Universidad y comunidad forjan modelo de desarrollo sostenible en zona rural de Mayabeque

La colaboración entre la comunidad rural de El Guayabal y la Universidad Agraria de La Habana (UNAH) se ha consolidado como un modelo de desarrollo local, generando soluciones innovadoras y prácticas que responden directamente a las necesidades de esta población de la provincia de Mayabeque.

El vínculo ha transformado la realidad del asentamiento, ubicado en las inmediaciones de la granja universitaria. Esperanza Rodríguez Nava, una vecina con una larga trayectoria en la comunidad, subrayó el papel fundamental de la institución académica: “de no ser por la casa de altos estudios en cuestión no contaran con los recursos existentes en la actualidad”.

“Uno de los grandes aportes se refleja en la cría de animales, lo que posteriormente influye en la alimentación de los vecinos”, agregó Rodríguez Nava, explicando cómo los proyectos conjuntos han fortalecido la seguridad alimentaria local.

El éxito de la iniciativa ha traspasado los límites de Mayabeque, atrayendo la atención de otras instituciones académicas del país. La comunidad se ha convertido en un aula abierta, donde es común que “otras universidades del país visiten esa comunidad para intercambiar con los habitantes acerca de sus experiencias en el desarrollo de prácticas sostenibles”.

Rodríguez Nava, quien lideró El Guayabal durante 25 años, realizó un recuento de los avances logrados en la localidad, muchos de ellos consolidados después de 1959.

Entre estos progresos, destacó la presencia de “el médico de la comunidad, el consultorio, un transporte para casos de emergencia, un comedor obrero donde también se le brindan servicios a los jubilados y una bodega”. En todos estos esfuerzos, enfatizó “el apoyo que reciben por parte de las instituciones del gobierno”.

Más allá de la infraestructura básica, El Guayabal ha explorado vías creativas para el crecimiento económico. La comunidad también sobresale por fomentar el agroturismo, una estrategia que busca revitalizar la economía local mientras se preservan las tradiciones y el conocimiento del campo.

La experiencia de El Guayabal y la UNAH demuestra que la estrecha relación entre la ciencia y los pueblos no es solo un ideal, sino una práctica viable. Este caso evidencia que sí es posible impulsar una estrategia de desarrollo sostenible gracias a la colaboración entre la academia y las comunidades, creando un círculo virtuoso de conocimiento y desarrollo práctico.

Comparte este artículo

Cuadrando la caja

Economía y poder popular en Cuba

Nuestro lugar en el mundo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *