La mayor sequía en casi cinco décadas castiga a Sancti Spíritus, con el emblemático embalse Zaza —el mayor reservorio de agua del país— exhibiendo niveles críticamente bajos que amenazan su viabilidad.
El espejo de agua actual se reduce a apenas 106.4 millones de metros cúbicos, una cifra alarmante que solo representa el 12% de su capacidad total y lo sitúa en su segundo peor nivel histórico.
La gravedad de la situación fue confirmada a Escambray por Francisco Hernández Lorenzo, director técnico de la Empresa de Aprovechamiento Hidráulico, quien contextualizó históricamente la crisis: esa cifra resulta la más baja de los últimos 49 años porque el menor volumen histórico de este acuatorio se reportó en mayo de 1976, cuando sus aguas disminuyeron a solo 99 600 000 metros cúbicos.
La situación hídrica general de la provincia es alarmante. En pleno período lluvioso, los embalses del territorio espirituano apenas acumulan en general el 17 por ciento de su volumen normal. Entre las instalaciones en peor estado aparecen las presas La Felicidad, Dignorah y Aridanes.
A pesar del escenario crítico, existe un aspecto positivo en medio de la crisis: los embalses dedicados al abasto de agua a la población —Lebrije, Tuinucú y Siguaney— presentan un panorama más favorable. Estas reservas acumulan el 39, 60 y 63 por ciento de su capacidad de llenado, respectivamente, con cobertura suficiente para mantener el suministro de agua potable por más de un año.
Los datos pluviométricos reflejan la gravedad de la situación. Según los datos preliminares de Recursos Hidráulicos, en agosto solo llovió el 56 por ciento del promedio habitual para ese mes. Los municipios más afectados por la escasez de precipitaciones fueron La Sierpe, Yaguajay, Jatibonico y Cabaiguán.
El director técnico de la Empresa de Aprovechamiento Hidráulico proporcionó un análisis más amplio: “De forma acumulada, en el período transcurrido entre enero y julio de este año, las precipitaciones se han comportado en la provincia al 52.7 por ciento de la media histórica, por lo que se cataloga como muy seco al encontrarse las lluvias entre el 25 y el 55 por ciento del promedio para esa etapa”.
Esta prolongada sequía representa un desafío significativo para el sector agrícola y el abastecimiento de agua en la región, obligando a implementar medidas de racionamiento y optimización del recurso hídrico.