El pan…y todo lo demás

La oscuridad impera afuera, la mañana se anuncia. ¡El paaan!, vocifera un vendedor que va con una caja en las manos. Su pregón por momentos se alterna con el de un segundo caminante, que empuja un triciclo. ¡El pan suave!, grita uno; ¡el pan duro!, insiste el otro. Y la breve controversia se aleja calle arriba, calle abajo.

Cerrar la “llave” del desorden

“Periodista, yo no voy a resolver nada con mi opinión”, dijo la artemiseña Rosa María Lemus a un equipo de este semanario, al frente del punto de venta del gas licuado 61301, del Consejo Popular Centro. Luego de mucho insistir, contó que llevaba tres semanas en la cola de impedidos físicos, en nombre de una sobrina, y ya era el número tres.