Luis y la batalla contra el marabú y la desidia

Hasta hace cosa de un año, aquellos eran parajes cubiertos por marabú. Nadie reparaba en las parcelas que poco a poco se iban cerrando al paso humano y mucho también a la posibilidad de encontrar un fin productivo. Era solo un punto más de polvo, en el camino al puerto de Guayabal. Pero en cuanto Luis García Pérez hundió su bota en la tierra ocre supo que aquella realidad iba a cambiar, y pronto.

A sombrero quitado me cuenta que en octubre del año pasado comenzaron a trabajar en lo que hoy es el Polo 107 de “Amancio”. No sin mucho esfuerzo, jornadas de más de 12 horas y la ayuda de muchas organizaciones del territorio, han logrado hoy un enclave productivo con una superficie total de 152 hectáreas. Cada pedacito se le robó al marabú y a la desidia.

Del amplio terreno, donde es visible la yuca, el boniato, el plátano y el maíz, ahora 62 hectáreas están cubiertas de producción. Desde allí se distribuye al municipio, a la cabecera provincial y se le ha trastocado el rostro a las comunidades aledañas, porque en este enclave ya no hay espacio para las plagas, sino para contribuir con una tarea que ahora mismo es prioritaria: poner un plato de comida en la mesa.

Foto: Rey López/Periódico 26.
Foto: Rey López/Periódico 26.

“Trabajando lo echamos adelante y no hemos parado, asegura el administrador del polo. Tenemos 35 trabajadores y nuestra meta es este año llegar a las 100 hectáreas cubiertas, porque es casi un crimen tener tierra buena sin explotar. Y aquí estamos acostumbrados a doblar el lomo de sol a sol.

“La batalla contra el marabú fue muy dura. Hicimos varias brigadas de desmonte. Déjeme contarle que no se desperdició nada, porque todo ese marabú luego lo aprovechamos para hacer carbón. Implementamos un programa que benefició a los propios trabajadores y a la Industria Azucarera en la localidad”.

Comenta que el empeño les llevó un poco más de cuatro meses y después de quitar toda la maleza vino la preparación de los suelos. “Trabajábamos diariamente de 12 a 14 horas, por eso logramos mantener toda la zona limpia en un plazo tan corto.

“En la actualidad tenemos 30 hectáreas de plátano, 22 de yuca, 2.6 de boniato, 5 de maíz, 2.6 de calabaza y unas 7 de tomate. Esta tierra es buena, agradecida. El rendimiento está dentro del marco de lo que se aprovecha; no hay espacio que no dé resultados cuando se le dedica tiempo.

“Recuperamos dos turbinas y como no tenemos sistema de riego, hicimos canales y por aniego llevamos el líquido a las plantaciones. Ese era un gran anhelo y el impulso se ha sentido en las cosechas”.

Dice con vehemencia que para mejorar los suelos, por ende deprimidos, se apoyan en un compost hecho por ellos mismos, fórmula en la que utilizan estiércol y cachaza; lo echan en cada campo y al plantar las semillas les ponen una buena cantidad alrededor. “La cachaza está beneficiando mucho”.

Tampoco les resultan ajenos los aciertos más novedosos de la ciencia y la técnica para mejorar la productividad. Como campesinos viejos saben que en los secretos naturales está la solución para combatir plagas y evitar pérdidas, que al final son menos alimento para su gente.

“En la primera campaña cosechamos 15 hectáreas de yuca y este año tenemos previsto sembrar 26, ya 22 están listas. En tiempo de recogida, el Partido y el Gobierno en el municipio apoyan mucho a través de las movilizaciones populares. Somos dichosos por esa parte.

“Vamos a la Feria Provincial, pero la mayoría de los productos se quedan en nuestra localidad. Los distribuimos donde nos digan, en las ferias, en algunas plazas, en todo el pueblo. Ahora mismo estamos encaprichados en hacer un módulo pecuario. Ya tenemos cinco cerdos y vamos a aumentarlos con el tiempo; también aspiramos a contar con ovejos y cabras”.

Foto: Rey López/Periódico 26.
Foto: Rey López /Periódico 26.

Luis me cuenta con un orgullo muy noble que el polo fue visitado por el primer secretario del Comité Central del Partido y presidente cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, y aquel diálogo ha resultado un impulso para su tropa.

“Fue un buen intercambio colectivo, porque el presidente habló con todos los trabajadores, quedó grabado para la historia. En ese momento, aquí dentro se estaba limpiando la yuca; él se interesó por el proceso, aquello no se nos olvidará. Espero que esa visita no sea la única suya.

“Estamos preparando 14 hectáreas para sembrar arroz, porque conocemos la necesidad de la población y la crisis que atraviesa el país. Los canales tienen fuerza para mantener esa parte bajo aniego y, de todos modos, vamos a fortalecerlos. Gracias a las turbinas es que podemos pensar en eso. Y no paramos ahí”.

Con la mirada de quien carga 44 años de jaleo, con las botas puestas, Luis habla de grandes planes y proyecciones, en las que destaca lograr el encadenamiento productivo y habilitar los recursos para elaborar casabe. “Hay que aprovechar al máximo cada producto y no cogerle miedo al desarrollo”. Un colectivo de coraje respalda su atisbo de seguir ganándoles la batalla, todos los días, al marabú y la desidia.

(Tomado de Periódico 26)

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