Economía cubana en 2024: Entre tensiones, insatisfacciones y retos

Cuando en días recientes la dirección de la Asamblea Nacional del Poder Popular informó los temas más recurrentes señalados por la población durante el proceso de rendición de cuenta de sus delegados, realizado del 20 de septiembre al 15 de noviembre, sin dudas fue notable su coincidencia con los que durante casi todo el 2024 demandaron del país mayores esfuerzos, recursos y retos.

Nos referimos a la situación electroenergética, el abastecimiento en la red de comercio minorista, la necesidad de disminuir los precios de los productos alimenticios, el transporte público, el abasto de agua; así como la reparación de redes hidráulicas, de viales y el programa de construcción y reparación de viviendas.

Lo que no puede desconocerse es que esos y otros tantos asuntos, también con inquietudes e insatisfacciones en la dirección del país por no concretarse, atravesaron un mismo obstáculo, aunque no el único pero sí de manera permanente, lleno de presiones y persecuciones a nuestras relaciones económicas, comerciales y financieras con el resto del mundo.

El recrudecido bloqueo estadounidense, más la arbitraria inclusión de Cuba en la lista de naciones patrocinadoras del terrorismo y la campaña de descrédito del gobierno de Estados Unidos hacia la mayor de las Antillas, fueron entonces las principales causas de que tampoco en el 2024 la economía cubana se reanimara.

A ellos se sumaron el impacto de los conflictos internacionales, del incremento de los precios de bienes y servicios como el de las navieras y los fletes, y por si fuera poco los cuantiosos daños que ocasionaron tres desconexiones del sistema electroenergético nacional y en apenas un mes, severos huracanes y sismos de gran intensidad.

Sin olvidar las insuficiencias internas, esas que tienen que ver con el orden, la exigencia y el respeto a la legalidad socialista, no hay dudas de que desde el triunfo revolucionario del primero de enero de 1959 hemos enfrentado el año de mayores penurias, desafíos y tensiones.

La escasez de divisas con las cuales adquirir materias primas, combustibles y alimentos, y las afectaciones con la electricidad que paralizaron a fábricas y demás actividades vitales, entre otras limitaciones, hicieron mella en el cumplimiento de planes y objetivos.

Por eso cuando en diciembre el IX Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y el Cuarto Período Ordinario de Sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular analizaron el desenvolvimiento de la economía cubana en el ejercicio en curso, se valoró con profundidad y objetividad cómo revertir la crítica situación en 2025.

Cerramos un año bien complejo y duro, en el que los efectos combinados de un grupo de factores externos e internos condujeron a que en bienes la producción solo llegara al 92.5%, concentrándose los incumplimientos en el níquel, el ron, el azúcar, la langosta, en las producciones agropecuarias, en el acero, el cemento, la madera y en la generación eléctrica, entre otros.

En los servicios, no obstante el 101.6% alcanzado gracias al aporte de los servicios médicos en el exterior, se hicieron sentir el 76% en el turismo y el 84 en las comunicaciones.

Según Joaquín Alonso Vázquez, ministro de Economía y Planificación (MEP), se dejaron de ingresar 900 millones de dólares, por lo cual en tan importante indicador como los ingresos en divisas hubo un comportamiento desfavorable respecto al plan.

En la inversión extranjera no se alcanzan los resultados esperados en materia de establecer nuevos negocios y de mejorar los que están en operaciones.

Respecto a la canasta familiar normada las distribuciones fraccionadas y desfasadas ocurridas durante casi todo el año se debieron a que solo se pudo destinar el 47% del financiamiento en divisas; también aumentaron los costos de importación y hubo poca participación de la producción nacional.

En resumen como expresó ante el Parlamento Manuel Marrero Cruz, miembro del Buró Político y primer ministro, no se logran los impactos previstos, la economía no se reimpulsa, previéndose un decrecimiento en la etapa.

Pero no todo tuvo un desenlace fatal; empezaron a aparecer las primeras señales positivas con la discreta disminución del déficit fiscal, pues el resultado presupuestario fue mejor al planificado, con una reducción en 57 327 millones de pesos al previsto, de por sí alto e insostenible.

De acuerdo con Marrero Cruz en 2024 se logra la identificación y contención de distorsiones, se reducen sus impactos y se avanza en el control de grandes desbalances en materia presupuestaria, fiscal, financiera, al tiempo que se preparan las condiciones para fortalecer la oferta y, por ende, el incremento de la circulación mercantil en el país.

Según el titular del MEP, de cumplirse los objetivos y metas trazados ahora,  la economía cubana en 2025 puede tener un ligero crecimiento del PIB a precios constantes, en el entorno del uno por ciento, lo que se sustenta, fundamentalmente, en las proyecciones del turismo y de los ingresos de los principales rubros exportables.

(Tomado de ACN)

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2 respuestas

  1. Buenos días
    Hablen tambien de la situación de la salud, la falta de recursos y la falta de control sobre los pocos recursos que hay.

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