¿Cómo alinear incentivos económicos para impulsar el desarrollo socialista?

Transcripción del programa Cuadrando la Caja, 18 de junio de 2025

Dra. C. Marxlenin Pérez: Hola, qué bueno volver a saludarle en Cuadrando la Caja, una propuesta televisiva para debatir, cuestionar y llegar a consensos desde el socialismo cubano. Soy Marxlenin Pérez y le doy la bienvenida a este cuadre diferente, porque hoy vamos a conversar sobre cómo estimular la economía cubana.

Y para conversar sobre estímulos e incentivos en nuestra economía doy la bienvenida al estudio a la doctora en Ciencias Económicas Ileana Díaz, profesora del Centro de Estudios de la Economía Cubana, de la UH; el máster en Ciencias Económicas Carlos Enrique González García, profesor, investigador del Centro de Estudios de Economía Cubana, y el máster en Ciencias Joel García, periodista, director del periódico Trabajadores.

Hay una pregunta con la que quisiera comenzar, ¿qué entendemos por desarrollo? Estamos hablando de incentivos para desarrollar nuestra economía, pero a qué nos referimos cuando hablamos de desarrollo. ¿Qué queremos desarrollar justamente? ¿Qué podemos desarrollar en relación con los incentivos?

M. C. Carlos Enrique González García: Cuando hablamos de desarrollo, estamos hablando de capacidad productiva, de aumento de las capacidades productivas de un país, de un territorio. En el caso de Cuba, tiene mucho que ver con el éxito del proceso de construcción socialista. A veces estamos acostumbrados a verlo como dos elementos diferentes y no lo son. En Cuba, cuando hablamos de desarrollo, de crecimiento económico, de desarrollo socialista, es lo mismo.

Dra. C. Marxlenin Pérez: Ese me parece un primer elemento básico. El desarrollo económico de nuestro país, el desarrollo del socialismo, un desarrollo implicando el otro.

Dra. C. Ileana Díaz Fernández: Es importante, para no perder el rumbo, tener claro hacia dónde queremos ir, cuál sería el patrón de inserción que se quiere de la economía, cuáles serían los sectores que deben constituirse en estratégicos para el país.

Dra. C. Marxlenin Pérez: Tener una meta bien identificada para podernos organizar. ¿Y hacia dónde queremos ir?

Dra. C. Ileana Díaz Fernández: Hacia el socialismo, pero ciertamente a veces está un poco difuso el tema de los sectores. A veces hemos planteado 16 sectores, después hablamos de seis, después al final tenemos tres. Creo que esa es una cuestión pendiente que sería necesario perfilar, definir claramente para qque los incentivos jueguen su papel.

M. C. Carlos Enrique González García: Concentrar las fuerzas

Dra. C. Ileana Díaz Fernández: Correcto.

Dra. C. Marxlenin Pérez: Que los incentivos vayan allí donde más se necesitan.

Dra. C. Ileana Díaz Fernández: Por supuesto, no es obviar el resto, pero hay que concentrar lo poco que tienes donde puedas dar el golpe principal.

Dra. C. Marxlenin Pérez: Joel, ¿cómo lo ves?

M. C. Joel García León: Como decía la profesora, yo siento que debemos priorizar cuáles son los sectores claves para el desarrollo económico del país y, por tanto, del socialismo. Hay ejemplos como el de la biotecnología, el de la industria turística,donde, desgraciadamente, la pandemia de covid contuvo el crecimiento que teníamos. Hay un elemento importante que en Cuba ha retrocedido,la industria azucarera. Fue clave y hoy estamos tocando los niveles más bajos. Ahí hay una implicación no solo económica, sino también social en términos de lo que representó para los azucareros y sus familias.

Dra. C. Marxlenin Pérez: La organización alrededor de los centrales.

M. C. Joel García León: Alrededor de un central, el batey… Hay otros sectores, como el níquel; el energético, donde en realidad no podemos hablar de crecimiento y cuya situación en los últimos años ha afectado muchísimo el desarrollo de la economía. Yo creo que por ahí, cuando estemos hablando de ese socialismo próspero y sostenible que queremos, están los sectores en los que deberíamos hoy estar enfocándonos. Hay países que han decidido en una construcción socialista priorizar sectores, postergando otros, y los priorizados han ido alimentando a los demás. Ahí hay otros elementos, relativos a las trabas para los incentivos al crecimiento del desarrollo.

