Muchos “cables” por conectar

Negar que la adquisición y uso de sistemas solares fotovoltaicos aislados —tanto los que ha vendido la red minorista del comercio estatal como los ofertados por proveedores no estatales—, solo son accesibles hoy a personas naturales o actores económicos privados con suficiente solvencia monetaria o ayuda complementaria, sería engañarse. Por supuesto, aquí no incluimos el humanísimo programa estatal de instalación de estos sistemas en viviendas aisladas en zonas intrincadas.

Con la polémica que genera este asunto de la capacidad del bolsillo, y con la duda acerca de si quienes acceden a este tipo de bien material lo hacen por una actitud visionaria o por la simple reacción práctica de escapar de los apagones, lo cierto es que los beneficiados se alinean con la estrategia nacional en desarrollo para el cambio de matriz energética.

En realidad se ha conformado un escenario peculiar, en el que, a raíz de la primera desconexión del Sistema Eléctrico Nacional, el pasado año, un grupo de personas optó por comprar los sistemas y montarlos, a fin de lograr un nivel de energía autónoma para sus viviendas y las actividades de sus negocios; y un segmento, sobre todo del sector por cuenta propia,  asumió la línea suministradora de ese equipamiento, todo ello en medio de una oferta estatal comercial que más bien ha sido un pestañazo.

Esteban Sánchez Gómez es uno de los holguineros que optaron por comprar, en 2024, en la filial holguinera de la Corporación Copextel s.a., dos paneles, un inversor y dos baterías con todos los componentes para instalarlos. Una vez puestos y en uso, benefició la vivienda propia y las de su padre y dos vecinos. Las noches en las que no cuentan con electricidad del SEN, se mantiene el alumbrado por varias horas, y usan un ventilador en cada vivienda. Admite que lo compró debido a los ingresos que devenga como uno de los socios principales de la mediana empresa privada, o minindustria Productos del Valle, localizada en las afueras de la ciudad de Holguín.

“Después adquirí otro, a través de un proveedor privado. A partir de la instalación del segundo, en uno conecté dos casas y la minindustria, y en el otro, dos casas más”, narró.

La energía eléctrica generada por los paneles le permite, en momentos de apagones diurnos, programados para el circuito en el que están las instalaciones fabriles, el funcionamiento de la computadora, varias máquinas selladoras y un motor de 110 volt. A veces hacen producciones nocturnas. Por otro lado, facilita el 50% del alumbrado de noche, haya o no “corriente de la calle”.

Otro de los que ha aprovechado sus posibilidades económicas para comprar uno de esos sistemas, igualmente por la vía privada, es el joven trabajador por cuenta propia Maikel Pérez Leyva, dedicado a la producción de artículos de plástico y a la fabricación de matrices para la fundición de aquellos. El conjunto está compuesto por un panel, el controlador de carga, el regulador, las conexiones, un convertidor y dos baterías de acumuladores. Tiene 410 Watts (W) de potencia, al momento de mayor incidencia del sol sobre el panel, y mediante las baterías puede almacenar hasta 2 400 w hora. Lo emplea en la iluminación de la casa y puede usar el refrigerador.

Lo ideal para él, aclaró, sería adquirir medios para satisfacer las demandas reales de la vivienda, lograr la autonomía energética del taller privado en momentos de apagones, y asegurar el consumo compartido cuando hay electricidad de la red. Sin embargo, en correspondencia con los precios que manejan los proveedores privados, requeriría de una inversión de 5 000 dólares, muy alta en relación con sus ingresos, para acceder a diez paneles solares como el que usa para la vivienda. Con esa decena elevaría voltaje y amperes. Una unidad generadora por encima de los 5 000 watts.

En los intercambios con este diario, Esteban aseveró que el sistema comprado a un privado le resultó un 40 % por encima del adquirido a través de Copextel, y Maikel acotó que el casi nulo comercio estatal de esos artículos y el dinámico sector privado que los vende, ponen altos márgenes comerciales.

El joven cuentapropista, al tanto de la evolución del problema, acotó: “Generalmente, en las páginas que los ofertan desde el exterior, los paneles grandes, de 550 watts, cuestan entre 160 y 180 dólares. Las personas que los compran en España, a esos precios, los venden aquí a 280 y 300. Dicen que, aun comprando un contenedor lleno, con lo que han pretendido disminuir costos, la operación de importación es muy cara”.

Sobre gestiones de venta y precios también hubo indagaciones en la filial holguinera de Copextel. El ingeniero industrial Luis Arena Rojas, especialista comercial, confirmó que, a principios de 2024, como venta minorista a la población, ofertaron cinco sistemas, en conjuntos compuestos por tres paneles solares, cada uno de 410 w. Además, incluyeron un inversor, una batería y el kit de montaje del sistema.

