Las Tunas retoma cultivo de papa tras 20 años con miras a sustituir importaciones

Tras más de dos décadas sin producción a gran escala de papa, la provincia de Las Tunas reinició la cosecha del cultivo en zonas de los municipios norteños de Puerto Padre y Menéndez, áreas seleccionadas por sus condiciones climáticas y de suelo más favorables frente a las del sur local.

La siembra, desarrollada en varias hectáreas de cooperativistas afiliados a las cooperativas de Créditos y Servicios Oscar Lucero y Noel Turruelles, marca un intento por recuperar un rubro estratégico para la seguridad alimentaria.

Luis Oro Torres, jefe del Departamento de Cultivos Varios de la Delegación provincial del Ministerio de la Agricultura (MINAG), detalló a la Agencia Cubana de Noticias que el proceso contó con semillas importadas desde Países Bajos y paquetes tecnológicos entregados directamente a los productores.

El programa inicial contemplaba 40 hectáreas, pero cuatro de ellas fueron cosechadas de forma anticipada para evitar pérdidas ante las lluvias intensas registradas en la región. “En estas primeras acciones se aprecia salud en las papas extraídas, aunque el rendimiento por hectárea se sabrá con exactitud cuando concluya la cosecha en los próximos días”, precisó Oro Torres.

El especialista adelantó que, de alcanzarse rendimientos cercanos a las 20 toneladas por hectárea, se solicitará expandir el cultivo a 100 hectáreas en la próxima campaña. Subrayó, además, el interés de varios agricultores con experiencia previa en el cultivo de unirse al proyecto.

Como meta inmediata, los productores tuneros deben garantizar tres libras de papa por habitante en los ocho municipios de la provincia, a un precio de 11 pesos la unidad. Esto permitirá sustituir parcialmente las importaciones que históricamente abastecían la demanda local.

La última vez que Las Tunas sembró papa a gran escala fue en 2005. En aquel entonces, las autoridades priorizaron trasladar el cultivo a provincias con suelos de mejor drenaje y mayor experiencia productiva, como las del centro y occidente del país.

Mientras en esas zonas predominan terrenos menos compactos y con drenaje eficiente —clave para evitar encharcamientos—, los suelos tuneros, aunque ricos en materia orgánica, presentan alta compactación y retención de humedad, un desafío agrotécnico.

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