El proyecto de producción de arroz Vietnam-Cuba, una iniciativa de cooperación que se extiende desde 2002, fue destacado como un modelo de colaboración internacional y un testimonio tangible de lo que se puede alcanzar cuando dos naciones unen sus fuerzas con un objetivo común.
Así lo definió Ydael Pérez Brito, ministro de la Agricultura, al término de un encuentro con sede en el Hotel Internacional Varadero para evaluar los resultados de un modelo de cooperación que ha suscitado la atención del pueblo cubano y marca un hito en los esfuerzos por autoabastecerse de este cereal y avanzar en busca de la soberanía alimentaria.
La reunión, que contó con la presencia del embajador de Vietnam en Cuba, Le Quang Long, sirvió para realizar un balance exhaustivo de las cinco etapas cumplidas por este programa, las cuales han dejado una huella significativa en la agricultura de la isla. El ministro recalcó la profundidad del trabajo conjunto realizado a lo largo de los años.
“Durante las cinco etapas de este proyecto hemos trabajado en estrecha colaboración, compartiendo conocimientos, tecnologías y experiencias que han enriquecido nuestra capacidad agrícola y nos permiten mirar hacia el futuro con optimismo”, comentó el titular del sector.
Durante el intercambio, varios de los participantes agradecieron la voluntad política del Gobierno de la nación asiática en su contribución a la soberanía alimentaria de la Mayor de las Antillas. Esta colaboración ha trascendido el marco técnico para consolidarse como un pilar de las relaciones bilaterales entre La Habana y Hanoi.
En las intervenciones, productores, técnicos y empresarios de los diversos escenarios arroceros del país reconocieron que el proyecto les dio la posibilidad de incrementar los rendimientos, de disponer de insumos, equipos y variedades de semillas de mayor calidad, y beneficiarse de la transferencia de tecnologías. Un testimonio concreto ilustró este progreso de manera elocuente.
“El rendimiento nuestro rondaba apenas las tres toneladas y ya estamos en nueve toneladas por hectárea”, ilustró el camagüeyano Lázaro Puerta.
Como parte de la jornada, se entregaron reconocimientos a los trabajadores y técnicos que más impulsaron el mencionado proyecto de cooperación. En un gesto de especial significado, la dirección de la Actaf entregó varios galardones, incluido el gran premio por la obra de la vida al doctor en Ciencias Rubén Vicente Alfonso Carballo, honrando así una carrera de dedicación al sector.
El consenso al cerrar la evaluación fue claro: el cierre de la quinta fase no es un punto final, sino la apertura de una nueva etapa con la mira puesta en robustecer lo alcanzado en una experiencia que se validó en la práctica con resultados tangibles. El proyecto se perfila para continuar su expansión y consolidación, basado en los éxitos ya demostrados.