La petrolera rusa Lukoil anunció este martes su intención de vender sus activos internacionales, en respuesta a las sanciones impuestas por varios países contra la compañía y sus filiales. La medida marca un cambio significativo en la estrategia global de una de las mayores empresas energéticas de Rusia.
“En relación con la imposición de medidas restrictivas por parte de algunos Estados contra la compañía y sus filiales, la empresa anuncia su intención de vender sus activos internacionales. Se inició la evaluación de las solicitudes de compradores potenciales”, señaló el comunicado oficial de la empresa difundido este 28 de octubre.
La compañía detalló que, de ser necesario, planea solicitar a la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos una extensión del plazo de la licencia para el desmantelamiento de operaciones, con el fin de garantizar el funcionamiento ininterrumpido de sus activos en el extranjero durante este proceso de transición.
Este anuncio se produce después de que el pasado 22 de octubre el Departamento del Tesoro de Estados Unidos informara que Washington aplicó sanciones a las dos mayores empresas petroleras rusas, Lukoil y Rosneft, así como a sus subsidiarias, por la presunta falta de compromiso de Moscú con la resolución del conflicto en Ucrania.
La respuesta occidental se intensificó al día siguiente cuando la Unión Europea adoptó el decimonoveno paquete de sanciones antirrusas dirigidas contra 21 personas físicas, 42 entidades y 117 barcos de la llamada ‘flota fantasma’ que presuntamente ayuda a Rusia a evadir las restricciones impuestas a su industria petrolera.
Según la base de datos Castellum.AI, actualizada por última vez el pasado 15 de agosto, se activaron unas 23 960 sanciones individuales y sectoriales contra Rusia desde el comienzo de su operación militar especial en Ucrania el 24 de febrero de 2022.
El presidente ruso, Vladimir Putin, sostiene que la política de contención frente a Rusia forma parte de la estrategia a largo plazo de Occidente, cuyas sanciones asestan un duro golpe a la economía mundial. La decisión de Lukoil representa uno de los impactos más tangibles de estas medidas en las grandes corporaciones rusas con presencia internacional.













