Empresarios, legisladores y funcionarios de sectores marítimos, agrícolas y exportadores de EE.UU. alertan sobre los riesgos económicos de imponer aranceles a buques portacontenedores construidos en China o vinculados a propietarios chinos que atraquen en puertos estadounidenses.
Señalan que el país no tiene capacidad industrial ni logística para competir con China, líder en construcción naval y control de cadenas de suministro globales.
La propuesta del gobierno de Donald Trump busca cobrar entre 1 y 3.5 millones de dólares por barco chino, argumentando seguridad nacional y frenar el dominio comercial-militar de Pekín, señaló RT.
Según la USTR, el 98% de la flota mundial estaría sujeta a estas tasas, incluyendo buques existentes y futuros con pedidos en China.
Reuters destaca que EE.UU. produce menos de 10 buques anuales frente a 1 000 chinos.
Joe Kramek, del Consejo Mundial de Transporte Marítimo (WSC), advirtió que “estas propuestas resultarán en mayores costos para los exportadores y consumidores estadounidenses, así como en ineficiencias en la cadena de suministro, y no brindarán a China incentivos efectivos para modificar sus actos, políticas y prácticas”.
Asimismo, alertó sobre congestión en puertos grandes, afectación a empleos portuarios y transporte terrestre.
Alan Murphy, de Sea-Intelligence, pronosticó que los buques evitarían puertos secundarios en EE.UU., desviándose a Canadá y México, lo que aumentaría costos logísticos. Peter Friedman, de la Coalición de Transporte Agrícola (AgTC), subrayó que no hay buques estadounidenses aptos para transporte agrícola internacional.
“No estamos dispuestos a sacrificar la agricultura […] por un plan que eliminaría nuestra capacidad de vender productos agrícolas fuera de nuestras fronteras”, dijo.
Xu Kai, del Instituto Internacional de Transporte Marítimo de Shanghái, destacó la ventaja china en capacidad y rentabilidad: sustituir sus buques por alternativas más antiguas elevaría costos de transporte.