las tiene que solventar él.
Similar le ocurre a una joven holguinera que prefirió no revelar su nombre. “La vocación no siempre pone un plato de comida en la mesa”, afirma. Ella es graduada de nivel superior, en la rama de ciencias de la salud, y hace alrededor de un año optó por abandonar su servicio social y tomar un nuevo rumbo. Decidida a lograr una mayor solvencia económica, se inició en el mundo de las ventas, en la concurrida y regularmente cuestionada calle 13, donde percibe una mayor remuneración.
A pesar de que ese puesto laboral no se corresponde con sus sueños de niña ni le ofrece amparo legal, sin resquemor afirma que permanecerá allí aunque sean nulas las garantías para la jubilación, pues alega que: “El trabajo con el estado tampoco las ofrece, ¿qué son 5 mil pesos en estos tiempos?”
Lo mismo opina Lisa, una señora que toda la vida se ha dedicado a “meroliquear” para darle el sustento a sus hijos. Desde muy joven encontró en esta manera la mejor fuente de ingresos para su hogar, a pesar de que muchas veces tuvo que caminar calles para vender su mercancía aun estando enferma, porque de su gestión dependía el dinero para lo que hiciera falta en la casa.
Como estos casos existen disímiles en la provincia. En los últimos años, resulta llamativo el auge que han tenido los trabajos informales y su aceptación y preferencia en la población económicamente activa, personas jóvenes que hasta con un título en sus manos optan trabajar por la izquierda, una alternativa que les proporciona mejores ingresos, como alude la mayoría, pero que solo les resuelve el día a día.
Esta tendencia en el entorno laboral trasciende las fronteras de Holguín. Hace poco, el periódico Trabajadores se hacía eco de esta situación. Ariel Fonseca Quezada, director general de Empleo del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, una de las fuentes consultadas en el reportaje publicado en el rotativo sobre este tema, expresa que el empleo informal comenzó a manifestarse en Cuba a partir del periodo especial y su visibilización ha ido creciendo con la flexibilización y ampliación del sector no estatal.
Argumentó, además, que se considera trabajo informal toda actividad que se basa en percibir una remuneración o beneficio, no cumple con el pago de impuestos y carece de vínculos con la seguridad social, es decir, que no tiene garantías de pensión por jubilación o edad, ni otras protecciones que ofrecen los trabajos legales.
Si bien este fenómeno es cada vez más reiterativo, sobre todo en oficios relacionados con la manicura, las ventas de productos del agro, la albañilería, los pregoneros que además venden medicamentos de forma ilegal, existe maneras de ejercer un control y reordenar esta informalidad.
¿Qué hacer desde lo institucional para reducir los índices de informalidad laboral en el territorio y evitar que estas personas se conviertan en vulnerables con la consecuente carga que ello representa para la economía del Estado? ¿Cómo concientizar a los jóvenes de que esta variante de empleo solo les sirve para vivir el presente? La tarea es difícil cuando las razones expuestas ponen por delante los ingresos que se obtienen en este mercado laboral.
Dalila Almaguer Betancourt, subdirectora provincial del Órgano de Trabajo, explicó que se está promoviendo el cambio de enfoque en el abordaje de la informalidad en el empleo, desde el cumplimiento de los derechos al trabajo refrendados en la Ley 116 del Código de Trabajo, como piedra angular en la transformación que demanda esta problemática social.
Los resultados de los estudios sobre los desvinculados, realizados por los Trabajadores Sociales en el año 2022 con una actualización permanente, permitieron focalizar los lugares y empleadores que utilizan fuerza de trabajo informal, sobre las cuales se indicó realizar una acción inicialmente profiláctica y posteriormente de inspección.
“Entre las disposiciones para reanimar la economía cubana se encuentra reducir los niveles de informalidad, promoviendo un cambio de enfoque que oriente a las personas con el propósito de evitar que se pongan en un estado de vulnerabilidad voluntario, al no tener derecho a la seguridad social”, complementó Almaguer Betancourt.