Dra. C. Marxlenin Pérez: Ahora, ¿qué incentivos? ¿Cuáles son los incentivos?

Dra. C. Ileana Díaz Fernández: Yo diría incentivos para el desarrollo económico en el socialismo cubano. Porque otra cosa es decir incentivos para el socialismo. Parece lo mismo, pero no es exactamente igual. Cuando hablamos de socialismo, hay muchas otras cosas, no solo el componente económico. Este es central, pero no es el único.

Dra. C. Marxlenin Pérez: Incentivos para el desarrollo económico del socialismo, perfecto. Entonces, ¿qué son esos incentivos que hay que saber identificar y proyectar tomando en cuenta la relevancia de unos sectores más que otros, independientemente de que haya una visión de integralidad?

M. C. Carlos Enrique González García: Un elemento esencial en toda esta relación —porque, al fin y al cabo, todas estas variables económicas están muy relacionadas entre sí. Cuando estimulas o desestimulas un elemento, eso tiene efectos positivos o negativos en el resto de las variables— es la alineación de incentivo. Es un elemento fundamental en un proceso de desarrollo, en un proceso de construcción socialista, para estar halando todos en la misma dirección. Si todos los agentes de la economía no tiran en la misma dirección, no van a lograr los objetivos. ¿De qué estamos hablando cuando decimos “halar en la misma dirección”?: de los trabajadores, de las empresas, privadas o estatales; del Gobierno. En la medida en que se logra que todos esos agentes económicos se esfuercen en la misma dirección, y logrando sus objetivos individuales logren también los objetivos colectivos, estaremos alcanzando la alineación de incentivo, que, centrado sobre todo en la parte económica, tiene que ver con una serie de variables, entre ellas los precios, los tipos de cambio, los salarios… En fin, todos esos elementos relativos a cómo repartimos el valor creado, a quién le toca o a dónde van los valores creados. Ahí, la principal función de lograr que esos incentivos estén alineados en todos los agentes es el regulador económico. El regulador económico se tiene que encargar de que los precios estén donde se logran esos objetivos; que el salario, el tipo de cambio, que al fin y al cabo es también en cierto sentido un precio, estén en el lugar donde permitan el logro de esos objetivos. Es todo ese rejuego alrededor de las diferentes relaciones económicas, las diferentes variables, para que todas contribuyan a llegar adonde queremos llegar. Por eso, es esencial definir los sectores priorizados. En la medida en que esté todo definido, por dónde queremos ir o adónde queremos llegar, vamos a estar claros sobre dónde poner los recursos, dónde hacer el esfuerzo, dónde hay que poner el hombro para avanzar en el proceso que estamos construyendo.

Dra. C. Marxlenin Pérez: Hay varios elementos a alinear, hay que identificar los incentivos. Y sale el salario. Sé que a eso tenemos que dedicarle su apartado.

Dra. C. Ileana Díaz Fernández: Los incentivos, al final, son instrumentos aplicados por el Estado mediante ciertas políticas para lograr ciertos objetivos. Estos objetivos pueden ser económicos, como incrementar la productividad, las exportaciones, la innovación, etcétera, pero también el bienestar. No es solo marcadamente lo económico. Carlos mencionaba algunos, pero, por ejemplo, está el sistema impositivo. Por naturaleza, apoya todo el sistema de incentivo, ya sea exonerando, haciendo una bonificación, reduciendo una tasa, quitando un impuesto. Y el financiamiento de crédito; por ejemplo, créditos blandos, créditos con mayor plazo de devolución, intereses más bajos… Es decir, depende de lo que se quiera. Ahora, es muy importante, muy importante, que estén alineados, que tengan objetivos: ¿qué quiero con eso?, ¿por qué pongo estos incentivos y no otros?, ¿por qué pongo estos incentivos? y ¿qué quiero lograr? Y tengo que evaluarlo, porque un problema que tenemos en Cuba es que, primero, no ponemos meta ni objetivo; el segundo problema es que no evaluamos, o sea, qué pasa después. Entonces, nunca sabes si el incentivo sirvió o no. Porque el incentivo no es para ponerlo ahora de por vida; el incentivo se puede modificar, se puede cambiar por otro. Se puede llegar a la conclusión de que ese no es el incentivo, que no funcionó y hay que poner otro.

