Una transformación en la entrega de diésel a los productores tabacaleros de Pinar del Río está demostrando resultados tangibles tras su primera campaña completa, confirmando que la experiencia práctica es el mejor juez de las iniciativas.
El cambio, largamente demandado por los campesinos, eliminó intermediarios y aseguró que los recursos asignados llegaran efectivamente a las vegas.
Históricamente, estudios del Grupo Empresarial Tabacuba revelaron un problema crítico: solo alrededor del 40% del diésel destinado a las plantaciones de Vueltabajo alcanzaba su objetivo final.
El 60% restante se perdía en una compleja cadena administrativa y logística antes de llegar al surco. Esta fuga representaba un enorme desperdicio de un recurso vital, costoso y escaso, perjudicando directamente la producción, informó Granma.
Para revertir esta situación, a finales de 2024 se implementó un sistema radicalmente diferente. Una flotilla inicial de seis carros cisterna adquiridos por Tabacuba comenzó a distribuir el combustible directamente a las fincas, eliminando múltiples eslabones de la cadena anterior.
Osvaldo Santana Vera, coordinador de Tabacuba en Pinar del Río, detalló en su momento los preparativos: se geolocalizaron todas las fincas tabacaleras mediante tecnología GPS en colaboración con GeoCuba, y se establecieron 120 zonas agrícolas para optimizar las rutas de abastecimiento.
Los nuevos camiones, equipados con dispensadores de precisión y terminales POS inalámbricos para el pago electrónico instantáneo, fueron la columna vertebral del nuevo modelo.
Nueve meses después, al concluir la primera campaña bajo este esquema, los balances son abrumadoramente positivos. Michel Alejandro Valdés, director de la Empresa de Acopio y Beneficio de Tabaco Hermanos Saíz en San Juan y Martínez, calificó la medida como una de las más significativas de la contienda agrícola reciente.
“Aquí todo el mundo cogió el combustible por tiro directo: el 100% de las cooperativas de producción agropecuaria (CPA) y los 1 793 campesinos que sembraron”, afirmó Valdés.
Este acceso directo no solo garantizó que las asignaciones teóricas coincidieran con las entregas reales, sino que también permitió una mayor disponibilidad de diésel para el riego, la preparación de tierras y otras labores, distribuido con eficiencia según el área comprometida por cada productor.
“Estimamos un crecimiento de unas 500 toneladas con respecto al año pasado, y ello responde a que sembramos un poco más, y a que ha habido mejor disponibilidad de recursos, incluyendo el combustible”, añadió el directivo.
Marino Murillo Jorge, presidente de Tabacuba, subrayó recientemente en la provincia el contraste con el mecanismo tradicional, mucho más vulnerable: “Cuando salías atrás de un litro de petróleo, para controlar, notabas que a las plantas de tabaco solo llegaba el 40%”.
El antiguo sistema implicaba que el combustible pasara de CUPET a una empresa logística, luego a las empresas tabacaleras, después a las cooperativas y finalmente a los productores. “Por tanto, advertía que no puede haber tantas manos en la distribución de un recurso tan importante y que, a diferencia de los mecanismos anteriores, ‘con las pipas, todo es directo’”, enfatizó Murillo Jorge.
El éxito inicial ha impulsado la decisión de reforzar el sistema. El presidente de Tabacuba anunció la importación de seis carros cisterna adicionales para continuar apoyando esta nueva metodología.
“En términos de logística, hay que quitar intermediarios y lograr que el campesino no tenga que salir de su finca a buscar nada”, concluyó Murillo Jorge, reafirmando el compromiso con un modelo que pone al productor en el centro y maximiza el uso eficiente de insumos críticos.
La práctica, como siempre, ha dictado la sentencia final sobre la efectividad del cambio.
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