De Nepal a Costa Rica: Los destinos que lideran la fiebre del turismo activo

El turismo de aventura se ha convertido en una de las modalidades recreativas más demandadas a nivel mundial, según turoperadores y agentes de viajes europeos.

Este segmento, que combina actividades físicas, culturales y naturales en entornos al aire libre, ha experimentado un crecimiento anual del 17% desde 2009, de acuerdo con la Adventure Travel Trade Association (ATTA).

La ONU-Turismo destaca que su auge responde a la búsqueda de viajeros por experiencias únicas, emocionantes y alejadas de destinos tradicionales, con un enfoque en la conexión con la naturaleza y el desafío personal.

Plataformas como Instagram y YouTube han sido fundamentales en la popularización de este sector, al viralizar imágenes de paisajes impresionantes y actividades extremas como senderismo, rafting, paracaidismo o escalada.

Según la ATTA, el mercado global del turismo de aventura alcanzó un valor de 686 000 millones de dólares en 2022, y se proyecta que supere los 1.6 billones de dólares para 2030 (con una tasa de crecimiento anual del 15.2%).

Según Prensa Latina, este crecimiento refleja una transformación en las preferencias de los viajeros, que priorizan emociones fuertes y autenticidad sobre el turismo convencional.

Destinos estrella y actividades icónicas

La ONU-Turismo identifica a Nepal como un epicentro para el trekking, especialmente en rutas como el campo base del Everest.

Costa Rica, con su biodiversidad, atrae a aventureros con canopy, rafting en ríos y exploración de volcanes. Nueva Zelanda, famosa por paisajes cinematográficos, es líder en bungee jumping y esquí, mientras que Sudáfrica ofrece safaris, buceo con tiburones y escalada en la Table Mountain. Estos destinos han capitalizado su oferta natural para posicionarse como referentes del turismo activo.

Aunque el sector promete beneficios económicos sustanciales, expertos advierten sobre la necesidad de gestión sostenible para preservar ecosistemas frágiles.

La masificación en áreas protegidas y el impacto ambiental de actividades extremas son preocupaciones crecientes. Sin embargo, la demanda sigue al alza: “El turismo de aventura se define por la participación activa en entornos naturales, lo que exige un equilibrio entre explotación comercial y conservación”, subrayan los informes de la ONU.

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