Es muy importante tener claro para qué lo hago, por qué lo hago, qué busco, y evaluar eso. De lo contrario, estaríamos haciendo cosas un poco porque nos parece, porque creemos que sí. Y a veces ves incentivos, a veces yo miro por ahí algunos incentivos que se ponen a la agricultura, a los impuestos (si mal no recuerdo, personales), que le reducen un 2% de un 5%. Entonces tú ye preguntas si realmente son incentivos. No tengo la respuesta, pero me da la sensación de que eso no es en sí mismo un incentivo tan fuerte como para que estimule al productor a ser mejor, a dar más, a tener más productividad. Te das cuenta de que a veces ponemos lo que creemos son incentivos, pero no funcionan.

Dra. C. Marxlenin Pérez: ¿Y cómo saber si los incentivos funcionan? Una pregunta que me hago ahora, que no necesariamente tenemos que resolver aquí.

Dra. C. Ileana Díaz Fernández: Cuando tú defines los objetivos y evalúas al cabo de un tiempo si se cumplieron a partir de lo que te estás proponiendo, entonces vale. Digamos, sacas una convocatoria para estimular redes entre empresas estatales y empresas privadas para innovar, o producción de alimentos . Tienes un fondo que vas a destinar. Presentas un proyecto. Yo te voy a dar parte del financiamiento de ese proyecto, pero eso tiene unas metas, unos objetivos, un tiempo. Si esas metas, objetivos y tiempos no se cumplen, evidentemente el incentivo no iba por ahí.

Dra. C. Marxlenin Pérez: Eso me suena a planificación. Estamos llenos de prejuicios por estos días con algunos términos y el de la planificación suele ser uno de ellos. No necesariamente hay que tenerle miedo a la planificación. Joel, sé que querías decir algo con respecto a lo que la profesora Ileana estaba comentando.

M. C. Joel García León: En los últimos años, hemos aprobado e instaurado una serie de medidas para el sector agropecuario, para el sector azucarero. Y uno se pregunta, ¿dónde está la producción? Hace poco publicamos en el periódico un reportaje sobre la producción lechera en Sancti Spíritus. Hemos liberado para que el productor venda un porciento a las entidades, pero después qué sucede, que viene un encadenamiento de no pago de esas producciones y entonces, como decía la profesora, ¿cómo se chequea eso?

¿Cómo tú chequeas después que la empresa a la cual él le vende la leche le paga en los tiempos correctos para que él pueda seguir reproduciendo su actividad? Hay otras áreas, como la que se ha mencionado, el banco y las tasas de interés. Sí puede ser un incentivo lograr en Cuba un mercado cambiario que sea un mercado cambiario estándar, ya no solo a nivel individual, sino también a nivel empresarial, porque todavía hay diferentes tipos de cambios que manejan las empresas y ni qué hablar de un sector presupuestado. Entonces, estamos hablando de que el incentivo también pasa por eso, por el mercado cambiario, por controlar después,tantas medidas que hemos aprobado, cómo eso se revierte en realidad en un encadenamiento productivo real y no que aprobamos una medida y ya, se puede vender la carne de res, pero que eso iba a incentivar a lo mejor a acabar con el hurto y sacrificio de ganado y no ha sido así, siguen aumentando los niveles y, sin embargo, tampoco aparece ese producto. Hay un incentivo que no se ha manejado aquí, pero yo creo que en la economía cubana y el socialismo cubano es clave, que es el incentivo a la inversión extranjera. Si nosotros no logramos también, más allá del bloqueo, que verdaderamente hace mucho daño, tener un incentivo para que empresarios que quieren venir inviertan en Cuba. Hay preferencias desde el punto de vista de las regulaciones y cuestiones burocráticas, que no demoremos tanto muchas veces en aprobar una inversión extranjera. Es otro incentivo que deberíamos tener en cuenta para la economía cubana y su desarrollo.

