La siembra a gran escala de la variedad de arroz cubana ginés LP-18 dentro del Programa Conjunto Cuba-Vietnam confirma resultados prometedores previamente observados por científicos y campesinos en parcelas menores, según reportes técnicos.
Esta semilla autóctona, desarrollada para resistir la salinidad del suelo y la sequía, ha registrado rendimientos superiores a las siete toneladas por hectárea en las áreas del proyecto.
Este desempeño es muy similar al alcanzado por las variedades híbridas de origen vietnamita que también se emplean en la iniciativa bilateral.
El doctor Miguel Ángel Ramírez, director de la Unidad Científico Tecnológica de Base (UCTB) Los Palacios –una de las dos instituciones involucradas en la creación de la ginés junto al Instituto Nacional de Ciencias Agrícolas–, destacó la relevancia del logro: “De esta manera, se vuelve a demostrar el potencial de las variedades cubanas”.
Ramírez precisó que “de algo más de 150 hectáreas que se sembraron en una primera cosecha del Programa Cuba-Vietnam, 61 fueron con la ginés”, añadiendo que estos altos rendimientos se lograron “empleando menos cantidad de semillas de las que se utilizan en el país, tradicionalmente”.
Un factor clave en la eficiencia observada es la nivelación de los terrenos dentro del proyecto.
La doctora Noraida de Jesús Pérez, miembro del equipo creador de la ginés, explicó el problema habitual: “Por lo general, nuestros campos arroceros no están bien nivelados. Cuando eso sucede, se forman charcos, lomas, y lo que cae ahí no germina bien. Por tanto, la norma siempre ha sido echar bastante semilla para contrarrestar esta situación”.
En contraste, las labores de nivelación realizadas en las áreas del programa con Vietnam permiten cubrir las mismas extensiones con menos granos. “Nosotros estábamos usando 120 kilogramos por hectárea, y ellos han disminuido eso”, afirmó Pérez.
La investigadora resaltó la competitividad de la variedad cubana: “Lo interesante del caso es que los vietnamitas trajeron híbridos, con muy buenos rendimientos, y la variedad nuestra se ha estado comportando prácticamente igual que las de ellos”.
Más allá del éxito dentro del proyecto binacional, la doctora Pérez señaló que los resultados de la ginés evidencian el potencial de los cultivares cubanos para aumentar la producción.
Sin embargo, advirtió que el principal obstáculo del programa arrocero nacional radica en “la escasez de insumos y en la falta de disciplina tecnológica para atender el cultivo como se debe”.