El gobierno de Estados Unidos implementó este lunes un conjunto de nuevas regulaciones de exportación dirigidas a los microchips avanzados de inteligencia artificial.
Esta medida representa un esfuerzo continuo de la Administración Biden para limitar la capacidad de China y otros competidores globales de adquirir tecnologías críticas en el ámbito de la IA.
Las nuevas restricciones se añaden a las políticas previamente establecidas en 2023, que ya restringían la exportación de ciertos tipos de chips de IA hacia China, nación considerada por Washington como un rival estratégico en la industria de semiconductores de vanguardia.
Según dijo a la prensa la secretaria de Comercio, Gina Raimondo, “Estados Unidos lidera el mundo en la IA ahora, tanto en el desarrollo de IA como en el diseño de chips para IA, y es fundamental que sigamos así”.
Esta decisión desató una airada reacción de Pekín, así como críticas de la industria y advertencias sobre un impacto en la competitividad de Estados Unidos.
China declaró el lunes que las nuevas restricciones impuestas por Washington son una “violación flagrante” de las reglas del comercio internacional.
El anuncio “es otro ejemplo de la generalización del concepto de seguridad nacional y del abuso del control de las exportaciones, y constituye una violación flagrante de las reglas económicas y comerciales internacionales”, afirmó el Ministerio de Comercio chino en un comunicado.
John Neuffer, director ejecutivo de la Asociación de la Industria de Semiconductores, expresó su decepción por las recientes modificaciones regulatorias implementadas justo antes de un cambio presidencial, sin consultar significativamente a la industria.
Según Neuffer, estas decisiones podrían infligir daños a largo plazo en la economía de EE.UU. y su posición competitiva global, al permitir que competidores tomen control de mercados esenciales.
Por otro lado, Nvidia, líder en el sector, criticó las nuevas regulaciones en su blog, calificándolas de ineficaces bajo la pretensión de ser medidas contra China, y advirtió que no contribuirán a la seguridad nacional. Estas reglas serán efectivas en 120 días, informó Raimondo, coincidiendo con la toma de posesión del republicano Donald Trump el 20 de enero.
La actualización normativa impone controles más estrictos sobre los semiconductores, incluyendo la necesidad de autorizaciones especiales para su exportación, reexportación y transferencia interna en EE.UU., aunque se establecen excepciones para naciones aliadas.
Además, los centros de datos de inteligencia artificial deberán adherirse a estándares de seguridad más rigurosos para la importación de semiconductores, según las nuevas regulaciones destacadas por Jake Sullivan, asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca.
Las medidas buscan prevenir que competidores estratégicos de Estados Unidos eludan los controles de exportación mediante tácticas como el contrabando y el acceso remoto.
Sullivan también mencionó que las normas están diseñadas para incentivar a aliados internacionales a optar por proveedores confiables de IA avanzada.
Sin embargo, la Asociación de la Industria de Computación y Comunicaciones expresó preocupación por el potencial impacto negativo en la habilidad de las empresas estadounidenses para exportar semiconductores avanzados.
Además, la Fundación para la Información e Innovación Tecnológica (ITIF) advirtió que forzar a los países a decidir entre alinearse con Washington o Pekín podría disuadir a los socios de EE.UU. y fortalecer la influencia de China en el ámbito global de la IA.
Daniel Castro, vicepresidente de ITIF, sugirió que muchos países podrían inclinarse hacia quien les garantice acceso continuo a tecnologías de IA esenciales para su desarrollo económico y progreso digital.
En relación con la política comercial, Nvidia señaló que la administración de Trump demostró que EE.UU. avanza mediante la innovación y la competencia, compartiendo tecnología globalmente, en contraposición a la protección gubernamental.
A pesar de los aranceles impuestos por Trump a las importaciones chinas, las nuevas regulaciones impuestas por un gobierno demócrata saliente podrían ser vistas como un obstáculo innecesario para la exportación de productos tecnológicos por parte de las empresas de Silicon Valley.
(Con información de AFP)