Dra. C. Marxlenin Pérez: Los incentivos son concretos, no se quedan en la traducción de un discurso académico

M. C. Carlos Enrique González García: Quiero ampliar dos elementos de los que mencionó Joel. Hay dos elementos en la economía cubana: el primero son los precios, el sistema de precios; el segundo es el tipo de cambio. Hablamos de que desarrollo, construcción socialista, es producción. Entonces, ¿hasta qué punto vamos a hacer que una empresa estatal produzca adecuadamente si luego el sistema de precios al que se enfrenta está diferenciado: tiene que pagar a precios altos porque tiene que enfrentarse al sector privado, pero cuando vende esos productos los tiene que vender a un precio barato? Entonces, no puede pagar salario, no puede pagar estímulos, no puede incentivar a sus trabajadores. Ahí tenemos un problema grande.

Dra. C. Marxlenin Pérez: Eso sería lo opuesto a un incentivo, ¿no?

M. C. Carlos Enrique González García: Exactamente. El otro elemento es el mercado cambiario y el tipo de cambio. Es un objetivo declarado de la economía cubana incrementar las exportaciones y sustituir las importaciones. Sin embargo, al mismo tiempo tenemos el peor tipo de cambio posible. Para lograr esos objetivos tenemos un tipo de cambio extremadamente sobrevaluado, o sea, muy bajo, que desincentiva totalmente las exportaciones; lo que hace es incentivar las importaciones. Aquí vemos como tenemos un sistema de precio, en este caso el tipo de cambio, que va en dirección contraria al objetivo que se está buscando: exportar más y sustituir importaciones. Por eso decíamos ahorita que el regulador en la economía tiene que encargarse de estos elementos, de que los objetivos que se tienen estén alineados con las políticas que se hacen, con el sistema de precios que se instaura, con el tipo de cambio que se pone, y que no haya contradicciones entre ellos, porque entonces estamos como halando una soga en direcciones contrarias y no nos movemos.

Dra. C. Ileana Díaz Fernández: Hablabas de planificación. Todos los países planifican. Nosotros no vamos a dejar de planificar; ahora, el problema es el concepto de planificación que tenemos. El concepto de planificación en Cuba es un concepto de asignación de recursos. Hoy tenemos pocos recursos que asignar, pero hay dos muy básicos: el combustible y la divisa. Si no le das la asignación a la empresa, la empresa tiene la mayor de las posibilidades de decirte “no puedo producir, no puedo trabajar, porque no me has dado, no me has asignado, no me has entregado lo que me prometiste que por el plan me ibas a dar” Hay un cambio de concepto que debe introducirse en la economía, de eliminar esa asignación centralizada, pero lógicamente es un proceso paulatino, porque lo que tenemos que lograr —para no entrar de lleno en ese aspecto, porque eso sería otro Cuadrando la Caja— es que la empresa estatal funcione como una empresa. No es posible que sigas teniendo una empresa estatal que permanentemente tiene que estar pidiendo permiso para hacer algo, o no te dejan hacer algo porque no puedes, porque no está en la norma o, si lo quieres hacer, tienes que pedir un permiso o esperar a que alguien te diga lo que puedes hacer. La empresa tiene que funcionar como una empresa. El empresario tiene que tomar decisiones y medir su riesgo. ¿Te equivocaste de buena fe?, vuelve, repite, aprende de tus errores… ¿Te equivocaste de mala fe?, ah, bueno, asume tu responsabilidad. A veces, el concepto que aquí se tiene de que la empresa funciona como una empresa, de la autonomía de la empresa, es que la empresa puede hacer lo que le da la gana. No. La empresa siempre va a estar regulada por el Estado, o ya bien, lo lógico y normal, mediante una entidad que represente al dueño. Hoy, definitivamente, la empresa tiene múltiples dueños, tiene todos los ministerios ramales, los ministerios globales, las juntas de gobierno y por ahí cualquier otra cantidad de dueños. Es difícil así.

M. C. Carlos Enrique González: En esas condiciones todo es muy complicado.

M. Sc. Joel García León: Hay más de 200 empresas que terminaron el año 2024 con pérdidas. De esas 200 y tantas, casi un 60% están en la agricultura. Donde más medidas se han aprobado para liberar las fuerzas productivas, para incentivar, es donde mayores pérdidas hay. De lo que estábamos hablando.