La directiva añadió que, en consecuencia, se han desplegado un grupo de estrategias en las comunidades para lograr incorporar a los individuos al empleo, tanto estatal como no estatal, en las que los Trabajadores Sociales han sido certeros protagonistas. Fundamentalmente, se han enfocado en concientizar en la comunidad sobre la necesidad y los beneficios ligados a la formalidad en materia laboral.
“En un inicio, se detectó un número considerable de personas con empleo informal que en el 2022 sobrepasaban las 3 900. Hoy, a partir del trabajo que se ha venido desarrollando, al cierre del mes de junio se habían logrado formalizar más de 800”, dijo Juana Mariela Escajadillo Almira, jefa del departamento de empleo no estatal.
Entre los municipios con mayor afluencia de individuos en esa situación se encuentran Banes, Holguín, Cacocum, Urbano Noris y Mayarí, en los cuales se desarrollan acciones en pos de que los trabajadores legalicen su condición, pero que, según comentan los especialistas de la dirección provincial de Trabajo, no es tarea que se logre resolver en un día.
“Las cifras fluctúan, pues luego de ubicar a un grupo de ‘informales’, detectamos otros casos. Desde mi experiencia puedo decir que esta misión no es sencilla, depende mucho de los empleados y su capacidad de entendimiento para tener conciencia de la importancia de estar legalizados”, aclaró Juana Mariela.
Como parte del intercambio, si bien no se socializaron las cifras, se precisó que en todos los municipios de la geografía holguinera hay ofertas de empleo, para el sector estatal como el no estatal, y desde las administraciones municipales se incentiva la generación de nuevos puestos laborales.
“Con el objetivo de acercar el empleo a las personas, surgen las ferias de empleo, que ya suman varias experiencias a nivel nacional y provincial. Con la excepción del mes de agosto, hemos desarrollado esas iniciativas en los restantes meses del año, con énfasis en zonas de mayor tránsito de personas y en comunidades donde abunden los desvinculados laboralmente”, apuntó Escajadillo Almira.
Yordanis Cruz Sánchez, miembro del secretariado del Comité provincial de la Central de Trabajadores de Cuba, CTC, agrega que, el Ministerio de Trabajo tiene su observatorio social laboral y evalúa las principales tendencias del empleo laboral en Cuba y su dinámica, mientras que el movimiento obrero realiza inspecciones y visitas especializadas para verificar el cumplimiento de las normas laborales que están vigentes en el país.
“Existe un por ciento no despreciable de personas vinculadas al trabajo informal. Muchos no lo reconocen. Igualmente en los trabajos legales se ven informalidades, como es el caso de trabajadores en entidades estatales que no tienen una relación de contrato, sobre todo en sectores de la economía (Turismo, Salud, Cultura y Agricultura) que tienen estipulado el contrato cíclico, o sea, determinados solo por un periodo de tiempo, y a veces se hacen verbalmente. Entonces ese trabajador no tiene ningún derecho a la seguridad social ni las prestaciones que conlleva estar afiliado a este régimen”, subraya.
“Resulta vital hacer hincapié en la concientización en los colectivos laborales y explicar a las personas que hoy se encuentran ejerciendo el trabajo informal todos los beneficios que dejan de percibir, desde vacaciones, certificados médicos hasta la jubilación, porque si no tributan y es un requisito indispensable para estar afiliado a la seguridad social, no los tendrá”, recalca.
Si bien la mayoría refiere que el trabajo informal le propicia mejores ganancias, estos trabajadores a largo plazo se convierten en una carga para el presupuesto del Estado. Esa batalla se ganó en el escenario del sector no estatal, que antes solo tenía el beneficio de la jubilación y con las nuevas normas se ha ampliado y ya tienen derecho a todos los beneficios amparados por la contribución a la seguridad social.
Entonces quizás Angelito y los que como él no visualizan estas prerrogativas, pudieran aprovechar otras oportunidades de empleo que les ofrezca mejores garantías, más allá de ganarse unos pocos pesos más hoy sin saber mañana cuál será su futuro.
(Tomado del periódico Ahora)