Agricultores de Caimito y Quivicán reportan mejoras en cosechas gracias a apoyo de programas de Naciones Unidas

Un programa de fortalecimiento de infraestructuras agrícolas en las provincias cubanas de Artemisa y Mayabeque, implementado con apoyo internacional tras el devastador paso del huracán Rafael, está generando un impulso significativo en la producción hortícola local.

La iniciativa, respaldada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Fondo Central de Respuesta a Emergencias (CERF), no solo busca la recuperación post-desastre sino también mejorar la eficiencia productiva y promover prácticas agrícolas más sostenibles a largo plazo.

El foco del esfuerzo se ha centrado en la rehabilitación crítica de infraestructuras dañadas. Según el periódico Granma, más de 20 casas de cultivo en los municipios de Caimito y Quivicán han recibido insumos esenciales para su reparación y mejora.

Estas intervenciones permiten a los agricultores ofrecer una mayor protección a sus cultivos frente a condiciones climáticas adversas y plagas, reduciendo la vulnerabilidad futura.

Complementariamente, la entrega de bandejas para semilleros ha optimizado las etapas iniciales de la producción, facilitando la germinación y el desarrollo de las plántulas, lo que se traduce en una producción más controlada y eficiente desde el inicio del ciclo.

Los resultados comienzan a ser tangibles en el campo. Como resultado, los agricultores reportan mejoras significativas tanto en la cantidad como en la calidad de sus cosechas. Este avance es crucial para la seguridad alimentaria en el occidente de la isla.

La escala del impacto productivo se refleja en cifras concretas: la siembra de 2 742 hectáreas dedicadas a cultivos clave como lechuga, acelga, rábano, tomate, pimiento y col ha generado más de 3 000 toneladas de alimentos frescos. Esta producción está destinada al consumo de más de 250 000 habitantes de la región occidental cubana, aliviando la presión sobre el suministro local.

La respuesta coordinada del Sistema de las Naciones Unidas en Cuba fue fundamental para la fase inicial de recuperación. Como parte de esta acción, la FAO y el CERF distribuyeron 1.7 toneladas de semillas de alta calidad en los municipios más afectados por el huracán.

La rápida recuperación de la capacidad hortícola en estas provincias, consideradas importantes zonas productoras cercanas a La Habana, resulta vital para satisfacer la creciente demanda alimentaria tanto local como regional.

La magnitud de la destrucción causada por Rafael subraya la importancia de la intervención. El huracán provocó severos daños en las infraestructuras agrícolas: en Caimito, 34 de las 38 casas de cultivo resultaron seriamente afectadas, mientras que las 4 restantes fueron destruidas por completo.

En Quivicán, 18 casas de cultivo perdieron sus techos, comprometiendo gravemente la continuidad de la producción. (FAO en Cuba) La reconstrucción y el fortalecimiento apoyados por FAO y CERF buscan no solo restaurar, sino incrementar la resiliencia de estos sistemas alimentarios locales frente a futuros eventos climáticos.

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