Fábrica de Cemento Siguaney diversifica su producción en tiempos difíciles

En un contexto nacional marcado por una severa contingencia energética, la Fábrica de Cemento Siguaney concluye el año como un símbolo de resistencia industrial.

Aunque lejos de su capacidad óptima, el ininterrumpido humo gris de sus chimeneas testimonia que la planta no solo se mantiene operativa, sino que amplía y diversifica su producción contra viento y marea.

El director de la entidad, Gonzalo Reina Aguilar, atribuyó este resultado al esfuerzo de sus trabajadores, quienes cumplieron con antelación su compromiso productivo anual.

La demanda prioritaria ha provenido del programa nacional de energías renovables. “Desde el mes de enero cada tonelada que sale ha sido con destino a los Parques Solares Fotovoltaicos (PSFV), no solo los tres de Sancti Spíritus, porque casi todo el cemento P-35 que se ha utilizado en los que se han construido en la isla ha salido de Siguaney hacia occidente, el centro y el oriente”, explicó el directivo.

La escala del aporte es considerable. Cada parque solar requiere miles de toneladas de cemento para sus cimentaciones, cercas perimetrales y edificios técnicos. Satisfacer esta necesidad, crucial para la estrategia energética del país, ha exigido a los casi 400 trabajadores de Siguaney multiplicar sus esfuerzos en una planta cuya tecnología enfrenta signos de obsolescencia.

Más allá del cemento gris, la fábrica ha impulsado una diversificación productiva para apoyar las inversiones locales. Ahora fabrica morteros, bloques y adocretos, elementos constructivos demandados por numerosos proyectos en la provincia de Sancti Spíritus.

Paralelamente, la entidad emprende una transformación de su propia matriz energética para contrarrestar la escasez de combustibles tradicionales. “Hace unos años la industria solo consumía crudo cubano en los hornos, pero hoy se utilizan alternativas para la quema como neumáticos fuera de uso; se va a llegar a los 2 millones de litros de aceite y lodos petrolizados con pailas construidas en los talleres de la fábrica”, detalló Reina Aguilar. A esto se suma la instalación de un tercer pequeño PSFV dentro del complejo industrial y la construcción de una planta de biogás para autoconsumo, destinada eventualmente a la cocción de alimentos.

Esta reconversión técnica va acompañada de una política de atención al capital humano. La dirección ha promovido mejoras en las condiciones de vida y trabajo, consolidando servicios como una panadería, una juguera, una guarapera, una casa de capacitación y un merendero, con suministros estables y precios asequibles durante todo el año.

El programa de construcción de viviendas para los trabajadores y el fuerte impulso a la producción agropecuaria de la fábrica completan el cuadro. Según los directivos, la sostenida producción de cultivos varios, granos, viandas y carne está a punto de lograr la soberanía alimentaria de la base productiva de manera sustentable y ecológica, cerrando un ciclo de resiliencia integral.

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