Economía de la cultura en Cuba

Transcripción del programa Cuadrando la Caja

16 de febrero de 2025

Dra. C. Marxlenin Pérez: Hola ¿Qué tal? Qué bueno volver a saludarles en  Cuadrando la Caja, una propuesta televisiva para debatir, cuestionar y llegar a consensos desde el socialismo cubano. Soy Marxlenin Pérez y le doy la bienvenida a este cuadre diferente, porque hoy vamos a conversar sobre economía de la cultura en Cuba. Si a usted le cuadra el tema, acompáñenos.

Y para referirnos a la economía de la cultura en Cuba doy la bienvenida al ingeniero, teatrólogo y poeta Fernando León Jacomino,  viceministro de Cultura.

Ing. Fernando León Jacomino: Muchas gracias.

Dra. C. Marxlenin Pérez: Los siguientes panelistas son nuevos en nuestro equipo, así que les estoy dando la bienvenida oficial a la familia Cuadrando la Caja. Me refiero a la doctora en Ciencias Lis Cuesta Peraza, directora de eventos, profesora e investigadora.

Dra. C. Lis Cuesta Peraza: Gracias.

Dra.C. Marxlenin Pérez: Con nosotros, además, está alguien que usted conoce bien, porque lo asocia con otro programa, pero aquí lo traemos a hablar sobre cultura, economía y cómo se da esa relación, el máster en Ciencias Michel Torres Corona, director de Nuevo Milenio.

A ustedes tres, gracias por aceptar esta invitación para hablar sobre un tema novedoso hasta cierto punto en nuestro país, la economía de la cultura, en estas condiciones tan difíciles que estamos enfrentando.

Jacomino, cuando hablamos de economía de la cultura, ¿qué significa este término, sobre todo en nuestro país? ¿Cómo se expresa en el socialismo cubano?

Ing. Fernando León Jacomino: Lo primero que hay que decir es que no es posible socializar la cultura sin una base material y sin una economía que la sustente. Eso lo digo para comenzar, porque normalmente cuando se habla de economía de la cultura se piensa solo en la parte comercializable de la cultura…

Dra. C. Marxlenin Pérez: Eso sería apenas una arista.

Ing. Fernando León Jacomino: Una arista de la cual vamos a hablar y hay que tomar en cuenta que nosotros tenemos una tradición de más de 65 años de promoción de la cultura a nivel popular y de un esfuerzo gubernamental por que el espectador cubano tenga acceso de manera gratuita o subsidiada a lo mejor de la cultura cubana y universal. Y eso se manifiesta en libros, festivales, discos, películas, en la divulgación en los medios.

Cuando hace apenas 10 años esas palabras, economía y cultura, no se decían juntas con mucha frecuencia, ello obedecía a que ha habido siempre una voluntad gubernamental y casi toda la actividad cultural, un altísimo porciento de la actividad cultural o, para decirlo mejor, de la actividad de socialización de la cultura artística y literaria, ha sido con cargo al presupuesto. Eso quiere decir subsidiando al espectador, que este no tenga que ir a un lugar a disfrutar un espectáculo cuyo precio de entrada ha sido construido con apego a los costos, porque de esa manera no podría ser un precio inclusivo, accesible para todo el pueblo.

Lo mismo pasa con los libros: que se pueda comprar un libro cuyo precio de tapa no esté formado con apego a los costos, porque se produjo con divisas, se importó el papel en otra moneda y hay un proceso fabril de distribución… Entonces, hay una voluntad del Estado. La diferencia que hay entre el precio que se paga por el libro y lo que costó es subsidiada por el Estado.

En los últimos años se comienza a hablar de economía la cultura, sobre todo cuando se habla de mercado de arte, de circulación comercial de la cultura, pero la otra parte es mayoritaria, va a ser mayoritaria siempre, porque aquí hay que defender un principio. Nosotros no estamos diciendo que la economía de la cultura, vista como comercialización, va a sustituir a la otra parte; nosotros estamos hablando de que el Estado va a seguir manteniendo sus políticas de respaldo a la cultura artística y literaria hasta donde sea posible, pero si hay una zona de la cultura que puede generar ingresos, no tenemos por qué prescindir de ella. Entonces, tenemos que desarrollar ambas áreas de manera armónica y tener muy claro qué sometemos a los avatares de la oferta y la demanda y qué no. Una cosa es una orquesta sinfónica y otra, un grupo de música popular bailable. No podemos pensar que una sinfónica autosustenta, en ningún lugar del mundo. Pero hay agrupaciones que tienen una alta popularidad, que sí se autosustentan e, incluso, generan utilidades.

Dra. C. Marxlenin Pérez: Es un equilibrio que desde el socialismo hay que tratar de mantener. ¿Qué ponemos en el mercado y qué no ponemos y cómo lo hacemos? Lis, ¿cuáles son, dentro de la cultura, esas áreas de mayor repercusión o que pueden o tienen mayor peso en la economía? ¿Las estamos explotando suficientemente? ¿Dónde están esos nichos que todavía no hemos descubierto?

