En un encuentro que mantuvo la atención de las esferas económicas y políticas de América del Norte, el presidente Donald Trump se refirió el martes a las delicadas negociaciones comerciales con Canadá, prometiendo equidad para el país vecino, aunque dejando abierta la posibilidad de alejarse del acuerdo comercial trilateral que actualmente los une con México.
Las declaraciones se produjeron en el Salón Oval, previo a una reunión de trabajo con el primer ministro canadiense, Mark Carney, centrada en abordar los persistentes desacuerdos. “Creo que van a salir muy contentos”, afirmó Trump, proyectando optimismo sobre el resultado de las conversaciones. “Vamos a tratar a la gente de forma justa. Especialmente vamos a tratar a Canadá con justicia”.
La visita de Carney a la Casa Blanca, que marca su segunda en un lapso de cinco meses, ocurre en un contexto de creciente presión interna para encontrar una solución a los aranceles estadounidenses que gravan productos canadienses como el acero, los automóviles y otros bienes, medidas que han comenzado a afectar negativamente a la economía de Canadá.
Frente a esta presión, la estrategia de Carney ha evolucionado. Inicialmente, su respuesta a los impuestos fue impulsar un acuerdo comercial y de seguridad bilateral separado con Estados Unidos. Sin embargo, ante el estancamiento de esas conversaciones, el primer ministro ha virado su atención hacia la revisión integral del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC), la cual está programada para el próximo año y que se presenta ahora como una ventana de oportunidad crítica.
Trump, por su parte, mostró una postura más ambivalente sobre el futuro del marco comercial regional. “Podemos renegociarlo, y eso sería bueno, o podríamos hacer tratos diferentes”, declaró el mandatario, sugiriendo que no descarta la opción de acuerdos bilaterales separados.
“Podríamos hacer tratos que sean mejores para cada uno de los países”. Cuando se le preguntó sobre su preferencia personal entre estas opciones, su respuesta fue directa: “Me da igual. Quiero hacer lo que sea el mejor acuerdo para este país, y también teniendo muy presente a Canadá”.
La postura de Trump subraya la asimetría en la relación comercial. La economía canadiense es profundamente dependiente de su vecino del sur, destino del 75% de todas sus exportaciones, lo que la hace especialmente vulnerable a cualquier medida proteccionista proveniente de Washington.
Ante este panorama, Carney enfatizó la necesidad de encontrar puntos en común y capitalizar las fortalezas mutuas. “Hay áreas en las que competimos, y es en esas áreas donde tenemos que llegar a un acuerdo que funcione. Pero hay más áreas en las que somos más fuertes juntos, y en eso estamos centrados”, señaló el primer ministro, abogando por una solución que preserve la integración económica.
No obstante, fuentes cercanas al gobierno canadiense y analistas independientes consultados por AP coinciden en moderar las expectativas de un avance inmediato.
Un funcionario del Gobierno canadiense y varios analistas restaron importancia a las posibilidades de un acuerdo comercial inminente con Trump y dijeron que el hecho de que continúen las conversaciones debe considerarse un éxito para Carney. En un entorno de tanta incertidumbre, mantener abiertas las líneas de diálogo se valora ya como un resultado positivo en sí mismo.