Ahí hay otras variables que se cruzan, como la propia fuerza de trabajo, el hecho de que el campesino no admite o no puede gestionar el dinero en un cajero. El campesino admite un pago cuando yo te pago por horas y tú me pagas al momento o por semana, o pactas con un tiempo determinado. Esas y otras cosas están influyendo en que, aunque se han aprobado todas esas medidas, no hay un resultado real. Ahorita hablábamos de los sectores y la profesora lo explicaba. Si la agricultura no logra despegar como un sector clave para la alimentación y la soberanía alimentaria de este país tampoco podemos estar hablando de un desarrollo en el socialismo como tal. ¿Cuántas cosas se han hecho también para que las empresas cubanas, incluso a nivel ya de personas jurídicas, puedan exportar? Se han dado posibilidades; sin embargo, las exportaciones siguen siendo todavía mínimas. Y se ha incentivado, pero hay que evaluar Recuerdo que difundimos en la prensa aquella exportación de limón, y después el carbón vegetal, y después… ¿Dónde más está ese empresario privado o esa empresa cubana que esté hoy mirando el universo de la exportación?

Dra. C. Marxlenin Pérez: Yo me pregunto, ¿qué incentivos necesitan esas empresas que ustedes están mencionando, que no funcionan como empresas, o los empresarios que no tienen la mentalidad de empresarios? ¿Qué darles a esas empresas en materia de incentivo?

M. C. Carlos Enrique González: Es cierto, se han puesto muchos incentivos; sin embargo, si los elementos esenciales, si lo principal no lo logras, todo lo que haces a partir de ahí es extremadamente complicado. Podemos mostrar todos los incentivos que queramos para exportar en la agricultura cubana. Si los exportadores luego, cuando exportan, reciben su dinero a un tipo de cambio de 1×24, todo lo que hicimos fue por gusto y se perdió en la práctica. Hay elementos esenciales que marcan que otras políticas sean exitosas o no.

Dra. C. Ileana Díaz Fernández: Ahí es donde estamos, tú no puedes poner, tú no puedes decir voy a incentivar, porque exportar no es una tarea de orden. Es decir, dale, exporta. No, no, no. Para exportar, tienes que tener un producto o un servicio que sea competitivo a nivel internacional. De lo contrario, no puedes exportar. Para que el turismo vuelva a recuperar lo que otrora fue o casi fue, y hubiera podido ser más quizás, debes tener un nivel de servicio que compita con tu área de competencia, que es todo el Caribe. No puede ser simplemente decir construyo hoteles o tengo un personal calificado, o tengo una carretera. No. No basta con eso, porque el turista no viene para acostarse en una cama.

Hay que buscar todo, por eso es tan importante que los incentivos se alineen. Y por eso es tan importante que las empresas tomen sus decisiones. La empresa, como empresa, puede asumir sus propios objetivos, pero el mundo que la rodea tiene que permitirle tomar sus propios objetivos, porque si el sistema de precios no está alineado y no toma en cuenta todos los elementos que debe tomar, la empresa, por mucho que quiera, no puede hacer nada, porque está maniatada. Si tiene que usar un tipo de cambio de 1×24 y no de 120, o de 300 y tantos, está maniatada. El inversionista extranjero en Cuba tiene muchas prebendas desde el punto de vista impositivo; sin embargo, la burocracia es terrible para que se le apruebe. Y está la agencia empleadora. Hay una serie de elementos que ellos constantemente como que chocan con eso, amén de que hoy tenemos una situación muy particular que se hace más complicado con el contexto externo. Si el mundo exterior, las condiciones donde se mueve esa empresa, no se alinean también con cosas específicas y puntuales, no resolvemos el problema. Tú puedes decir “vamos a innovar, tienes que ser innovador”, pero la innovación tampoco es algo de ordeno y mando.

Dra. C. Marxlenin Pérez: Yo les propongo hacer una segunda pausa, porque hay un cuarto panelista, que es el Gurú. Vamos a ver qué tiene que decir desde Jatibonico el Gurú.

Gurú de Jatibonico

Al hablar de economía

se piensa en pan, en moneda;

así el estímulo queda

apenas en la alcancía.

Pero no solo le guía

al hombre lo material.

También es lo espiritual

lo que nos lleva adelante,

así es igual de importante

el estímulo moral.

