En medio, además, de los desafíos globales del cambio climático y las crisis energéticas, el país antillano avanza con paso firme hacia un modelo de desarrollo sostenible. La construcción de parques solares fotovoltaicos no es solo una opción ecológica, sino una necesidad estratégica para garantizar la soberanía energética y el futuro de la Revolución. Y en este camino, la provincia de Granma ya está dando un ejemplo concreto.
La urgencia de las energías renovables en Cuba
Nuestra nación, bloqueada durante décadas y con limitaciones en el acceso a combustibles fósiles, ha demostrado que la innovación y la resiliencia son pilares de su esquema social; sin embargo, la dependencia de energías contaminantes y costosas sigue siendo un lastre para la economía.
Los parques solares fotovoltaicos, en tanto, representan una solución clave.
La isla recibe una abundante radiación solar durante todo el año, un recurso gratuito e inagotable que debe ser aprovechado al máximo.
Por ejemplo: al servirse del sol, un recurso abundante en la Isla, Cuba reduce su dependencia de importaciones de petróleo, y fortalece su autonomía; en cuanto al ahorro económico, es esta una alternativa más barata a largo plazo que el petróleo, por lo que permite liberar recursos para invertir en salud, educación e industria. Cabe destacar también lo concerniente a la protección ambiental, dado que las energías limpias mitigan el cambio climático, lo que permite preservar ecosistemas para futuras generaciones.
Un modelo para el socialismo del siglo XXI
Los países socialistas en desarrollo enfrentan el reto de crecer sin repetir los errores del capitalismo depredador. La apuesta por energías renovables no es solo técnica, sino política.
En ese sentido, si hablamos de justicia social, podemos corroborar que el acceso estable a la energía es un derecho. No pocos valoran que la solar democratiza el suministro, especialmente en zonas rurales.
Igualmente se reflejan los criterios de innovación y empleo, pues se precisan de capacidades científicas y tecnológicas alineadas con el desarrollo socialista.
Cuba, por tanto, con su liderazgo en solidaridad y sostenibilidad, puede inspirar a otras naciones a priorizar la sociedad y el planeta sobre el lucro.
El camino a seguir
El Gobierno cubano ya ha dado pasos importantes, con parques solares en las provincias, pero el llamado es a acelerar esta transición de manera que se involucren las comunidades, se formen especialistas y se garanticen inversiones.
En Granma, la construcción y puesta en marcha de parques solares fotovoltaicos, en Bayamo y Niquero, respectivamente, demuestra que es posible un desarrollo sostenible al servicio del pueblo.
La demanda eléctrica de la provincia en horario pico es de aproximadamente 120 mega watts de los cuales se espera que al menos el 30 por ciento se cubra con seis parques que ya estaban en existencia y los dos inaugurados este año.
De acuerdo con Ariel Ovidio Álvarez Suárez, director de Fuentes Renovables de Energía de la Empresa Eléctrica de Granma, con los tres sistemas de este tipo que están aún en ejecución y que se establecen en Manzanillo, Río Cauto y Yara, la provincia aportará unos 115 mega watts a la red nacional.
El ejemplo del suroriental territorio se multiplica en todo el país. El trabajo realizado para llegar hasta estos resultados demuestra que se requiere mayor inversión, capacitación y voluntad política. Es por eso que el Partido y el Gobierno locales han priorizado este tema, pero ha sido fundamental el papel de los trabajadores, los científicos y las comunidades.
Cuba, como nación que construye el socialismo en condiciones de bloqueo y limitaciones económicas, demuestra que otro camino es posible. La apuesta por las energías renovables es coherente con los principios de justicia social y desarrollo sostenible al tiempo que se sostiene que enfrentar el cambio climático con soluciones propias es también un acto de defensa de la soberanía nacional.
La energía solar no es solo tecnología: es libertad, es futuro y es Revolución.
(Tomado de Trabajadores)
