Los consumidores en Estados Unidos podrían ver un modesto alivio en los precios de algunos productos en el futuro cercano, pero los analistas coinciden en que esta disminución será insuficiente para contrarrestar la percepción generalizada de que la vida es menos asequible hoy en día, una preocupación que está moldeando el panorama político actual.
Esta potencial y ligera baja en los costos se produce después de que el presidente Donald Trump decidiera el viernes eximir de aranceles a ciertas importaciones agrícolas, como el café, la carne de res y algunas frutas.
Estas exenciones se aplican a los gravámenes conocidos como tarifas recíprocas, que entraron en vigor en abril y han sido una pieza central de su política comercial.
La medida ha sido recibida con escepticismo por algunos sectores, que la enmarcan en un patrón de comportamiento que los comerciantes han denominado “TACO” (Trump Always Chickens Out/Trump siempre se acobarda).
Este término, que ha ganado circulación en los círculos comerciales, se utiliza para describir las ocasiones en que el presidente da marcha atrás en una política después de que surgen consecuencias económicas o políticas no deseadas.
La reversión en los aranceles no es un hecho aislado. Trump ha dado varios pasos atrás en medidas de gravámenes comerciales a lo largo de su administración.
Esta última acción llega en un momento políticamente sensible, inmediatamente después de que votantes preocupados por el alto costo de la vida infligieran una dura y convincente derrota a candidatos republicanos en las recientes elecciones especiales celebradas en estados clave como Virginia y Nueva Jersey.
Frente a este escenario, la Casa Blanca ha intensificado sus esfuerzos por reencuadrar el debate. Su estrategia consiste en convencer a la ciudadanía de que los problemas de asequibilidad no son un legado de la gestión actual, sino una reminiscencia del gobierno demócrata anterior encabezado por Joe Biden entre 2021 y 2025.
En un reciente análisis, el diario The New York Times subrayó la desconexión entre la retórica presidencial y la experiencia de los consumidores.
El medio destacó que “Trump ha insistido repetidamente, y de manera errónea, en que los precios de los comestibles han bajado”.
El artículo profundizaba en las propuestas del mandatario, señalando que “ha insinuado un plan hipotecario a 50 años, que los críticos señalan que no haría nada para resolver el problema de la oferta de viviendas, y ha propuesto pagos de 2 000 dólares financiados con sus aranceles. Pero siguen sin estar claros los detalles sobre quién podrá recibir el dinero y cuándo podrán recibirlo los estadounidenses”.
El periódico recordó que la economía se volvió aún más urgente luego de las victorias demócratas que aprovecharon las preocupaciones de los votantes por el costo de la vida.
La urgencia parece no estar siendo gestionada con la efectividad necesaria, según opinan algunas voces desde dentro del mismo campo republicano. Según el exestratega de Trump, Stephen Bannon, “está claro que la Casa Blanca no es la mejor a la hora de vender ideas económicas” y sugirió a la mansión ejecutiva a recibir a más funcionarios nacionales en el Despacho Oval.
Una crítica que se ve acentuada por la aparente desconexión en la agenda del presidente durante eventos políticos cruciales.
Mientras los demócratas arrasaban en sus victorias electorales la semana pasada —dijo, citado por el Times—, Trump se reunió con funcionarios de Asia Central, Hungría y Siria, lo que para algunos evidencia una priorización cuestionable en un momento de ansiedad económica doméstica.













