Proyecto de Cuba y el PNUD busca reducir en 95% dependencia de combustibles fósiles en la Isla de la Juventud

Un proyecto estratégico para acelerar la transición energética en el municipio especial de la Isla de la Juventud será presentado este jueves en La Habana, con el respaldo de instituciones cubanas y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

La iniciativa busca impulsar soluciones escalables y replicables hacia las fuentes renovables de energía (FRE), en un contexto marcado por los altos costos de importación de combustibles fósiles y los desafíos climáticos globales.

La Oficina Nacional para el Control del Uso Racional de la Energía (ONURE) adelantó a la Agencia Cubana de Noticias (ACN) que el plan prioriza la reducción de la dependencia de combustibles contaminantes, clave para el Sistema Electroenergético Nacional, que actualmente consume el 95% de su generación a partir de derivados del petróleo.

El proyecto, según la ONURE, incluirá un análisis detallado de inversiones, tecnologías y mecanismos financieros para garantizar su sostenibilidad a largo plazo.

En el encuentro participarán representantes de los ministerios de Energía y Minas, Comercio Exterior e Inversión Extranjera, y Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, entidades que colaborarán en el diseño de una Estrategia de incentivos locales para movilizar recursos económicos.

Además, se evaluarán acciones concretas para implementar soluciones tecnológicas innovadoras en la comunidad de Cocodrilo, ubicada al sur de la isla, donde 225 habitantes serán beneficiados con sistemas de eficiencia energética y FRE.

El programa forma parte de una alianza multilateral que integra al gobierno municipal, organismos nacionales y el PNUD, con financiamiento del Ministerio de Ambiente y Seguridad Energética de Italia.

Su enfoque incluye cuatro subprogramas: gestión energética, electromovilidad, producción de combustibles renovables y modernización de la infraestructura eléctrica.

Según la ONURE, también se aplicarán estudios de factibilidad técnica, ambiental y social para medir el impacto en la mitigación del cambio climático.

La Isla de la Juventud, con 80 000 habitantes y cobertura eléctrica total, enfrenta el reto de diversificar su matriz energética en un territorio vulnerable a fenómenos climáticos.

El proyecto, además de reducir emisiones, apunta a crear capacidades locales para la gestión autónoma de tecnologías limpias, un paso alineado con los compromisos de Cuba en el Acuerdo de París.

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