Dra. C. Lis Cuesta Peraza: Este es un tema sobre el que ha habido debates y contradicciones desde hace muchísimos años, que recibe hoy una mirada particular desde la Universidad de las Artes, donde hay un grupos de expertos mirando el fenómeno del mercado, del comercio, el vínculo con la cultura desde nuestro prisma, que es la mirada que no podemos perder, la mirada del humanismo, del socialismo; la mirada desde la Revolución que amparó siempre el desarrollo de la cultura para todo el pueblo. Creo que eso es lo que siempre tenemos que colocar en el centro: el ser humano, desde nuestro humanismo. A partir de ahí es que uno tiene que saber que hay muchísimas potencialidades en el entorno cultural que ayudan a que la propia cultura sea sostenible. Y en el centro estaría, me parece a mí, porque es mi mundo de trabajo y lo hemos visto así, la relación con el turismo y el mundo de los eventos, que tiene mucha tela por donde cortar y mucha potencialidad aún por explotar ¿Por qué? En 1994 se internacionalizan los eventos de la cultura, nacen las empresas de la cultura. Pero, ¿qué pasa?, que nuestro turismo es hijo de una escuela que mira al Caribe por igual, la escuela del turismo española, donde hay investigaciones muy importantes tocantes al turismo cultural, y, sin embargo, a nosotros se nos miró siempre como un turismo de sol y playa y ahí quedó entonces en un nivel de desbalances y desequilibrio lo que significaba presentar la cultura cubana, la historia de Cuba; lo que significa la relación del pueblo de Cuba con la cultura cubana, con la historia nacional. Ahí hay muchísimo por potenciar, por presentar, por dar a conocer.

¿Cuántas personas vienen a Cuba en el entorno de los eventos culturales? ¿Podemos dejar de hacer los eventos culturales? No, ¿porque a quién afectaríamos, en primer lugar?: al pueblo de Cuba, que merece sus eventos culturales. El evento cultural es el momento cumbre de una manifestación artística, de una tradición cultural, de algo que viene del barrio, del pueblo. Por lo tanto, usted no puede, por una situación económica de crisis, prescindir de los eventos culturales. No, al contrario. Una etapa económicamente muy complicada como el Periodo especial nos hizo internacionalizar los eventos y crear las empresas de la cultura. Hay eventos culturales que nunca van a ser sostenibles, que nunca van a ser autofinanciados; hay otros que tienen esa encomienda y hay, además, un Ministerio de Cultura que, como trazador de políticas, siempre ha dicho que aquellos eventos que son de interés para todos tienen que existir y ser legitimados.

Ahí están la Bienal de La Habana, el Festival del Caribe, las Romerías de Mayo, el Festival de Ballet, el Festival de Academias de Ballet, el Festival de Jazz… Todos los eventos de las empresas de Artex y la Egrem, que esos sí son eventos completamente autofinanciados. Hay otros que llevan más amparo del presupuesto estatal, es muy difícil, hay costos, gastos, pero a la hora de discutir si los suspendemos o los mantenemos todo el mundo está dispuesto a negociar, a mover costos, porque todos saben la importancia que para el pueblo cubano tienen los eventos; su incidencia social, educativa, política, desde una mirada revolucionaria. Creo que no podemos prescindir de los eventos.

Mira ahora mismo lo que está pasando con la Feria del Libro. Hay algo trascendental y es lo que los entendidos en economía de la cultura llaman derrama económica. Cuando usted hace un evento de la cultura, ¿solo hay una ganancia para la institución cultural, para la manifestación artística? No. Hay una ganancia también para el Ministerio de Turismo, la Aduana, Inmigración, el Ministerio de Transporte, Agricultura, el sector privado, la gastronomía… Mira cuántas entidades se mueven alrededor del acontecimiento cultural que es un evento.

Nosotros llegamos a tener en el país casi 2 000 eventos. Hemos tenido que reducir nuestro catálogo de eventos buscando calidad, pertinencia, objetividad, mirando a la realidad actual del país. Hemos quedado en 230 eventos. ¿Cuántos de ellos son sostenibles económicamente? Bueno, menos de la mitad. ¿Por qué? Porque no miramos la derrama económica de los otros, porque no tenemos cómo mirarlo. Una vez tuvimos una cuenta satélite, algo que Jacomino puede explicar mejor porque él es experto es además su tema de doctorado. Se está mirando con mucha atención este fenómeno, porque hay una línea muy delicada, la línea de la mercancía, el mercado del arte. Debemos tener claro que lo que sí no podemos hacer nunca es volver mercancía nuestra esencia cultural. Pero tenemos que ser capaces de ser sostenibles.

Dra.C. Marxlenin Pérez: Michel, hay una cierta matriz de opinión que está  posicionando que es totalmente un derroche este movimiento a favor de los eventos, sobre todo los eventos masivos. ¿Qué opinión tienes tú en este sentido, en cuanto a ese dinero que eroga el Estado, para aportar y sustentar la política cultural de la Revolución?

