La Unidad Empresarial de Base (UEB) Granma, de la Empresa Apícola Nacional, impulsa una estrategia productiva que prioriza la eficiencia y los ingresos de los apicultores, enfocándose en ampliar la escala de producción individual en lugar de incrementar el número de productores.
El plan busca que los apicultores evolucionen de manejar decenas de colmenas a operar unidades más robustas, entre 150 y 200 colmenas cada uno. El objetivo central es elevar la productividad y garantizar que los productores puedan obtener un sustento digno de su trabajo.
Alexander Rojas Pérez, director de la UEB Granma, dependiente del Ministerio de la Agricultura en esta provincia oriental, explicó a Radio Bayamo que el éxito de esta ampliación depende críticamente de factores económicos.
“Este crecimiento depende en gran medida de las nuevas formas de pago por la miel y los derivados que se implementen, así como de la tasa de cambio aplicada al dólar en las transacciones”, señaló Rojas Pérez.
Granma, con una sólida tradición apícola y certificaciones internacionales de calidad, ha sido históricamente una de las principales regiones productoras de miel en Cuba. No obstante, el sector ha enfrentado en años recientes un descenso significativo en el número de productores activos.
Actualmente, Granma se mantiene como la segunda mayor productora nacional de miel, solo superada por Matanzas. Además, ostenta el liderazgo en la producción de miel ecológica en la isla, la cual representa entre el 60% y el 70% de su producción total.
Esta miel ecológica se caracteriza por su alta calidad, cumpliendo estrictas regulaciones que incluyen niveles controlados de humedad, ubicación de colmenas en ecosistemas naturales preservados y la ausencia de productos químicos en su proceso.
Los resultados recientes muestran un desempeño alentador. En el primer trimestre de 2024, la provincia acopió más de 400 toneladas de miel, superando las expectativas iniciales y estableciendo un récord histórico para el mes de marzo con 220 toneladas recogidas.
Además de la miel, la cadena productiva incluye derivados de valor como propóleo, polen, jalea real y cera. Las autoridades subrayan que la solución sostenible para el sector no radica en reclutar nuevos apicultores, sino en optimizar la capacidad y la rentabilidad de los ya existentes, asegurando así la viabilidad económica de su labor y el fortalecimiento de esta rama agrícola clave en la provincia.