Gas gratuito, a domicilio

Mientras “por la izquierda” hay tipos que se embolsillan con la mano derecha 10 000 pesos, 11 000… lo que se les antoje pedir por “resolverte” una balita de gas a cualquier doliente, los habitantes de una comunidad rural llamada Minas de Jarahueca, en la geografía espirituana, no tienen que gastar ni un centavo para cocinar con ese divino vapor natural las 24 horas del día, durante todo el año.

Los caminos del agua

Maritza vive en la calle Fidel Claro, de Trinidad, donde debe ingeniárselas para sobrevivir hasta dos meses sin recibir el servicio, pero, tan solo dos cuadras más arriba el agua se desborda por la calle casi todos los días, dice con descontento, mientras señala el enorme salidero que corre frente a su casa.