Un influyente grupo de presión brasileño de productores de soja recomendó a los agricultores rechazar cláusulas en contratos comerciales que exijan cumplir la ley anti-deforestación de la Unión Europea (UE), según un comunicado difundido el viernes.
La legislación europea, considerada histórica, prohibirá la importación de carne vacuna, soja y otros productos vinculados a la destrucción de bosques desde diciembre de 2022.
Comercializadoras globales intentaron imponer este requisito en contratos con agricultores del estado de Goiás, indicó un portavoz de Aprosoja Brasil. El grupo decidió entonces recomendar a productores en todo el país no acatar la medida.
La postura refleja la creciente resistencia en Brasil a normativas extranjeras para frenar la deforestación y mitigar la crisis climática, que consideran un atentado a su soberanía.
El llamado Pacto de Moratoria de la Soja de Brasil —por el cual empresas se comprometieron voluntariamente a no comprar soja cultivada en áreas deforestadas de la Amazonía después de 2008— también está bajo amenaza, según el comunicado.
Aprosoja señaló que el “único escenario” en que un agricultor debería aceptar la norma europea sería si el mercado ofrece «una prima» por soja producida en zonas no deforestadas después de 2020.
Abiove, gremio de procesadores y comercializadoras de soja, afirmó que buscar proveedores alineados con la normativa europea es parte de los preparativos para mantener suministros a la UE. No obstante, advirtió que “las incertidumbres sobre cómo aplicará la UE las nuevas normas siguen siendo muy elevadas y deben resolverse, pues de lo contrario repercutirán en el comercio actual”.
En diciembre, la implementación de la ley europea se pospuso un año tras pedidos de la industria para ganar tiempo de adaptación.
La UE es el principal destino de la harina de soja brasileña, con casi la mitad de las exportaciones. China es el mayor comprador de soja de Brasil, mientras España lidera las importaciones dentro del bloque europeo.