Cuando pocos creían en que podía producirse carne de cerdo a gran escala en Cuba, en Placetas había un joven, oriundo de Encrucijada, que, no se sabe si por su origen campesino o por esa capacidad que siempre ha tenido de mirar un poco más lejos que otros, soñó con ver crecer a sus animales. José Ramírez González hoy vive esa realidad.
Por eso, cuando Fidel diseñó aquel programa tan exitoso de levantar la producción porcina en nuestro país, a partir de los convenios porcinos, muchos miraron hacia la llamada Villa de los Laureles, como posible polígono de pruebas para validar la experiencia, porque allí hay buenos productores y un especialista conocedor de la materia.
A él, y a otros expertos avezados en el tema, se deben iniciativas como la ceba al destete, que revolucionó la cría de cerdos en el país; además de la formulación de piensos de la mejor calidad, entre otras ideas, que pronto comenzaron a extenderse por toda la nación y a dar los frutos que la población demandaba.
“Entonces todo era muy fácil, porque había recursos y no faltaba el pienso de calidad, los medicamentos y la producción de otros insumos; contábamos con muy buena genética y otros alimentos, también necesarios, como la miel y el yogur de yuca”, asegura Ramírez.
Sin embargo, con la llegada de la pandemia y el recrudecimiento del bloqueo imperial contra Cuba, comenzó a faltar el pienso y otros recursos a los que estaban acostumbrados los porcicultores, lo que provocó la abrupta caída de la producción.
Mas, en medio de ese difícil contexto, este placeteño no se cruzó de brazos. Comenzó a pensar en otras alternativas que permitieran la recuperación paulatina, y así nació la Sociedad Mercantil Porcina de Placetas.
Es una mipyme estatal que, desde otros conceptos, ya muestra las luces que pueden conducir al regreso de la preciada carne a la mesa del cubano.
El “secreto” del éxito
Cuando habla de lo que ha hecho, lo primero que destaca José Ramírez es la voluntad que se necesita para emprender un proyecto como el que él, sus técnicos y los productores vinculados a este han emprendido en medio de un contexto preñado de dificultades y barreras.
“En la situación actual, marcada por la carencia de recursos y financiamiento, buscamos una oportunidad para desarrollarnos a partir de ideas innovadoras, a tono con las indicaciones y facilidades que ha dado la dirección del país para lograr asociaciones estratégicas con diversos actores, ya sean foráneos o cubanos”, expone el experto.
Uno de los primeros pasos, dijo, fue buscar alianzas, como la lograda con Bioamazonas Piensos S.A., empresa mixta entre Cuba y Brasil, que facilita el alimento necesario para favorecer la ceba de cerdos y las materias primas destinadas a la elaboración del pienso.
De igual manera, nos encadenamos con el Grupo Sur, una red de empresas encargada de todos los procesos que componen la cadena de abastecimiento, para que los productos alimenticios del campo y de las pequeñas industrias lleguen a los más disímiles lugares en los que se forjen proyectos como el nuestro, explica el director de la Sociedad Mercantil placeteña.
“El encadenamiento con empresas extranjeras que nos facilitan la producción de alimentos ha sido posible por el compromiso de muchos productores que tienen capacidad de pago y aportaron la divisa necesaria, que después es retribuida a ellos en MLC o en CUP, a partir de un crédito revolvente otorgado por el sistema bancario cubano”, asegura el también médico veterinario.
Esa relación es la que ha dado sostenibilidad al programa, traducida en la posibilidad de contar con una unidad reproductora, resultado que permite vender precebas de más de diez kilogramos a los productores, sin las cuales es imposible pensar en reanimar la producción.
También se dieron a la tarea de rehabilitar una antigua fábrica de piensos, radicada en la zona de La Macagua, perteneciente al municipio de Manicaragua. Fue reparada y automatizada con el objetivo de producir allí la mayoría de los alimentos que consumen los animales, formulados con los requerimientos más exigentes del mercado, sostiene “Pepe”, como también se le conoce.
“Gracias a esas dos acciones, pudimos mejorar la genética, a partir de adquirir hembras y machos aptos para la reproducción, lo que favorece el proceso de crecimiento y autorremplazo, evidenciado en que ya contamos con 440 reproductoras y 27 verracos, todos de muy buenas razas y en un estado general muy bueno”, afirma el doctor Ramírez.
