
Pienso primero, huevo después
El desasosiego anidó en Elvia Bofil Viamonte, una experimentada navera de la granja artemiseña Pedro Domenech, ante la falta de pienso para sus aves. “Vi morir a casi todas las gallinas de mi nave, pero desde que en octubre pasado comenzó un nuevo modelo de producción, la cooperada, todo cambió. Hoy recojo diariamente entre 3 800 y 4 000 huevos y si antes cobraba 2 800 pesos, ahora gano entre 18 000 y 20 000 pesos cada mes”.