En la Cayería Norte de Ciego de Ávila, ocho hoteles están redefiniendo el concepto de vacaciones bajo un modelo que va más allá del confort. Se trata de una visión donde cada servicio, desde la gastronomía hasta el diseño de habitaciones, se alinea con principios ambientales y sociales. Más allá de ser una tendencia global, parte de una necesidad en un destino donde playas de arena blanca y arrecifes coralinos son el principal atractivo.
Estas instalaciones han adoptado políticas claras: proteger los ecosistemas costeros, priorizar productos nacionales y reducir el consumo de recursos. Pero lo realmente innovador está en cómo trasladan estos conceptos a la experiencia del visitante, quienes tienen a la mano, por ejemplo, programas que los involucran en la reforestación de manglares.
El Proyecto de Turismo Sostenible –apoyado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y el Fondo para el Medio Ambiente Mundial–, se estructura en ejes concretos. Ocean Love se centra en el monitoreo y limpieza de playas para mantener el equilibrio marino; Huella consciente en el uso de energías renovables y reducción de emisiones; Cocina responsable en la vinculación directa con cooperativas pesqueras y agrícolas locales; y la Economía circular con sistemas para reutilizar el 90% de los residuos, incluido el reciclaje de vidrio y plástico en artesanías
En el hotel el Iberostar Origin Daiquirí –una de las instalaciones incluidas en el proyecto– la sostenibilidad ha dejado de ser una moda para convertirse en una filosofía operativa. Así lo asegura Yirma Mederos Suárez, especialista en Recursos Materiales y Turísticos. “No se trata solo de reducir residuos”, aclara, “sino de proteger activamente la biodiversidad tanto dentro de la instalación como en su entorno costero”.

El hotel trabaja sobre siete ejes estratégicos, siendo la capacitación del personal uno de los más relevantes. “Preparamos a cada trabajador en prácticas sostenibles, porque la conservación comienza con el conocimiento”, explica Mederos.
Otro pilar clave es la economía circular, donde tanto empleados como huéspedes comprenden el ciclo completo de los recursos. “Los clientes deben saber cómo sus acciones impactan en playas como la del Daiquirí, que no solo es hermosa sino frágil”.
La instalación turística aplica el principio de las 3R (Reducir, Reutilizar, Reciclar) como guía de cada proceso. Reducen del consumo excesivo en áreas críticas, reutilizan de manera creativa los materiales y reciclan a destinos finales certificados.
“Ya teníamos avances, pero el proyecto nos permitió profesionalizar acciones como el control de especies invasoras y la restauración de áreas costeras”, detalla la especialista.
Por otro lado, la adopción de normas ISO sobre gestión energética y ambiental marcó un antes y después. “Estamos midiendo cada kilowatt ahorrado, cada tonelada de residuos reconvertida”, afirma Mederos. El desafío ahora es escalar estos logros: “La sostenibilidad no es meta sino camino, y en este viaje queremos llevar a cada huésped como aliado”.
Por su parte, la subdirectora general del Iberostar Origin Daiquirí, Sheyla López Sanz, destaca los importantes logros alcanzados en materia de sostenibilidad. “Hemos eliminado completamente el plástico de un solo uso en toda nuestra instalación”.
Asimismo, el hotel ha implementado acciones concretas para preservar los frágiles ecosistemas que lo rodean como la delimitación y protección de las dunas costeras para conservar la vegetación endémica, la demarcación de áreas de manglar para facilitar su regeneración natural y la instalación de una planta purificadora de agua que reduce el consumo de botellas plásticas.
En esta misma línea, el resort ha incorporado innovadores sistemas de monitoreo como sensores inteligentes que miden en tiempo real el consumo energético, plataformas de análisis de datos para optimizar el uso de recursos y programas de capacitación continua para el personal en prácticas sostenibles.

“Estas iniciativas no son acciones aisladas”, explica López Sanz. “Forman parte de una estrategia integral que busca transformar nuestra operación hotelera”. El Iberostar Daiquirí ha logrado integrar estas medidas en la experiencia del visitante, y demuestra que el confort y el cuidado ambiental pueden ir de la mano.
En Cayo Coco también hay experiencias positivas. “Para implementar la norma y contribuir al turismo sostenible, hemos tomado medidas concretas en eficiencia energética y conservación”, explica Miriela Bueno de la Rosa, submaitre del Hotel Meliá Cayo Coco. Este hotel destaca por ser el que conserva la mayor cantidad de especies endémicas de flora y fauna en el territorio desde su creación.
En el área de jardinería, mantienen un programa activo de protección de especies autóctonas. En la playa, implementan estrictas normas de protección: “Establecimos distancias reglamentarias para pasarelas y sombrillas, además de un sistema especial para la recogida de desechos”, detalla Bueno.

Sobre eficiencia energética, el hotel ha identificado los puntos de mayor consumo. “El departamento técnico trabaja en acciones correctivas. Aspiramos a certificar nuestro sistema de gestión ambiental e implementar energías renovables”, añade la submaitre.
Otro ejemplo positivo es el de Villa Gregorio, una pequeña instalación de 15 habitaciones, que, aunque no pertenece al proyecto, prioriza la sostenibilidad: “Transformamos un antiguo pinar –especie invasora– en nuestro actual espacio, conservando los cocoteros”, explica su director, Eddwin Vega Marrrero. Cuentan con apoyo de Empresa de Servicios al Turismo para gestión de residuos sólidos y mantenimiento de áreas verdes.
El desafío continúa
Pese a los avances, el camino no está exento de retos. La escasez de materiales reciclables y la necesidad de ampliar la capacitación a comunidades aledañas siguen en la agenda de las instalaciones turísticas de la Cayería Norte. Sin embargo, estos hoteles han demostrado que es posible combinar rentabilidad con conservación.
Su mayor éxito quizás sea invisible para muchos turistas: haber convertido la sostenibilidad de un eslogan a una práctica cotidiana, donde cada objeto reutilizado y cada plato de comida local sirven a un propósito mayor. El medio ambiente es la prioridad.
Al final, lo que queda claro es que en la Cayería Norte no se trata solo de ofrecer unas vacaciones memorables, sino de garantizar que esos paisajes perduren para quienes lleguen después. El verdadero lujo, parece decirnos este proyecto, es poder regresar dentro de diez años y encontrar el mismo mar azul, las mismas palmas sobre la arena.
El turismo sostenible se construye desde acciones concretas: protección de ecosistemas, eficiencia energética y vinculación comunitaria, todo ello como parte del empeño por instaurar nuevos paradigmas de gestión en la denominada industria del ocio.
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El Proyecto de Turismo Sostenible ofrece los incentivos necesarios para que el sector turístico cambie sus dinámicas habituales de operación y mejore su sostenibilidad a largo plazo, refiere un reporte del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en Cuba. Las acciones a nivel de intervención piloto se ejecutan en Varadero y los cayos Coco y Guillermo.
Durante seis años (2023-2029) contribuirá a la sostenibilidad del turismo, e incorporará la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad y la mitigación al cambio climático en las zonas marino-costeras vulnerables, mediante el diseño e implementación de modelos innovadores de gestión, y el desarrollo de capacidades y mecanismos financieros.



