La inflación al consumidor en China registró su nivel más bajo en cinco meses durante noviembre, mientras que la deflación de los precios al productor continuó, a pesar del apoyo económico de los recientes esfuerzos de estímulo.
Ante la posibilidad de nuevos aranceles por parte de un segundo gobierno de Donald Trump, la segunda economía más grande del mundo también enfrenta otros desafíos, lo que indica que serán necesarias más políticas de estímulo para sostener el delicado crecimiento.
El índice de precios al consumidor (IPC) subió un 0.2 % el mes pasado con respecto al año anterior, lo que supone un enfriamiento con respecto al aumento del 0.3 % registrado en octubre, mostraron el lunes los datos de la Oficina Nacional de Estadísticas.
También se situó por debajo de la subida del 0.5 % prevista en una encuesta de Reuters entre economistas.
El IPC cayó un 0.6 % intermensual, frente al 0.3 % de octubre y el 0.4 % previsto. La inflación subyacente, que excluye los volátiles precios de los alimentos y los carburantes, subió al 0.3 % el mes pasado, frente al 0.2 % de octubre.
Aunque el gasto de los hogares ha superado las previsiones en los últimos meses, impulsado por las subvenciones a la compraventa de automóviles y electrodomésticos, no ha sido suficiente para ayudar a China a enderezar su economía.
En lugar de inyectar dinero directamente en la economía, Pekín presentó en noviembre un paquete de deuda de 10 billones de yuanes (1,37 billones de dólares) para aliviar las tensiones de financiación de los gobiernos locales.
Los asesores del Gobierno chino abogan por un objetivo de crecimiento económico en torno al 5.0 % para 2025, presionando por un mayor estímulo fiscal para mitigar el impacto de las esperadas subidas de aranceles de Estados Unidos sobre las exportaciones del país, informó Reuters.
El índice de precios a la producción cayó un 2,5% interanual en noviembre, ralentizándose desde la caída del 2.9 % de octubre y por encima de la caída estimada del 2.8 %.
(Con información de Reuters)