Las autoridades estadounidenses impusieron aranceles a las importaciones de lingotes de oro de un kilo y 100 onzas, una medida que podría alterar el mercado global del metal precioso y afectar significativamente a Suiza, principal centro mundial de refinado.
Según una carta de resolución de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU. (CBP) del 31 de julio, estos lingotes ahora deben clasificarse bajo un código aduanero sujeto a gravámenes.
Estas barras son las más utilizadas en Comex —el mayor mercado de futuros de oro— y representan la mayor parte de las exportaciones suizas hacia Estados Unidos.
El nuevo arancel del 39% a Suiza, vigente desde este jueves, impacta exportaciones por 61 500 millones de dólares en los últimos doce meses, generando 24 000 millones en tarifas adicionales.
Christoph Wild, presidente de la Asociación Suiza de Fabricantes y Comerciantes de Metales Preciosos, calificó la medida como “otro golpe” para el comercio bilateral, añadiendo que “dificultaría satisfacer la demanda” de oro.
La incertidumbre regulatoria ha llevado a varias refinerías suizas a reducir o suspender temporalmente sus envíos a EE.UU. tras meses de consultas legales sobre exenciones arancelarias.
Wild explicó que, aunque inicialmente se creía que los metales refundidos estaban exentos, “la clasificación arancelaria de los diferentes productos de oro no siempre es precisa”.
El flujo global de oro opera en un circuito triangular: lingotes de 400 onzas (tamaño ladrillo) circulan entre Londres y Nueva York a través de Suiza, donde se transforman en barras de un kilo (tamaño similar a un smartphone), preferidas en el mercado estadounidense.
Esta decisión coincide con una subida histórica del oro, que superó los 3 500 dólares por onza impulsado por temores inflacionarios, niveles de deuda pública y debilidad del dólar.