Una ola de despidos masivos, impulsada por algunas de las corporaciones multinacionales más grandes del mundo como Amazon, Nestlé y United Parcel Service (UPS), se intensifica en Estados Unidos y Europa, marcando un punto de inflexión en el panorama laboral tras una era de crecimiento postpandemia.
Los datos preliminares pintan un panorama sombrío. Solo en Estados Unidos, las empresas anunciaron este mes más de 25 000 recortes de empleo, una cifra que de por sí es significativa pero que se ve eclipsada por el anuncio de UPS de eliminar 48 000 puestos a principios de 2025, un movimiento que no está incluido en ese total mensual.
Según agencias noticiosas, al otro lado del Atlántico, la situación es igualmente severa. El total de despidos anunciados en Europa supera los 20 000, con la suiza Nestlé acaparando los titulares la semana pasada al anunciar la eliminación de 16 000 roles.
Por su parte, el gigante del comercio electrónico Amazon comunicó un recorte de hasta 14 000 puestos de trabajo en sus oficinas centrales a nivel global. Analistas del sector advierten que la cifra final en Amazon podría escalar hasta los 30 000 despidos, dependiendo de la evolución de sus planes de reestructuración.
Las causas detrás de esta sincronizada reducción de personal son multifacéticas. En empresas como Target y Nestlé, las reestructuraciones responden a las nuevas visiones estratégicas de sus respectivos directores ejecutivos. En otros casos, factores externos juegan un papel clave, como el impacto de los aranceles impuestos por la Administración de Donald Trump, como en el caso de la empresa Carter’s, que recorta el 15 por ciento de sus trabajos de oficina.
Un patrón común emerge en todos estos anuncios: el foco principal de los recortes está en los roles administrativos y de oficina, posiciones consideradas especialmente vulnerables a la automatización y la inteligencia artificial.
Esta tendencia está respaldada por datos concretos. Una encuesta de la firma estadounidense de servicios de auditoría, impuestos y asesoría, KPMG, reveló que la inversión proyectada en IA aumentó un 14 por ciento, con un promedio de 130 millones de dólares por empresa, y el 78 por ciento de los ejecutivos siente una intensa presión para demostrar que la IA ahorra dinero y aumenta las ganancias.
Analistas señalan que la estrategia de las grandes empresas podría ser un indicio de cambios estructurales más profundos, buscando justificar los miles de millones invertidos en herramientas de IA. En tanto, economistas describen el mercado laboral actual como una “fase de bajas contrataciones”, en la que las empresas reducen discretamente su plantilla al no cubrir las vacantes.
Este fenómeno de despidos masivos ocurre en un momento de particular opacidad para la economía estadounidense, mientras el Gobierno federal atraviesa el segundo cierre Administrativo más largo de su historia, dejando a los inversores sin cifras oficiales de desempleo a nivel nacional.
La preocupación entre los reguladores es palpable. Si esta tendencia se acelera, podría debilitar aún más la confianza de los consumidores y la economía en general. Funcionarios de la Reserva Federal han manifestado su preocupación de que este entorno pueda derivar en despidos más rápidos, un escenario que hasta ahora habían logrado evitar en su lucha contra la inflación.













