El realismo mágico de Macondo con “Cien Años de Soledad” promueve el turismo internacional a Colombia en 2025

Con el estreno a nivel mundial de la serie de Netflix, el pequeño pueblo de Aracataca del Caribe colombiano, lugar en el que nació y se inspiró Gabriel García Márquez para ambientar la que es considerada la novela más importante del “boom” latinoamericano, concentra la atención del mundo gracias al formato audiovisual que llega al público a través de las pantallas.

Gabriel García Márquez, que nació el 6 de marzo de 1927 en ese pueblo situado en las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta, y falleció en Ciudad de México el 17 de abril de 2014, se convirtió en un ícono de la literatura mundial para orgullo de Colombia y de Latinoamérica.

Este diciembre, enmarcado en un atardecer fresco después de un ajetreado día y a un lado de la iglesia de San José, una pantalla gigante montada en la plaza reunió una multitud de lugareños y visitantes para la proyección de la serie inspirada en la obra del hijo ilustre de Aracataca y considerado como el colombiano más universal.

Hablan del Macondo real, porque, desde que se publicó la novela en 1967, Macondo se salió del libro. Su corazón anda por Aracataca, este pueblo donde nació un clásico de la literatura universal y que busca ver su reflejo en Netflix.

Situada a orillas del río que lleva su nombre y que proviene de un vocablo en lengua indígena “kogui” que significa ‘río de las hamacas’, por las redes que colgaban los aborígenes entre los árboles para descansar en sus riberas, Aracataca tiene una historia que se remonta a épocas anteriores a la llegada de los españoles a lo que hoy es Colombia, pero se dio a conocer a partir de la novela “Cien Años de Soledad”.

En una entrevista de los años ochenta, Garcia Marquez dijo: “Es difícil que haya una línea en alguno de mis libros que no tenga su origen en mi infancia”. Elementos de la relación entre sus padres están en “El amor en los tiempos del cólera”; su amor por su abuelo aparece en “El coronel no tiene quien le escriba o La hojarasca”.

Pero en “Cien años de soledad” pareciera estar todo Aracataca, el lugar atravesado por un tren que trae lo bueno y lo malo de la modernidad. Aracataca, sobre todo, fue el pueblo que le dio hogar a la extensa familia Márquez, transformada de alguna forma en la familia Buendía que fundó Macondo. Aracataca, escribió Gabo en sus memorias “Vivir para contarla”, fue “donde tuve la buena suerte de nacer”.

El lanzamiento de la serie de Netflix fue la oportunidad de algunos visitantes para conocer en Aracataca los lugares que guardan relación con la vida de Gabriel García Márquez y su obra literaria. La casa Museo Gabriel García Márquez, la Casa del Telegrafista, la Estación del Ferrocarril y la Biblioteca Remedios la Bella, evocan el ambiente del realismo mágico que el autor plasmó en cada una de sus novelas.

Una audiencia de más de doscientas personas, con mujeres mayores con abanicos, niños escapando de la hora de dormir, algunos bogotanos, muchos costeños, y una delegación de indígenas arahuacos. Entre el público también estaban algunos actores disfrazados: miraban la pantalla Melquíades, José Arcadio Buendía, tres de las gitanas que llegan al pueblo novelesco de Macondo en la primera parte del libro. Y también era espectador aquel personaje que recordó el hielo ante el pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía.

Antes de la proyección del primer capítulo de la serie, el director de Políticas Públicas de Netflix para América Latina, Pierre Vandoorne, manifestó: “Qué mejor lugar que Aracataca para estrenar la producción más grande que haya tenido lugar en Latinoamérica, que es una historia colombiana”.

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