M. C. Michel Torres Corona: Es importante entender que cuando se habla de economía de la cultura no solo se está hablando de respaldar u obtener algún tipo de respaldo financiero para el arte. Se habla de obtener un sostén financiero económico para la política cultural, que es en definitiva identificar y promover todo aquello que nos distingue a nosotros como nación. Y para un proyecto político como el de la Revolución es importantísimo que se identifique y se promueva todo aquello que nos identifica y nos distingue como nación.

En ese sentido, el dinero que eroga el Estado en función de proteger esa política cultural, que es proteger las esencias de la nación cubana, no puede considerarse como un gasto. Es siempre una inversión que va a tener ganancias ulteriores, como decía Lis, en términos puramente financieros, pero que a largo plazo va a tener ganancias que no son cuantificables monetariamente, que son mucho mayores. Y también lo mencionaban Lis y Jacomino: ese gasto, esa inversión del Estado para respaldar la política cultural, tienen que estar regidos por criterios de sostenibilidad y racionalidad.

Porque no se puede tratar de rescatar la nación cubana hundiéndola. Tenemos que ser capaces de rescatar, proteger aquello que nos define, que nos distingue, sin endeudar al país ni dañar el bienestar del pueblo. Creo que para que esos criterios de racionalidad y sostenibilidad tributen a los verdaderos fines del socialismo cubano, también tiene que estar identificado un componente democrático. ¿Qué es lo que distingue a la política cultural de la Revolución de otros tipos de políticas culturales que se construyen a partir de mecenazgos, de la voluntad de las élites para imponer su visión, de determinada visión del mundo o su modo de ver la realidad?: la democracia, el hecho de que podamos construir pluralmente la política cultural del país, de que todos podamos decidir, de que todos podamos opinar y que aquello que nos define como nación no sea tributo, no sea patrimonio de unos pocos, sino de la mayoría. Esa es también una voluntad que subyace en el proyecto socialista.

Dra. C. Marxlenin Pérez: Tú exponías una idea interesante, esa ganancia no solamente es el dinero que entró puntualmente en el mismo momento en que cerraron las puertas de un evento, una feria. Hay que entenderlo desde una perspectiva a más a largo plazo.

M. C. Michel Torres Corona: Que también es económica. Recuerdo un debate que estaba teniendo Fidel con la AHS y él decía que el problema es que nosotros no estamos midiendo elementos que otros países, incluso capitalistas, sí miden, y que inciden en la calidad de vida de los ciudadanos.

Ing. Fernando León Jacomino: La operación de corazón abierto…

M. C. Michel Torres Corona: Exacto, ¿cuánto cuesta una operación a corazón abierto? ¿Cuánto cuesta formar o qué valor se le puede poner al goce estético tremendo que puede tener el pueblo cubano con un ballet, como tenemos nosotros hoy, o con la capacidad de acceso a la literatura universal y cubana, los clásicos de la literatura universal y cubana que estamos garantizando con la Biblioteca del Pueblo?

Ing. Fernando León Jacomino: 70 títulos para esta feria.

M. C. Michel Torres Corona: No se le puede poner precio…

Dra. C. Marxlenin Pérez: En el socialismo…

M. C. Michel Torres Corona: En el socialismo.

Dra. C. Marxlenin Pérez: En el capitalismo todo tiene un precio.

M. C. Michel Torres Corona: En el capitalismo todo tiene precio, porque es la tendencia misma del capitalismo. Nosotros no podemos dejar en ningún momento que la lógica del capital nos conquiste. No podemos dejar que un repliegue táctico del Estado en determinadas coyunturas en las que no puede asumir determinada inversión se convierta en una estrategia.

No se puede entender la ganancia como un fin, hay que entender que cualquier criterio para obtener ganancia es un medio de sostenibilidad para invertir más en la cultura, no para que alguien se haga más rico o pudiente.

Dra.C. Marxlenin Pérez: Lis, hace unos minutos hablaba sobre el turismo y las potencialidades que tiene, y que somos más que sol y playa porque tenemos una cultura de fondo que lo respalda, sólida, construida en Revolución. ¿Cuáles son las potencialidades que desde el enfoque del turismo pudiéramos conectar, que todavía no hemos conectado? ¿Cuáles son esos nichos que nos quedan por explotar a favor de la cultura y del pueblo?

Dra. C. Lis Cuesta Peraza: En muchos países, turismo y cultura están en un mismo ministerio.  En Cuba, no. Creo que esa es una claridad meridiana que ha existido desde el momento en que se fundaron ambos ministerios. El Ministerio de Cultura en un país como el nuestro tiene muchísimo peso. No digo que el Ministerio de Turismo no lo tenga. Lo que quiero decir es que la cultura en Cuba tiene un peso específico, es nuestra identidad. Hay mucho por hacer todavía y por explotar en esta relación de la cultura con el turismo, que no siempre ha sido una relación bien llevada, seamos sinceros. No siempre ha sido una relación bien llevada, aunque ahora está más consolidada. La comisión cultura-turismo funciona desde los 90. Ahora tiene una atención y una dirección desde la máxima dirección del país, la frecuenta la compañera Inés María y hemos aunado lazos, logrado estrechar relaciones. Sin embargo, hay mucho por hacer.

