Con el objetivo estratégico de garantizar semillas de alta calidad y reducir la marcada dependencia de las importaciones, que supera el 90% de las necesidades del país, la biofábrica de Pinar del Río ha logrado producir por primera vez vitroplantas de papa, un cultivo esencial en la canasta básica familiar.
Según el periódico Granma, la instalación, que forma parte de la red de biofábricas del país, da un paso significativo en la sustitución de importaciones con esta nueva línea, un esfuerzo alineado con el programa de soberanía alimentaria y producción local de alimentos.
Mailyn Estévez, administradora de la biofábrica inaugurada en 1992 como parte de un programa concebido por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, explicó que el proceso requirió una preparación meticulosa. Antes de incursionar en esta nueva línea, se recibieron varias capacitaciones y hubo que crear una cámara de crecimiento especializada con condiciones controladas.
“La papa es un cultivo que lleva 16 horas luz, y entre 18 y 20 grados de temperatura. Hay que mantenerlo así todo el tiempo”, detalló Estévez.
“Entonces, es un poco más complicado, porque los estantes tienen que estar llenos de lámparas, y ello se hace difícil con la situación energética actual, pero hasta ahora lo estamos logrando”.
La especialista precisó que en estos momentos se encuentran en la fase de multiplicación inicial de las plantas. Los planes para 2025 son ambiciosos: la instalación pinareña pretende aportar 100 000 vitroplantas de este tubérculo.
Estas serían distribuidas a casas de cultivo protegido para su siembra inicial y aclimatación, con el fin final de obtener semillas de alta calidad genética que permitan luego la plantación a gran escala en los campos cubanos.
Respecto al origen del material, Estévez señaló que “el material” para esta nueva línea de producción proviene del Instituto de Biotecnología de las Plantas, de Villa Clara, y que se trata de una variedad cubana que ya ha tenido un buen comportamiento en el país, con un alto potencial genético y un rendimiento elevado.
“Son cultivos que han sido rejuvenecidos, saneados y están diagnosticados”, detalló, lo que garantiza la ausencia de enfermedades y una alta productividad potencial.
Este proyecto se enmarca en un contexto más amplio donde Pinar del Río ha incrementado en los últimos años sus esfuerzos en la siembra de papa, tanto por la vía tradicional –a la que se asegura un paquete de insumos–, como por métodos agroecológicos en los que solo se emplean productos biológicos.
Paralelamente a la producción de papa, la biofábrica de Vueltabajo mantiene su labor fundamental en la producción de 900 000 vitroplantas de cinco variedades de plátano. Su administradora aseguró que estas tienen como destino los campos de la provincia y de otros territorios como Artemisa, Isla de la Juventud, Mayabeque y Matanzas, contribuyendo a la reactivación de ese cultivo.
Otra línea de trabajo destacada es el rescate de la variedad MD2 de piña, reconocida por su alta calidad y dulzura, la cual se había perdido en la provincia de Pinar del Río.
Estévez destacó un cambio cultural significativo: a diferencia de lo que sucedía en años atrás, cuando existía una escasa cultura entre los campesinos sobre las ventajas de las vitroplantas, afirmó que eso ha cambiado radicalmente.
En la actualidad, la demanda de estos plantones de alto valor genético supera con creces la capacidad productiva de la instalación, lo que demuestra la creciente confianza de los agricultores en la biotecnología aplicada a la agricultura.
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