Dra. C. Marxlenin Pérez: El Gurú ha puesto aquí otro tema que no hemos mencionado: los estímulos morales. El incentivo moral. Hemos hablado de que no es solo quedarnos en lo eminentemente económico, sino trascender desde ese desarrollo económico. ¿Cómo hablar, en qué sentido podemos movernos en esto de los incentivos, de los estímulos económicos, y en el mismo movimiento crear un ecosistema que potencie la eficiencia, que en otros momentos lo hemos logrado con los estímulos positivos, echar mano de lo que en otras etapas de crisis también hemos hecho exitosamente sin que se violente la justicia social? Eso es algo que siempre en este programa ponemos en el tope de los objetivos, alcanzar la justicia social.

M. C. Joel García León: En el año 1973, en aquel décimo tercer congreso que fue clave, se aprobó unas tesis sobre el incentivo moral y el incentivo también económico que hacía falta para los trabajadores y para las empresas. Y de ahí salió la cúspide más alta, lo que conocemos hoy como los Héroes del Trabajo de la República de Cuba, pero también el sistema de estimulación, de repartir, dentro de esa justicia social, para quienes más trabajaban, para quienes mejor desempeño laboral tenían, toda una serie de productos, televisores, carros, refrigeradores, etcétera, que se entregaban desde las empresas y del propio trabajo que uno hacía. El estímulo no se expresaba quizás en salario, pero sí en un producto que era prácticamente subsidiado. Es decir, los carros tenían un precio que no era verdaderamente lo que pensamos que valiera. Pero esos incentivos fueron transitando en el tiempo. Hoy se mantienen incentivos morales, todavía se mantiene esta condición de Héroe del Trabajo para quienes más y mejor trabajan, pero en ese afán de concatenar eficiencia con justicia social, hemos visto que no solo queda en que tú hayas estimulado ese trabajo, sino que queda, y vuelvo a lo que decía la profesora, revisar una y otra vez que la medida que usted tome hoy y lo que usted apruebe hoy puede ser que mañana no esté ya funcionando. Y en la economía eso es vital.

Es decir, hoy usted puede tener un desempeño muy bueno, una eficiencia muy buena en una empresa, pero mañana se le va y el incentivo moral en estos momentos es bien difícil, hay que decirlo así. Hoy usted muchas veces estimula a alguien desde el punto de vista moral, y hasta la propia familia, hasta la propia sociedad, como que te recrimina y te dice, “¿pero solo esto?”. Creo que ahí funciona lo que también comentábamos antes, que es ese sentido que tú logras, y eso va desde un liderazgo empresarial y un sentido de pertenencia que se logre.

En el sector presupuestado, por ejemplo, los salarios son bajos comparados con los del sector empresarial. Sin embargo, todavía hay un buen grupo que tiene un sentido de pertenencia hacia ese sector presupuestado y los incentivos están en ser cada día mejor, en ofrecer un servicio mejor… En la salud pública, por ejemplo; en los maestros. Yo pienso en los maestros que día a día están ahí. ¿Qué incentivo tiene un maestro? No se le puede dar más que la sonrisa de sus alumnos, que después se le reconozca. Fidel hablaba mucho de que la economía tiene también que tener una expresión real en la justicia social.

Dra. C. Marxlenin Pérez: Por eso, justamente, el Che siempre llevaba el tema de los estímulos morales y materiales de la mano. O sea, no dejar uno por el otro, sino llevarlos en una relación orgánica donde tú reconoces y estimulas al trabajador moralmente, pero que eso puede estar acompañado de otro incentivo, incluso sin mover el salario para no crear más inflación, usted puede hacer que ese mismo salario tenga otro poder adquisitivo, ¿no?, u otra garantía para la vida del trabajador.

Dra. C. Ileana Díaz Fernández: Lo que pasa es que a veces se hace una contraposición entre que una empresa sea eficiente y que haya justicia social.

Dra. C. Marxlenin Pérez: Sí, como si fueran dos cosas distintas.