El turismo tiene que entender que el cliente especializado de la cultura merece un precio lineal y diferente, que eso ayudaría a promover los productos culturales; que el catálogo de eventos culturales es factible de ser comercializado desde el primer momento que se presenta. Ellos hacen una presentación del catálogo de eventos de la cultura en el mes de diciembre junto con otros importantísimos eventos que tiene este país, como los de ciencia y otros temas.

Como país, tenemos un catálogo de eventos realmente muy bonito. Cuba llegó a ser el quinto destino de eventos del mundo. Perdimos eso en un momento determinado y luego llegó la pandemia, pero tenemos muchísimo en el mundo de los intercambios académicos y de los eventos culturales. Hay mucho que hacer todavía en el área del turismo. No se trata de llevar nuestros grandes eventos culturales al interior de los hoteles; se trata de que los hoteles, los visitantes, salgan a compartir con el pueblo cubano en el entorno de los eventos culturales. Eso es algo que todavía debemos consolidar.

No está en el pensamiento de los operadores que comercializan el turismo en Cuba la carta de triunfo que es en realidad el catálogo de oportunidades de la cultura cubana. Eso no solamente es dañino para la economía de la cultura, es dañino para la economía del país y para la economía específica del turismo. Debemos entender que es verdad que tenemos, lo digo como cubana, las playas más bellas del mundo, pero también la cultura más rica, más hermosa. Ahí tenemos un mundo por caminar. Tenemos varias propuestas sobre la mesa, ellos nos han ido mirando con más factibilidad, pero nos queda mucho por hacer, esa es la verdad.

Dra. C. Marxlenin Pérez: Y ha habido una política directa de hostilidad para dañar el sector turístico cubano. Se conoce justamente cuáles son las potencialidades de ese turismo anclado en una cultura que es única, que es irrepetible y que, además, tiene todavía mucho que seguir ofreciendo.

Dra. C. Lis Cuesta Peraza: La matriz de opinión que va como campaña contra el turismo en Cuba, va contra los eventos culturales. Porque, ¿dónde se quedan las personas que vienen a los eventos culturales? Al Festival de Jazz vinieron más de 400 extranjeros, ¿dónde se alojan? Ahí empiezan los promotores de esas campañas a obstaculizar todo, todos los procesos que se mueven alrededor del Festival de Jazz, pero lo que uno no puede hacer es renunciar a hacerlo por eso. Si alguien me preguntara si los eventos de la cultura dan ganancia económica, sí, la dan. Los eventos de la cultura tienen gastos, costos, pero generan ingresos. Hay muchísimos que dan ganancia, y no solo para el Ministerio de Cultura. Eso es algo que me gustaría repetir, porque esas ganancias al final van para la mejoría de nuestro pueblo que es, además, el que recibe el mayor beneficio educativo, social y cultural de los eventos de la cultura. También va a la caja de la economía de otras entidades la ganancia de los eventos culturales.

Dra. C. Marxlenin Pérez: Con esa idea les hago una pregunta general, y quiero retomar algo que se decía en el bloque anterior, esa matriz de opinión que está convencida de lo contrario a lo que nos viene exponiendo Lis, de que dan pérdidas totalmente los eventos, la política cultural, las ferias, todas esas actividades, sobre todo las masivas… ¿Por qué seguir apostando en nuestro país por esa política cultural que promueve los eventos con una gran participación del pueblo cubano y a los que, además, vienen personas de todas partes del mundo? ¿Por qué tenemos que seguir apostando a pesar de las adversidades que estamos atravesando?

 Ing. Fernando León Jacomino: En primer lugar, porque es una conquista de la Revolución y un derecho del pueblo. Igual que tenemos que seguir cobrando la entrada a los estadios de pelota a un precio diferenciado, porque es un derecho y es parte de la obra de la Revolución en función de todos. Hay que defender que las cosas no sean para pequeños grupos, sino para grandes grupos, para todo el pueblo. Ningún evento es solvente o no per se, cualquier evento puede ser solvente o no serlo según se organice. Si para que existiera un evento tuviera que haber respaldo institucional, no hubiera eventos en Estados Unidos, donde ni siquiera hay Ministerio de cultura. ¿Qué es lo que pasa?, que los eventos tienen una matriz de cálculo y por lo general gastan menos de lo que aportan. ¿Qué ocurre en esos lugares?, que hay maneras de medir eso, que no las tenemos nosotros. Nosotros no tenemos manera de medirlo. Yo puedo aventurar una hipótesis, porque no tengo las herramientas para demostrarla.

Dra. C. Marxlenin Pérez: ¿Por qué no tenemos manera de medir eso?

