
Comedores obreros, el viacrucis de los que quedaron
Años atrás, el capitalino Rafael García fue de los que alzó su mano para aprobar que quitaran el comedor obrero de su empresa, en tanto recibía un estipendio para cubrir los gastos de lo que iba a adquirir para la alimentación. Al final, a veces el almuerzo no tenía calidad, y no quedaba satisfecho. Ahora lo lamenta. “Era algo caliente que comía y me quitaba el problema de encima”.