Transporte intermunicipal en Las Tunas, la historia de nunca acabar

Leagna Talía recorre desde hace tres años la carretera que conecta al municipio de Amancio con Las Tunas, su objetivo es llegar a la Universidad de Ciencias Médicas.

Su primer curso fue desolador, perdió el equipaje con sus pertenencias; se podía pasar todo un día con el brazo estirado intentando llegar a su casa o a su centro de estudio. El salario de su mamá no alcanza para mucho, es ella sola para suplir todas las necesidades del hogar. Por suerte, Leagna Talía usa uniforme.

“Ahora hay una guagua grande que nos recoge en la terminal, siempre a las 12:00 del mediodía; ahí venimos estudiantes de las dos universidades, profesores y cuando queda espacio montan a la población.

“Nos cobran 50.00 pesos y, para que todo sea más organizado, a la hora de subir nos llaman por el año de la carrera en el que estemos. El orden lo alternan y así todos podemos hacer algún viaje sentados.

“Para el regreso la recogida es el viernes, frente a la Universidad a las 2:00 de la tarde, y el llamado se hace igual. Si se puede montan a alumnos de ‘Colombia’, y en la terminal”.

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La crítica situación con el transporte en suelo tunero es una historia de muchas partes. Los viajeros cuentan su versión. Para algunos, dependiendo de cómo les vaya el día, consideran que no está tan mal, otros hablan de tragedia; y para las autoridades de este sector resulta, con frecuencia, un rompecabezas muy difícil de armar.

La Empresa Provincial de Transporte de Pasajeros y Cargas Generales (Cardinal) tiene más de 300 medios entre carga, pasaje y ferrobús (caratas). En el 2024, del total de un millón 38 mil litros (l) de combustible necesarios para la transportación de pasajeros, recibieron solamente 368 mil.

Para los agregados que son motores de arranque, correas, entre otros, tenían por asignación hasta 800 l de aceite, ahora cuentan con 200 y no les alcanza para mucho, porque el deterioro de los medios hace que usen mayor cantidad. Tal escenario complejiza una misión imprescindible: llegar a todas las localidades posibles.

Reynaldo Reyes Silva, delegado del Transporte aquí, explica un poco al periódico 26 el funcionamiento diario al respecto. “A partir de que se garantiza el combustible físico en cada municipio, debe salir en el horario de la mañana un ómnibus con destino a la ciudad capital y en la tarde realizar el retorno.

“Esta responsabilidad depende de las decisiones de los consejos de la Administración de las demarcaciones. Desde la provincia se realizan las gestiones para suministrar algún porciento de carburante”.

Esta movilidad de personas se mantiene de manera regular. Hay establecidos mecanismos que van desde guaguas estatales hasta ómnibus arrendados y porteadores privados.

“En el caso de Jobabo se incorporó un ómnibus arrendado que presta servicio desde Las Tunas, porque el combustible se le garantiza por aquí. Más al sur, en ‘Amancio’, asisten regularmente a la transportación dos camiones privados, independientemente del viaje que tiene la empresa.

“Todos los municipios reciben una protección con guaguas estatales y otras prestaciones, como Manatí, que cuenta con una guagua arrendada que sale diariamente con un precio diferenciado, pero que es aceptado por el público.

“En la transportación de escolares, los choferes tienen la indicación de cargar en las terminales cuando van de retorno, con la tarifa establecida por kilómetros. Esto se hace de manera regular porque, además, ayuda a la economía de Cardinal”.

Carros y rutas, puzzle diario

Diané vive en el municipio cabecera, viaja a Manatí todas las semanas y nos cuenta que “en ocasiones el transporte está malo, y hay días en los que salen guaguas arrendadas, más la estatal de por la mañana y camiones. Todos esos carros varían el precio, algunos cobran 200.00 pesos, otros 180.00.

“Para Puerto Padre, según lo que vemos, sí es más fácil, hay guaguas arrendadas con bastante frecuencia, a diferencia de Manatí. Por suerte, el chofer que retorna en el horario de la mañana trata de montar a todos, eso es bueno”.

Vladimir Téllez Pérez, director de Operaciones de Cardinal, refiere que “tenemos identificadas dos rutas críticas: Jobabo y Manatí. Hay jornadas en las que hemos tenido que enviar a las 7:00 de la noche guaguas hasta la terminal de ferrocarril, porque la cantidad de personas es mucho mayor para el medio que saldrá.

“El transporte intermunicipal es una asignatura pendiente a estabilizar, pero sin combustible es muy difícil garantizar todo cuanto quisiéramos.

“Los carros particulares funcionan de acuerdo a las rutas estatales. Ellos no tienen compromiso con la población, pueden salir y regresar a la hora que determinen; a diferencia de los arrendados, que sí deben cumplir con su objeto social”.

Para cada localidad considerada de las de peor situación por la empresa, hay destinados medios que llegan hasta la zona rural, como Jobabo, refiere Téllez Pérez. Además, cuentan con una ‘Diana’ que de lunes a viernes mueve personal hasta la capital provincial.

“‘Amancio’ posee dos carros arrendados, uno está sancionado, se le suspendió el permiso por un mes debido a una violación de precio. ‘Colombia’ dispone de tres, uno de ellos paralizado dentro de la base, y los otros dos están en reparación.

“El único municipio tunero que garantiza un porciento de combustible para los arrendados es el cabecera. Con ellos hay que tomar en consideración que los fines de semana tienen otras planificaciones, es decir, no deben cumplir con ningún horario o ruta”.

Cruzada sobre ruedas

La movilidad del personal desde la terminal de ferrocarril, en esta urbe, se alivia o agrava según la disponibilidad de carburante. Edelso Ayala Rosales, expedidor de tráficos allí, asegura a nuestro medio de prensa que “tiempo atrás se vivió una crisis total. En estos momentos ha mejorado de manera considerable; ya salen de tres a cuatro rutas municipales, además de las cuatro del campo.

“Para los municipios van las guaguas establecidas y cuando no es posible mandan las arrendadas y los camiones”.

La crisis del combustible no se detiene, unido a la carencia de piezas. Con esa espada de Damocles sobre nuestras cabezas, a los directivos del sector les corresponde no bajar la guardia en la búsqueda de alternativas, arreciar el control, incentivar la innovación, la solidaridad y la colaboración estrecha entre el transporte privado y el estatal.

(Tomado de periódico 26)

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