Ing. Fernando León Jacomino: Yo pudiera decir que los eventos en Cuba, de forma general, aportan más de lo que gastan. Ahora, no tengo manera de medir eso. Por ejemplo, en Argentina, que tiene un desarrollo en lo que se llama la cuenta satélite, hay un cálculo de que por cada peso que la persona gasta para un evento cultural derrama cuatro. Cada vez que usted va a un concierto, por cada peso que gastó en la taquilla usted gastó otros cuatro pesos. ¿En qué?: usted se maquilló, tomó un transporte, comió antes o después, hizo una comida irregular que cuesta más que si usted comprara el alimento crudo en un supermercado, compró un vestuario… Es así. Tiene que haber entonces una herramienta para medirlo.

Cada uno de los beneficiarios de ese evento debe tener variables que permitan medir el valor que el evento le agrega, porque la cultura agrega un valor… Vamos a tomar como ejemplo el evento cubano que a lo mejor nos parece el más costoso y el más derrochador, para decirlo en el término de la matriz de opinión que hay,  que también es infundada. La Feria del Libro. Usted puede decir que es muy barata la entrada, si el libro cuesta muy barato, si el ómnibus cuesta muy barato… Ese evento está con cargo el presupuesto. Y eso es verdad y no lo es. ¿Por qué? Porque pensemos en todos los quioscos y todas las ventas que hay en la Feria del Libro, en La Cabaña: si hoy los pone sin Feria del Libro, usted no vende un peso. Sin embargo, ahí no cabe un quiosco más, ahí no cabe un transportista privado más. Con todas las consecuencias que eso tiene, además, porque ahí hay afectación de tipo olfativa, obstrucción de espacio, estética… Usted puede tener los cuestionamientos que quiera, pero 50 000 o 60 000 personas se pasan el día en La Cabaña y todo lo que se consume allí es un valor que está agregando el librito que se puso allí a un precio móvil. Haga la prueba sin feria, ponga todos esos quioscos, a ver cuánto venden.

Dra. C. Marxlenin Pérez: A ver cuánto moviliza, también…

Ing. Fernando León Jacomino: En Guanajuato, por ejemplo, se celebra el Festival Cervantino, que es probablemente el festival de cultura más grande de América Latina. A ningún gobernante de Guanajuato se le ocurre decir que no va a financiar el Festival Cervantino, porque derrama diariamente millones de pesos mexicanos. Ahí tienen un gran festival que pagan horarios decentes, que invita a artistas de primer nivel del mundo entero y que no deja pérdidas. Al contrario, deja ganancias. En otros lugares, ¿hay Gobiernos con políticas culturales como el nuestro? Hay algunas políticas a favor de la cultura, pero, ¿qué pasa?, que en esos países la cuenta satélite se convierte en una necesidad, porque no hay el respaldo que ofrece el Estado en Cuba. Para nosotros, eso no ha sido hasta hoy una necesidad, ¿por qué?, porque sabemos que el evento es tan importante, está tan arraigado en la gente y es tan el colofón de un proceso cultural, que se va a celebrar de una manera o de la otra. Michel va a hablar de eso, es difícil explicar lo que cuesta un evento en las condiciones en que se hacen los eventos y la heroicidad de quienes los organizan. Son dos, tres meses sin dormir, sin descansar.

Dra. C. Marxlenin Pérez: Imagino que cuando usted dice cuánto cuesta no solo se refiere al gasto, sino a todo el esfuerzo, el sacrificio… Es tanto la movilización de recursos como el aporte de las personas.

Ing. Fernando León Jacomino: Entonces, habría que hacer una nueva escala de medida de eventos. En esos países lo han hecho. Una cosa en la que estamos insistiendo, pero no es cuestión de un día, porque la planilla, digamos para esquematizar, la planilla con la que el turismo informa, con la que informa gastronomía, con la que informa el Gobierno, un territorio, tendría que cambiar y decir “bueno, en un mes cualquiera yo vendo en esta la calle 10 pesos. Cuando hay un evento, vendo 90 pesos; por lo tanto, ahí hay 80 pesos que se deben al valor que agrega el evento y a partir de ahí vamos a empezar. No es lo mismo una cafetería, por ejemplo en Remedios, donde se celebran las parrandas: las entidades gastronómicas que están en el entorno del parque de Remedios cumplen en diciembre el 40, 50 y hasta el 60% por del plan anual. ¿Por qué?, porque tienen el día de las parrandas. Eso es todo un ambiente, empieza una semana antes. Un día después, hay que medir esa derrama y hay que encontrar la manera de diseñar mecanismos de medición para decir “el evento costó 10 pesos, pero dejó a la economía, no a la cultura, a la economía, 500 pesos”.

Dra. C.Marxlenin Pérez: Yo pienso que eso sería muy importante, sobre todo también para eso en que se insiste mucho desde el Gobierno y desde todas nuestras instituciones, que es el control popular, que el pueblo pueda tener control incluso sobre sus propios eventos. Para ir cerrando la idea, en este momento del programa antes de dar paso al Gurú. Michel, ¿cómo lo ves tú, como director de una editorial como Nuevo Milenio?