Dra. C. Ileana Díaz Fernández: Como si fueran dos cosas independientes. Entonces nos dicen a los economistas que queremos que las empresas sean eficientes, que no pensamos en los trabajadores, o que no pensamos en el pueblo, y es todo lo contrario, porque si las empresas son eficientes −y yo no me canso de decirlo una y otra vez, que debemos tener empresas estatales eficientes y fortalecidas−, nosotros tenemos, podemos tener, mejores condiciones para la justicia social. En la medida en que yo tengo empresas cada vez más deprimidas y, por tanto, una economía cada vez más deprimida, me cuesta más trabajo dar mejores condiciones de trabajo, no solo salarios, sino mejores condiciones de trabajo, mejores condiciones de vida: transporte, alimentación, etcétera, que es parte de la vida misma, que en definitiva es lo que también el trabajador necesita y busca como parte de su actividad, porque está dando, está aportando a la sociedad.

Por eso, no es dicotómico, es superintegrado y tenemos que verlo superintegrado. ¿Qué pasa con los estímulos morales? A mí me acaban de dar un estímulo moral, es decir, a mí me dieron un premio, a mí no, a todos los autores del libro, y nos han dado un cuadro. Sí, me dieron un estímulo moral, nos dieron un estímulo moral y todos estamos contentísimos con nuestro estímulo moral, ¿sabes por qué? No me dieron ni un kilo, ¿okay?, ni me lo van a dar, me lo dieron en un acto de los economistas, que representa cierto un reconocimiento, y ese es el asunto: cuando damos los estímulos morales formalmente, porque toca, toca. Oye, a mí me han dado un papel y me han dicho: “Mira, este es el diploma que te tocó”, sin más nada.

Hay muchas maneras, después podemos hablar de las diferentes maneras que puede haber para los trabajadores, que no son solo económicas. Las económicas son muy importantes, porque representan el aporte que hace el trabajador y eso es básico, esencial. A partir de ahí, podemos hacer otras cosas, pero en el caso de los estímulos morales igual habría que ver, yo no lo sé, no lo tengo claro, si todo aquello que se hizo en el año 73 hacia la fecha, ¿qué efecto realmente tuvo, es decir, hasta dónde cumplió verdaderamente los objetivos? Recordemos, habíamos terminado la zafra de los 10 millones, Cuba estaba en una situación crítica desde el punto de vista económico y empezaba a haber un cambio. Justamente, en el 72 entramos en el CAME. No vamos a entrar en una clase de economía cubana, pero hasta dónde ciertamente hemos valorado eso que se aprobó con mucha fuerza y que era muy necesario en ese momento, porque sobraba el dinero, no había nada que comprar y la gente no iba a trabajar porque no le interesaba el dinero, y entonces era muy necesario estimular a la gente, darle algo a la gente, material, pero también de reconocimiento moral. Es decir, había que levantarle el ánimo a la gente. Entonces era muy importante. Pero yo no sé después, ¿me entiendes?

Dra. C. Marxlenin Pérez: En esa línea de la profesora Ileana, en la importancia de que el reconocimiento moral que tiene que seguir existiendo tenga sustancia, y no sustancia necesariamente monetaria ni económica, sino que sea orgánico, un reconocimiento de verdad de ese colectivo de trabajo, de ese lugar donde se da ese reconocimiento, ¿qué hacer para reconocer a los trabajadores cubanos y en ese mismo sentido entonces incentivarlos? ¿Qué hacer al interior de nuestras empresas, con nuestros trabajadores, en la misma dinámica de esos incentivos que en otras épocas hemos usado y sí sí se ha comprobado que funcionaron entonces?

M. C. Carlos Enrique González: Este es un tema fundamental, porque no vamos a tener empresas eficientes, no vamos a tener empresas que produzcan bien si no tenemos trabajadoras que quieran trabajar y se esfuercen en su trabajo. Yo siempre digo que el principal estímulo de un trabajador tiene que ser su salario, todo empieza por ahí. Entonces, después, claro, eso no puede quedar solo ahí.

Dra. C. Ileana Díaz Fernández: Una repartición de utilidades, voy a poner la incidental, el salario, escucha, el salario.