“Cada uno se comercializó a través de la plataforma EnZona, a un precio de 594 500 pesos, lo que incluyó la instalación por parte de los especialistas nuestros. A los compradores se les especificó que, de hacer el montaje por su cuenta, perdían el derecho a un año de garantía.

“Agotada la oferta, siguieron llegando personas con la idea de comprar, y las registramos, para mantener la comunicación. No han podido ser satisfechos, tal vez porque el país ha priorizado la adquisición y montaje de grandes parques fotovoltaicos”.

La estrategia comercial, comentó, ha incluido contactos frecuentes con los clientes que los compraron, quienes han expresado satisfacción porque les garantizan los consumos mínimos de electricidad en las viviendas y no han tenido fallas técnicas desde su instalación.

El ingeniero eléctrico José Ángel Sánchez Jiménez es el presidente de la microempresa privada Soluciones Energéticas Ecológicas (Ecensol), que trabaja todas las líneas de las fuentes renovables de energía (FRE) en varios territorios. Acerca de los sistemas fotovoltaicos que vende e instala (en Holguín lo ha hecho con cuatro personas naturales), dijo que los obtiene mediante contratos con importadoras estatales autorizadas a proveer a entidades como la que encabeza.

“Los productos que compro son chinos, de alta gama, procedentes de Canadá y de España. Aunque la tendencia es bajar los precios, estos aún son altos. Además, en Cuba hay que tener en cuenta dos factores. Uno es el bloqueo de Estados Unidos, que impide pagar desde bancos cubanos a los proveedores extranjeros, lo que genera gastos adicionales de importación.

“Y existen las complicaciones que crea, en el mercado cubano, la tasa informal de cambio, que introduce elementos no aclarados en las fichas de costo y facturas y en otras operaciones; pero sí están presentes, y no pueden ser ignoradas al pagar directamente en la cuenta del proveedor. Todo eso influye en el precio que se ofrece a los clientes”.

Como es lógico, la Sociedad Cubana para la Promoción de las Fuentes Renovables de Energía y el Respeto Ambiental (Cubasolar) fue una fuente consultada. Su presidente en Holguín, el ingeniero mecánico Alexander Valdespino Leyva, confirmó que, el pasado año, en este territorio, en lo que respecta a personas naturales, se reportaban 150 kW de potencia producidos por la vía fotovoltaica, al tiempo que los negocios privados que han optado por ella, registraban unos 300 kW.

“Muchas de esas personas naturales y entidades privadas ya no emplean plantas generadoras eléctricas o las usan menos, con lo que erradican o reducen su dependencia de combustibles”.

La Sociedad, además de haber asesorado a más de 20 negocios privados en el tema de la compra y montaje de sistemas fotovoltaicos, sigue de cerca los servicios de los privados que instalan los equipos, y ha comprobado que existen “especialistas” que en realidad no están capacitados, y no poseen herramientas adecuadas. También detectaron talleres privados en los que faltan conocimientos y equipos apropiados para diagnósticos y soluciones de averías.

De igual modo, Cubasolar promueve en el territorio el estudio y la aplicación del Decreto 110 del Consejo de Ministros, emitido en noviembre del pasado año, con el propósito de organizar el empleo de los portadores energéticos y las fuentes renovables de energía, tanto en el periodo de estabilidad del Sistema Eléctrico Nacional, como al declararse régimen de contingencia eléctrica.

Personas bien informadas plantean que las empresas importadoras, a partir de la apertura actual, deben incrementar gestiones que favorezcan solicitudes de los vendedores privados de artilugios. Otras sugieren establecer subsidios estatales, a modo de estímulos, a quienes deciden optan por instalarlos. Asimismo, las hay quienes sugieren medidas verificadoras que, sin convertirse en frenos por el exceso de burocracia o la falta de rigor a la hora de aplicarlas, sancionen a entidades estatales y privadas que se excedan en los márgenes de ganancias de los componentes importados.

También una parte cree que el Ministerio de Energía y Minas y la Unión Eléctrica deben establecer precios atractivos para los privados que decidieran inyectar, por concepto de venta, la energía generada que rebasara sus necesidades.

Hay muchos “cables” por conectar hasta que los sistemas fotovoltaicos dejen de verse solamente como una opción para escapar del apagón, y se extiendan con la magnitud requerida sobre cubiertas y otros espacios de viviendas e instalaciones privadas, productivas y de servicios.

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