M. C. Michel Torres Corona: Yo creo, y Jacomino lo decía, que faltan esos instrumentos de medición, pero también pienso que es un tema de perspectiva. Por ejemplo, ¿cuántas personas, cuántos muchachos, cuántos adolescentes vieron por primera vez una película no hollywoodense en el marco del Festival de Cine de La Habana? Esa masividad que arrastra a la gente fuera de su zona de confort, que es también una zona de confort desde el punto de vista del consumo cultural habitual, es algo que tenemos que rescatar, preservar y proteger. En ese afán de protegerla y preservarla también debemos intentar que esos eventos que tienen un rédito espiritual inconmensurable generen, además, empleo; que también tributen a la sostenibilidad, que uno pueda medir con certidumbre cuánto en definitiva pudiéramos racionalizar, cuánto pudiéramos modificar para que esos eventos no solo sean factibles, sino que incluso puedan ser aún más grandes. Pero para hacer algo aún más grande tienes que saber cuánto cuesta en términos monetarios, en recursos, y cuánto cuesta en términos de energía, de tiempo, de sacrificio. Jacomino hablaba de organizar un evento y probablemente caigamos en eso eventualmente. Organizar un evento como la Feria internacional del Libro en las actuales condiciones es muy difícil.

Dra. C. Marxlenin Pérez: Bueno, los dejo con ese “muy difícil”, porque quiero que hablemos sobre cuán difícil y cuáles son esos retos para en estos días, además, llevar adelante la tan necesaria Feria del Libro.

El Gurú de Jatibonico

Sin cultura,  no hay nación:

sería un futuro nefasto.

Así, cultura no es gasto,

es importante inversión.

Crecimiento en la razón,

crecimiento en el saber.

Esa estatura del ser

como luz por cada arteria…

Que viva entonces la Feria

donde leer es crecer.

Dra. C. Marxlenin Pérez: Y como bien dice el Gurú, sin cultura no hay nación. Y en esta nación que enfrenta día a día desde la cotidianidad del pueblo todos los avatares a los que hemos estado acostumbrados desde el minuto uno en que decidimos apostar por un mundo mejor llamado socialismo, comunismo, están la Feria Internacional del Libro, su centralidad en la cultura, en el imaginario popular, en todo lo que aporta. ¿Qué dificultades hay que enfrentar para organizar un evento como este de manera exitosa, sin renunciar a la política cultural de la Revolución?

M. C. Michel Torres Corona: Recuerdo cuando yo iba a la feria como un lector más. Compraba mis libros, iba a alguna presentación y me iba muy contento. Descubrir todo el esfuerzo, todo el tiempo que hay detrás de la feria es una experiencia que lo lleva a uno a reflexionar mucho sobre cosas que damos por sentado, más en un proceso como el nuestro, en el que a veces tendemos a dar las cosas por sentado. Es difícil hasta pensando en lo que cuesta un libro. Por ejemplo, Jacomino hablaba del precio diferenciado que tiene un libro. Hoy en día, el costo de un libro está asociado al trabajo humano que se invierte sobre el libro: edición, diseño, maquetación, pero también la hechura del libro tanto en el formato digital como el impreso. Sin embargo, hoy en Cuba, con las condiciones que todos conocemos, se está dando a la población 1 200 novedades entre libros digitales e impresos con énfasis en la Biblioteca del Pueblo, que es una colección bellísima de clásicos universales y cubanos. Hay que mencionar esto, porque muchas veces la gente no entiende cuánto hay de diferencia entre ese precio que está pagando por un libro y todos los costos asociados y la voluntad política que hay detrás de eso para garantizar la masividad de la lectura. No lo hemos logrado, tenemos que incidir mucho más en el hábito de la lectura, porque podemos tener muchos libros muy baratos, pero si no tenemos un público lector estamos arando en el mar. Hay que insistir mucho más y la feria lo está haciendo con todas las dificultades que hay para el comercio digital, dificultades de conectividad, de fluido eléctrico… Pero tenemos que apostar por eso, porque el comercio digital trasciende muchas fronteras, ayuda también a evadir muchas prohibiciones que están asociadas al comercio físico y a eliminar los límites objetivos que puede tener una tirada. Tú puedes hacer una gran tirada de 10 000 ejemplares en libro físico; sin embargo, un libro digital no tiene límites, cualquier persona en cualquier lugar del mundo puede acceder a ese libro.

Ing. Fernando León Jacomino: Es una tirada infinita.

M. C. Michel Torres Corona: En potencia es una tirada infinita. Y para lograr eso, tanto la feria como las editoriales involucradas en la feria deben lograr cada vez más encadenamientos productivos con el sector privado para hacer impresiones, determinados trabajos. Tenemos que lograr encadenamientos productivos con sujetos extranjeros que puedan aportar financiamiento; tenemos que lograr que distintos actores de la economía en distintas modalidades aporten al libro y a llevar el libro a manos de los lectores y lograr, por supuesto, que el libro sea cada vez más sostenible. Eso como un modo de pensar: lograr que cada vez haya más libros, más novedades, que cada vez los lectores tengan más acceso a la cultura, no como un medio para obtener ganancia, porque esa no es la lógica de las editoriales cubanas ni de la Feria Internacional del Libro, ni del sistema de la cultura. No es una política orientada a obtener ganancia, es una política que busca ganancia para llegar cada vez más al pueblo, para llegar a cada vez más personas, para garantizar el acceso popular masivo a la cultura y defender lo que somos. Por eso, la feria no es un gasto, es una inversión. Podemos racionalizar, optimizar, hacerlo mucho más sostenible, pero de cualquier modo es una trinchera más para luchar por lo que somos y por lo que tenemos que defender.