M. C. Carlos Enrique González: Tiene que complementarse todo, todas esas posibilidades del salario con el resto de accesos a medios de consumo que se dan por los fondos sociales de consumo y también los estímulos morales. No sustituye uno al otro; de hecho, yo creo que está probado en la economía cubana que en la medida en que un trabajador se ve mejor estimulado materialmente, los estímulos morales lo tocan más, los estímulos morales le llegan más, son más efectivos. O sea, a veces hemos querido verlo cómo hacemos uno o hacemos el otro. No, es importante que estén los dos caminos en el proceso y el papel del salario es esencial. Y aprovecho para reivindicar ese elemento, porque al fin y al cabo el socialismo, lo que dice la teoría del socialismo, es que a los trabajadores hay que pagarles el valor de su fuerza de trabajo. Si tenemos un salario que no refleje ese valor de la fuerza de trabajo en la práctica de la economía, muy difícilmente vamos a tener trabajadores que se sientan estimulados. Y hemos tenido algunas experiencias buenas en la economía cubana. Recuerdo en los años 90, cuando se montaron una serie de estímulos materiales, se pagaban algunos CUC, se mejoraron salarios en determinados momentos a finales de los 90, a principios de los 2000, y todo eso tuvo un efecto importante.

Dra. C. Marxlenin Pérez: O, incluso, divisa antes del CUC.

M. C. Carlos Enrique González: A partir de todo ese proceso tuvimos los años más grandes de crecimiento de la economía cubana. Fueron esos finales de los 90, principios de los 2000. Y se logró a partir de esa combinación adecuada entre que el salario vaya cumpliendo poco a poco su función y que los estímulos morales estén vinculados a los materiales. Y se lograron objetivos, se lograron.

Dra. C. Marxlenin Pérez: Yo soy una entusiasta de la centralidad del trabajo y no solamente de ver el proceso a partir de la distribución. No estoy, por supuesto, diciendo que no es importante el salario, sino que veo todo el proceso es igualmente importante: cómo se siente el trabajador en ese centro de trabajo, qué condiciones tiene para llegar al centro de trabajo, las condiciones materiales para trabajar…

Dra. C. Ileana Díaz Fernández: Está claro que hay un conjunto de problemas que hoy tenemos que hacen muy difícil estimular un trabajador por las razones que sabemos: inflación, transporte, etcétera. Ahora, también hacemos uso de un muy limitado sistema de incentivos a los trabajadores. Salario, que tampoco es el que es, ni es el que debe ser. No es que esté en contra de la distribución de utilidades, lo que pasa es que a veces siento que es como el contrapeso, pero aquí, por ejemplo, nosotros no usamos las comisiones: un vendedor puede vender mucho más que el otro y cobra lo mismo, y así sucesivamente. Esas cosas no sabemos cómo manejarlas, pero hay estímulos que no son económicos: flexibilidad en el horario de trabajo, el hecho de trabajar en la casa, el teletrabajo que se popularizó en la pandemia, por ejemplo,y funcionó. Es decir, en general fue bien; sin embargo, se acabó la pandemia, se acabó el teletrabajo. Está el hecho de escucharlo, tomarlo en cuenta en la decisiones. Porque hay cuestiones que son decisiones operativas de la empresa en las que que sí puedes tomarlos en cuenta, en las que sí pueden participar y sí puede tomado en cuenta su criterio.

Están el espacio laboral, el espacio de ocio, el clima organizacional, la cultura organizacional, y ahí vamos entonces a los reconocimientos, volvemos a esos otros tipos de estímulos que son los llamados interpersonales, reconocimientos, premios. Pero el premio es un premio. Es decir, no tiene que ser ni un carro específicamente. Si hay algo material, bueno genial,… Una fiesta que se pueda dar, una pequeña cosa aquí, más los estímulos que quizás son los que más se han usado en Cuba desde el punto de vista educacional.

Dra. C. Marxlenin Pérez: Me están haciendo señas y no quiero ser lo contrario a un incentivo para que ustedes vuelvan al programa, pero me están diciendo que ya se nos acabó el tiempo. Tenemos que dejarlo aquí, pero pienso que eso puede funcionar a nuestro favor para propiciar que regresemos y hacer otro Cuadrando la Caja sobre los incentivos. Se nos quedó corto el tiempo y aún hay mucha tela por donde cortar.

Agradezco a mis invitados. Recuerde que no basta solamente con comentar, sino que, como hacia el final decía la profesora Ileana, y creo que es el sentimiento general, la participación es clave entre los incentivos para el desarrollo de la economía y del socialismo cubanos. Yo cuento con usted para hacerlo, desde el socialismo cubano. Nos vemos pronto.

Transcripción: Lianet Caridad Preval Avilés, Ana Elena Hidalgo Reyes/ IDEAS Multimedios

 

 

 

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