La combinación de una desaceleración económica en Estados Unidos y un repunte inflacionario podría convertir al país en un lastre para la economía global, según advierten analistas, en medio de los esfuerzos del presidente Donald Trump por reconfigurar el comercio internacional mediante aranceles.
Este escenario ha puesto en alerta a bancos centrales y organismos internacionales, que evalúan los riesgos de contagio en un contexto marcado por tensiones geopolíticas y volatilidad financiera, señala Reuters.
Mientras expertos estadounidenses apuntan a un panorama de estanflación —caracterizado por un crecimiento débil y precios elevados—, autoridades monetarias globales han comenzado a expresar preocupación.
El Banco de Inglaterra, al mantener sin cambios su tasa de interés esta semana, destacó explícitamente que las medidas arancelarias de Trump “empañan las perspectivas mundiales”. En un comunicado, añadió: “También han aumentado otras incertidumbres geopolíticas y los indicadores de volatilidad de los mercados financieros han subido a nivel mundial”.
El Banco de Japón (BOJ) se sumó a las advertencias, manteniendo su política monetaria sin ajustes y subrayando que su estrategia futura dependerá de cómo evolucionen los aranceles propuestos por Trump.
Paralelamente, Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE), advirtió que los gravámenes estadounidenses y las posibles represalias de la Unión Europea podrían reducir el crecimiento regional y añadir al menos 0.5 puntos porcentuales a la inflación en el corto plazo.
En Suiza, Petra Tschudin, miembro de la junta del Banco Nacional (BNS), vinculó el recorte de tasas de su institución a un entorno económico “considerablemente más incierto”, señalando que “los acontecimientos en el extranjero siguen representando el principal riesgo”.
Mientras tanto, el Riksbank de Suecia mantuvo sus tipos estables, aunque calificó los recientes desarrollos globales como “dramáticos”, a pesar de considerar “intactas” sus perspectivas locales.
El Fondo Monetario Internacional (FMI), que celebrará su próxima reunión en Washington en medio de estas tensiones, ya había alertado sobre los efectos adversos de una guerra comercial prolongada. Economistas anticipan recesiones en Canadá y México —socios comerciales clave de EE.UU. y blancos frecuentes de las medidas de Trump—, mientras fluctuaciones cambiarias y redistribuciones de flujos de capital comienzan a generar desequilibrios entre economías.
Trump confirmó esta semana que avanzará en junio con aranceles del 25% a productos de México y Canadá, pese al acuerdo comercial vigente, y anunció nuevos gravámenes contra otros países en función de sus políticas hacia las exportaciones estadounidenses. Estas acciones se suman a los ya implementados contra China y a las tasas sobre el acero y aluminio.
Jeffrey Schultz, economista jefe para CEEMEA en BNP Paribas Markets 360, resumió el consenso entre analistas: “Los aranceles son innegablemente negativos para el crecimiento de la economía mundial”.
Agregó que la estanflación en EE.UU. podría forzar a la Reserva Federal a postergar recortes de tasas, endurecer condiciones financieras globales y generar un «shock de incertidumbre» perjudicial para mercados emergentes.
Las proyecciones actualizadas de la Fed esta semana reflejan este pesimismo: funcionarios anticipan menor crecimiento y mayor inflación para 2025, con riesgos sesgados al alza y un horizonte de política monetaria incierto.
El escenario sugiere que las repercusiones de las políticas comerciales de Trump continuarán dominando la agenda económica global en los próximos meses.