Dra. C. Marxlenin Pérez: Lis, ¿qué más nos queda por hacer y desde este programa podemos advertir, aconsejar en este sentido?

Dra. C. Lis Cuesta Peraza: A mí me gustaría retomar una idea que ha dado Michel, porque es algo que una y otra vez abordamos en el entorno cerrado de los comités organizadores: los encadenamientos productivos con aliados de otros sectores; incluso, como él ha dicho, el sector privado. En eso tenemos muy buenas experiencias. Nosotros laboramos desde el Ministerio de Cultura con una metodología de patrocinio para las personas que desde siempre nos han ayudado, porque las primeras carpas que tuvieron las ferias del libro no eran de Cultura, no teníamos carpa en el sector de la cultura ni en las empresas de la cultura.

Recuerdo que le pedíamos a las entidades dueñas de las carpas que, por favor, taparan aquellos logos, porque se veían los logos de productos no asociados a los libros. Y con mucha responsabilidad y muy buena voluntad lo hacían. Hoy, hemos tocado las puertas del sector privado también y de entidades estatales. Jamás hemos encontrado una negativa; al contrario, hay una mirada responsable con relación a la cultura, al disfrute de la cultura. Cada vez que hemos tocado la puerta de una empresa privada o una estatal, una mipyme, nunca hemos obtenido una negativa y nos han ayudado a solventar muchísimos eventos, a formar parte del presupuesto de partida de muchos eventos. Sé que es un tema espinoso, de difícil comprensión. En un momento determinado por la complicadísima situación energética del país, nosotros estuvimos valorando algunos eventos que se estaban celebrando en el oriente del país y los bayameses nos dijeron: “Nosotros hacemos nuestro evento, con nuestros campesinos, con nuestras cooperativas”. La Fiesta de la Cubanía y la Jornada Cucalambeana tienen detrás el respaldo de muchísimos aliados, muchísimos amigos de esos eventos, porque son tradición. Tú no puedes ir a Remedios y suspender las parrandas.

Dra. C. Marxlenin Pérez: Y de su identidad.

Dra. C. Lis Cuesta Peraza: Son tradición e identidad. En julio, cuando fuimos a Santiago de Cuba (recordemos la situación energética tan complicada como la de ahora), con la pregunta de si se celebraba o no el Festival del Caribe… Dígale al pueblo de Santiago que le va a quitar el Festival del Caribe por la situación energética a ver qué pasa. No lo puede quitar. Ahí hay un sentido enorme de pertenencia, porque es parte de la tradición cultural.

Nunca, desde nuestra mirada, desde la Revolución, la cultura va a ser mercancía. Pero la cultura tiene que ser capaz de ser sostenible y eso lo tenemos que hacer en equipo desde la responsabilidad social de todos y que tenemos que estar convencidos que tienen los diferentes actores económicos hoy de nuestra sociedad. A eso no le podemos tener miedo, hay que tocar las puertas y hay que llamar a la gente a los comités organizadores. Y sí se incorporan, es nuestra experiencia, lo hemos logrado. Ayer alguien me decía en la inauguración de la Feria de Libro: “La Feria del Libro es una gran fiesta, pero hay mucha gente que no va a comprar libros”. Bueno, vaya y vea las colas para comprar libros.

Cuba es de los pocos países donde todavía se hacen enormes colas para comprar libros. La familia va por el motivo de los libros, es muy difícil que la familia se mueva hoy hasta La Cabaña y regrese de allí sin un libro. Nuestros adolescentes compran allí libros. Yo tengo un sobrino adolescente y toda la familia aporta su economía para que pueda ir a La Cabaña a comprar libros. La feria es la gran fiesta del libro en Cuba y no solo en la Habana, en las provincias todos defienden su feria. Uno no puede dejar a las provincias sin feria, porque las provincias no te lo admiten. Y en la feria se venden hasta las existencias de lento movimiento de libros. Claro, tenemos que aspirar a bajar nuestro colchón editorial. Hay que saber en cuánto está el precio del papel en el mercado internacional, todo el trabajo que es verdad que se pasa. De algo que me gustaría que hablaras, Jacomino, porque en eso tienes muchísima experiencia, es de todos los escollos que te pone el bloqueo para tú pagar cualquier cosa que tenga que ver con un evento en Cuba, cómo nosotros tenemos que hacer magia para trabajar con las pasarelas de pago.

Dra. C.Marxlenin Pérez: Bueno, en los minutos finales, Jacomino, tienes este pie que propone Lis.

