Con un contrato de 180 hectáreas para la campaña en curso, el municipio montañoso de Manicaragua se ha propuesto recuperar el esplendor que distinguió antaño su producción tabacalera en el centro de Cuba.
Esta área representa el nueve por ciento del compromiso total de la provincia de Villa Clara, marcando un esfuerzo consciente por revitalizar un renglón económico históricamente significativo para esta serranía, informó la Agencia Cubana de Noticias.
En el lomerío, productores como Alexey León Palacio, de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Potrero Grande, ya trabajan con empeño. Con solo dos años en el sector, León Palacio declaró que logró completar el aseguramiento de más de 200 mil posturas de óptima calidad para sus propias tierras y las de otros cosecheros de la región. Su caso ejemplifica la incorporación de nuevos actores a este empeño.
La confianza en el programa también la expresa Oneisi Venga Lozano, otro labriego del territorio, quien confirmó su compromiso con el plan de siembra 2025-2026. Venga Lozano destacó las condiciones creadas y la asistencia técnica recibida por parte de los especialistas provinciales para el desarrollo de las vegas.
La tradición se mezcla con la renovación en figuras como Henry González Mendoza, asociado de la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Jorge Figueredo, quien con tres hectáreas a cuchilla en su finca se suma al objetivo común. Paralelamente, la voz experimentada de Jesús Alemán, cosechero con amplia trayectoria, insistió en la necesidad de incrementar los volúmenes de hoja de calidad para la exportación y la captación de divisas, señalando un desafío clave.
La meta es cuantificable. Cerca de 60 cosecheros asumieron el reto productivo en el Escambray villaclareño de alcanzar un rendimiento agrícola de 1.3 toneladas por hectárea, con el objetivo de superar en 0.3 toneladas los resultados de la contienda anterior, precisó Evidio Corcho Chaviano, director de la UEB Potrero Grande.
Corcho Chaviano comentó, además, que una característica actual de los vegueros manicaragüenses es la diversificación de las plantaciones. Estos combinan el cultivo de la aromática hoja con otros renglones agrícolas como los granos, las viandas y las hortalizas, una práctica que contribuye al autoabastecimiento local y fortalece la economía familiar.
En este empeño, dijo, apoyan activamente con insumos y capacitación las cooperativas de producción agropecuaria, y de créditos y servicios, que tributan de manera cohesionada al programa tabacalero municipal.
La logística y el contexto no se descuidan. Leila Pérez Herrera, supervisora de la UEB Potrero Grande, destacó los esfuerzos para garantizar la entrega responsable de recursos a las fincas, muy a pesar del negativo impacto del bloqueo económico de los Estados Unidos en un sector vital para la captación de divisas y que se ajusta al programa gubernamental para corregir distorsiones y reimpulsar la economía en el contexto cubano contemporáneo.
El apoyo social también forma parte de la estrategia. Milagro Yera Gómez, jefa del Departamento de la Primera Infancia en Manicaragua, informó sobre el alistamiento, en conjunto con la Empresa de Tabaco Torcido de Villa Clara, de una casita infantil de nueva creación para el cuidado de los hijos de los vegueros y otros trabajadores asociados al ramo. Esta acción busca mejorar las condiciones socio-laborales del gremio agrícola y la comunidad.
Con una cobertura de solo 142 hectáreas en 2024, 48 menos que en el presente año, la serranía aboga ahora por la recuperación de los indicadores de épocas anteriores. Un pilar técnico en esta aspiración es la tecnología de tipo tapado, cuyos orígenes en la región se remontan a más de tres décadas atrás como resultado de la colaboración de especialistas de la provincia de Pinar del Río, y que hoy se espera que contribuya a elevar la calidad y el rendimiento.













