De El Tronco para el mercado: Nace un proyecto exportable de aceite de sésamo en la Isla de la Juventud

Lo que comenzó como una idea se ha materializado en un motor de desarrollo local. Idelfonso Silva Pérez, conocido como Fonsi, ha convertido la producción de aceite de sésamo en un proyecto integral que genera empleos, agrega valor a la materia prima e inyecta optimismo en la comunidad de El Tronco. Esta iniciativa cobra vida en su finca, ubicada en el kilómetro 18 de la carretera Siguanea, en la Isla de la Juventud.

El emprendedor, que ya destinaba cuatro caballerías de su tierra a frutales y mantenía una mini industria para procesar coco durante todo el año, volvió su mirada hacia una oleaginosa inusual en el territorio: el ajonjolí.

La simiente llegó desde la región oriental de Cuba, enviada por su hermano. Con apenas 0.2 hectáreas (ha) sembradas, logró extraer un litro de aceite por cada dos kilogramos de semillas.

“Nunca pensé que un grano tan diminuto tuviera tan alto rendimiento”, comentó a la Agencia Cubana de Noticias. El resultado lo motivó a ampliar la plantación en lo adelante, por lo que planea dedicar de 13 a 15 ha exclusivamente a ese cultivo.

Gracias al acompañamiento de Alejandro Escalona Tamayo (Landy), un experimentado productor local, aprendió el proceso completo: desde la siembra y el secado hasta la limpieza y extracción del aceite. La comparación con otras oleaginosas confirmó que el coco y el ajonjolí son las más rentables en términos de extracción de aceite.

Aunque aún modesta, la producción se comercializa en botellitas de 250 mililitros a 350 pesos en un mercado del Proyecto de Desarrollo Local (PDL) en Nueva Gerona. “La aceptación fue inmediata”, aseguró.

Su mini industria, sin equipos automatizados, genera empleo en la comunidad. En temporada alta, ha llegado a vincular hasta 25 personas, entre ellas mujeres que se encargan del etiquetado y el procesamiento de productos como el puré de tomate, muy popular en la zona rural donde vive.

El ajonjolí, además de ser un cultivo noble y resistente, sin plagas y de bajo mantenimiento, ofrece múltiples usos. Fonsi planea aprovechar los desechos como materia orgánica para fertilizar, hacer viveros y camas profundas para aves. También vislumbra su potencial como repelente natural.

Con visión de futuro, sueña con tanques llenos de aceite, precios accesibles y una red de agricultores que se sumen a la siembra. “Esto no es solo aceite de ajonjolí, es sésamo, un rubro exportable”, afirmó quien ya trabaja en fichas de costo y estudia el mercado nacional y foráneo, convencido de que su mercancía, espesa y medicinal, tiene un lugar en la economía local.

Desde El Tronco, Idelfonso Silva Pérez además de las semillas: cultiva sueños, comunidad y una nueva forma de enfrentar el desarrollo rural.

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