M. C. Michel Torres Corona: Lis me puso a pensar que no solos podemos ver los asuntos de la cultura en términos de eventos cuando habló las parrandas de Remedios. El año pasado estuve por Villa Clara y en cada municipio de esa provincia hay una librería. Puede ser que no sea sostenible, que no dé ganancia, pero tú le quitas esa librería a una localidad y le estás arrebatando un pedazo de su identidad y de su vida.

Dra. C. Marxlenin Pérez: Tenemos danza, tenemos artes plásticas, música, cine… Tenemos de todo, somos un país cultural. En los minutos finales, Jacomino, es útil volver a la idea de mantener el equilibrio entre no mercantilizar la cultura, no reducirla solamente a las relaciones monetarias mercantiles del mercado y, a la vez, salvarla para el pueblo y poderla seguir reproduciendo.

Ing. Fernando León Jacomino: Yo lo único que puedo decir es que el Estado cubano nunca va a ver la cultura con un fin mercantil. El Estado cubano siempre ha tenido claro y lo va a seguir teniendo claro y va a seguir defendiendo como una conquista del pueblo el acceso universal a la cultura de todos los cubanos. Ahora, hay algunos productos culturales que pueden realizarse en un contexto de oferta y demanda. Creo que sería suicida dejar de captar esos ingresos, sobre todo cuando necesitamos que esos ingresos se reviertan en la propia cultura.

Yo te diría, para cerrar, cuál sería nuestro mayor reto hoy en términos de economía de la cultura. Nuestro mayor reto hoy es transformar el entorno en que la cultura se desarrolla. Y esa transformación del entorno tiene, cuando menos, dos componentes: uno subjetivo que es muy fuerte, mirar el fenómeno desde otra perspectiva. Fíjate que no estoy diciendo prejuicio, estoy hablando de cambiar la mirada; el otro componente es cambiar ese entorno objetivamente, el marco regulatorio, las decisiones que hay que tomar para diferenciar precios. Muchas veces van a ser cosas que se van de la media y de la regularidad del país y es necesario, por ejemplo, que no pague lo mismo por entrar al museo Hemingway un cubano que vive en la comunidad de al lado que un extranjero, porque nos hace fuerte que ese extranjero nos deje la divisa. Ahora, eso supone un cambio estructural en la manera de cobrar.

Es necesario que podamos diferenciar esas cosas, porque tenemos el problema que no tiene nadie: nosotros tenemos que subsidiar y vender un producto en la misma unidad de tiempo y en el mismo espacio, por ejemplo, una presentación del Ballet Nacional de Cuba, uno de los mejores del mundo, y debe poder entrar el público cubano a un precio módico y también el turista que está acostumbrado a verlo en Europa pagando 200, 300 y 400 euros por una función. Ahí usted tiene que hacer una diferenciación de precio para subsidiar y vender el mismo producto en el mismo lugar en la misma unidad de tiempo. Ese problema no lo tiene nadie en todo el mundo, el precio de la taquilla se forma con cargo al costo y a nadie le importa y el que no tenga no sale de su casa. Ah, pero así no se forma un público como el de Cuba, donde tú anuncias una función de ballet para esta noche y se repleta el teatro.

Tenemos otro reto, la programación con regularidad, la formación del gusto estético de nuestra población. No podemos olvidar algo que está en la base de los eventos, de la producción cultural cubana: un sistema de escuelas de arte con 41 escuelas en todo el país que jamás se le va a ocurrir a nadie ponerlas por oferta y demanda; ahí entra el hijo de quien sea y cuando llegue ahí no solamente tiene la escuela y el profesor, sino que lo está esperando el instrumento, el pincel, el  tabloncillo el leotard. Es un esfuerzo sobrehumano que hay que hacer, pero el Estado lo sigue garantizando en las condiciones en que estamos. Por lo tanto, hay que seguir transformando el entorno, organizando mejor nuestros eventos, transformando la manera de medir esa derrama que es parte de esa transformación y aprovechando todas las potencialidades de encadenamientos con el turismo, con otros sectores, con las formas de gestión no estatal.

 Dra. C. Marxlenin Pérez: Ya no tenemos tiempo para más. Lamentablemente, porque ahora es que estaba subiendo el calor el calor del debate. Les agradezco a ustedes y podemos hacer otro programa. A mí me encantaría seguir abordando este tema y si ustedes se comprometen repetimos panel. Les doy las gracias otra vez por haber aceptado venir a abordar este tema con todos sus desafíos y los avatares que la cotidianidad le impone, y por seguir apostando por la cultura cubana y la universalización de la cultura cubana y el acceso de todos a ella.  Así termina nuestro programa de hoy. Recuerden que no basta con describir, interpretar, sino que juntos debemos participar para transformar nuestra realidad. Yo cuento con usted para hacerlo desde el socialismo cubano. Nos vemos.

Transcripción: Lianet Caridad Preval Avilés, Ana Elena Hidalgo Reyes/ IDEAS Multimedios

 

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