Para demostrarlo, habla con orgullo de la eficiencia con que se trabaja, de lo cual constituyen una muestra los excelentes indicadores bioproductivos que presentan: viabilidad del 90%; cría por parto de 10.3; efectividad de la monta, por encima del 85%; destete a los 27 días como promedio y con un peso de entre 6.5 y siete kilogramos, que son fruto de la profesionalidad y el compromiso de quienes laboran en toda la cadena productiva.
En la actualidad, del establecimiento ubicado en La Macagua, salen precebas con menos de 50 días de edad con un peso superior a los diez kilogramos, las que van a manos de productores de diferentes sitios de Villa Clara y otros territorios como Cienfuegos, Sancti Spíritus y Matanzas, a los que también venden la comida, recibiendo a cambio una parte de la producción.
“A ellos les compramos la carne y la comercializamos. En lo que va de año hemos recibido, por ese concepto, cerca de 300 toneladas, y debemos aproximarnos a las 1 500 para fines de año, cifra superior a la de 2024 cuando adquirimos 1 050”, acota Ramírez González.
Añade que la relación es excelente, entre otros aspectos, porque los pagos se efectúan en el término de una semana como máximo.
También tienen un vínculo muy beneficioso con las entidades estatales. Por ejemplo, a la empresa cárnica de Sancti Spíritus, les venden precebas, y a cambio, ellos les aportan capacidad de pago en divisas, lo que les ha permitido comprar dos contenedores de alimento para la masa, nos cuenta el especialista, quien añade que cada vez son más los productores y entidades que quieren tener una relación con ellos.
Gracias a la estrategia diseñada, al cierre del pasado año la mipyme estatal placeteña realizó ventas por más de 422 millones de pesos y cerró con utilidades por encima de los 40 millones de pesos, resultado que fue posible gracias a la producción, como promedio, de más de cien toneladas de carne de cerdo cada mes. Todavía es una cifra muy alejada de las 400 que entregaban antes del colapso de esa industria. Sin embargo, esa cantidad demuestra que siguen el camino correcto.
¿Cuál es el destino de la carne producida en Placetas?
En esta etapa inicial, una parte importante de la producción de la mipyme estatal radicada en la Villa de los Laureles, se vende en divisas para poder obtener el financiamiento necesario, a fin de continuar creciendo; pues entre el 70% y el 80% del costo de la producción porcina se invierte en la creación de los alimentos, o en la adquisición de las materias primas destinadas a su producción.
Hoy realiza importantes ventas a todo el Polo Científico de La Habana, además de otros organismos con capacidad para pagar en divisas, y en fecha próxima se integrará con la cadena CIMEX, con el objetivo de introducir la venta de piezas de cerdo en sus mercados, lo que les permitirá incrementar la importación de pienso desde el exterior.
La referida mipyme estableció un contrato de producción cooperada con la empresa avícola de la provincia, lo cual le dio la posibilidad de incursionar en la producción de huevos, con resultados muy alentadores hasta la fecha.
Pero también mantiene y desarrolla el fuerte compromiso social que siempre los ha caracterizado. De ahí su presencia en ferias populares y de fin de año, en lo fundamental en los municipios de Placetas y Manicaragua, asegura José Ramírez, quien dijo que se entrega una parte de la producción a hospitales, centros educacionales, casas de niños sin amparo familiar y centros que atienden a infantes discapacitados, además de la ayuda a niños que padecen enfermedades hematológicas, entre otros, a los que les aportan carne y huevos.
En ese caso, el precio siempre es en moneda nacional y un 60% por debajo del que se ve en el mercado de oferta y demanda, asegura.
Tiene en mente la ejecución de un matadero de pequeño formato, que contará con un área de seccionado y ofrecerá facilidades para hacer cortes especiales y al vacío; además de poder procesar otros productos como embutidos y picadillos destinados a determinados segmentos de la población, venta a organismos, e incluso con fines exportables en frontera.
La Sociedad Mercantil Porcina de Placetas no es una obra acabada, pero muestra el sendero de lo que puede lograrse cuando la ciencia, la innovación y el empuje de un colectivo y su líder se juntan en bien de un país. Pensemos por un momento en cuánto más se hubiera avanzado en el objetivo de volver a contar con la ansiada carne de cerdo si, en vez de concentrarse solo en las carencias o en los insumos pendientes, se le pusiera más pensamiento y estrategia al tema desde lo local.
A veces, lamentablemente, la voluntad es el recurso más deficitario.
(Tomado de Granma)