El sector aeronáutico estadounidense, afectado por los aranceles comerciales de la era Trump y una marcada caída en la demanda de viajes, mantiene una presión activa sobre la Casa Blanca para recuperar las exenciones arancelarias que históricamente protegieron su competitividad.
Ejecutivos de aerolíneas y fabricantes advierten que los costos adicionales derivados de estas medidas podrían desestabilizar operaciones y finanzas en un contexto económico ya frágil.
La industria busca restablecer los beneficios del Acuerdo de Aviación Civil de 1979, que durante décadas garantizó un flujo comercial sin aranceles y contribuyó a un superávit anual de 75 000 millones de dólares.
La eliminación de este régimen ha generado tensiones, especialmente en un momento en que las aerolíneas enfrentan una reducción en las reservas de pasajeros y un aumento en los costos de insumos críticos.
“Nuestro equipo de asuntos gubernamentales está trabajando duro en ello para argumentar por qué debería haber una exención”, explicó Devon May, director financiero de American Airlines, en declaraciones a Reuters.
Las aerolíneas, además de recortar vuelos y ajustar previsiones financieras, evalúan medidas extremas como la devolución de aviones alquilados o el aplazamiento de entregas de nuevas aeronaves.
Fabricantes como Boeing, GE Aerospace y RTX también enfrentan presiones. Boeing estima un impacto anual inferior a 500 millones de dólares, mientras GE Aerospace y RTX proyectan costos adicionales de 500 y 850 millones de dólares, respectivamente.
Estas empresas han intentado trasladar parte de los costos a través de aumentos de precios, aunque Larry Culp, presidente ejecutivo de GE Aerospace, advirtió a las aerolíneas que retrasar pedidos podría beneficiar a competidores. “Hay muchos otros que se pondrán a la cola y ocuparán su lugar”, afirmó tras una reunión con Donald Trump.
Ni siquiera los aviones ensamblados en Estados Unidos escapan a los aranceles, ya que los fabricantes deben pagar gravámenes por componentes importados.
Boeing, por ejemplo, asume un 10% adicional por suministros de Italia y Japón, mientras Airbus enfrenta cargas similares en su planta de Alabama. Scott Kirby, presidente ejecutivo de United Airlines, destacó que estos costos alteran los cálculos financieros de las aerolíneas.
La demanda de viajes, por su parte, muestra signos de debilidad. Las reservas han caído en los últimos dos meses, lo que ha llevado a las aerolíneas a reducir tarifas para estimular el consumo.
En marzo, los precios de los boletos registraron su mayor caída intermensual desde septiembre de 2021, según datos del Departamento de Trabajo. “Las reservas están llegando en su mayoría con tarifas más bajas. Creemos que, en última instancia, todas las aerolíneas se han enfrentado a este problema”, señaló Shane Tackett, director financiero de Alaska Airlines.
La Casa Blanca defiende los aranceles como una herramienta para fortalecer la manufactura local y recuperar empleos. No obstante, la industria aeroespacial, que exporta más de 135 000 millones de dólares anuales, argumenta que su caso es excepcional: el 60% de su base productiva y fuerza laboral está radicada en Estados Unidos.
Culp, tras dialogar con Trump, aseguró que la administración comprendió sus argumentos, aunque reconoció que “no es el único elemento que están resolviendo”. “He defendido que era bueno y que sería bueno para el país”, insistió.