La Comisión Europea inició este miércoles el procedimiento de ratificación del ambicioso acuerdo comercial con los países del Mercosur, un tratado que enfrenta significativas resistencias, especialmente por parte de Francia, y que deberá obtener la aprobación unánime de los Veintisiete Estados miembros y del Parlamento Europeo en los próximos meses.
De acuerdo con AFP, la adopción formal del texto por parte del Colegio de Comisarios marca el primer paso procedimental en un proceso que se anticipa complejo. Esto habilita el envío del acuerdo a los Estados miembros y a la Eurocámara para su posterior escrutinio y votación.
El lanzamiento del proceso de ratificación coincide con una intensa tormenta política en Francia, donde el gobierno del primer ministro, François Bayrou, se enfrenta a una moción de confianza que será votada el próximo lunes y que podría determinar su continuidad.
De acuerdo con una fuente europea consultada, Bruselas pretende actuar con celeridad y aspira a conseguir la aprobación del acuerdo por parte de todos los países de la UE antes de que conclya 2025, mientras el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, mantenga la presidencia rotatoria del bloque Mercosur.
El pacto comercial tiene como objetivo principal eliminar la mayoría de los aranceles entre los dos bloques, potenciando así los flujos comerciales. Se prevé que permita a la Unión Europea incrementar sustancialmente sus exportaciones de automóviles, maquinaria y bebidas alcohólicas hacia Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay. A cambio, facilitaría el acceso al mercado europeo de productos agrícolas latinoamericanos como la carne, el azúcar, el arroz, la miel y la soja, un aspecto que genera alarma entre los agricultores europeos por el potencial debilitamiento de algunos de sus sectores.
Para la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, “se trata de un acuerdo beneficioso para todas las partes, con ventajas significativas para los consumidores y las empresas” de ambos continentes.
No obstante, desde la conclusión de las negociaciones el pasado mes de diciembre, los sindicatos agrícolas europeos han expresado una fuerte oposición.
“La lucha continúa”, advirtió el lunes el principal sindicato agrícola francés (FNSEA), en un llamamiento al presidente Emmanuel Macron. Francia lleva años reiterando su oposición al tratado, al que considera una amenaza directa para su producción de reses, aves de corral, azúcar y biocombustibles, y exige medidas de protección adicionales.
En un intento por tranquilizar al gobierno francés, la Comisión Europea podría anunciar este miércoles un anexo al tratado que refuerce las cláusulas de salvaguardia para los “productos agrícolas sensibles”.
Según una fuente europea, el ejecutivo comunitario se comprometería a intervenir de forma rápida si el acuerdo tuviera repercusiones negativas en determinados sectores económicos.
Desde el punto de vista jurídico, este añadido no requiere una renegociación completa con los países del Mercosur, aunque los europeos tendrán que justificar ante sus socios latinoamericanos la medida.
Francia aseguró el miércoles que la Comisión “escuchó las reservas” de París, pero advirtió que analizará minuciosamente que sus demandas estén bien incluidas y sean jurídicamente viables. La vocera del gobierno, Sophie Primas, especificó que el tratado debería incluir en concreto la posibilidad para “un sólo país” de activar la clausula de salvaguardia y su aplicación de “manera temporal” antes de una decisión definitiva.
La ratificación del acuerdo promete ser políticamente explosiva en Francia. Tanto la oposición de extrema derecha como las asociaciones de ganaderos ya han denunciado una potencial “traición” si el gobierno acepta el acuerdo, mientras que la izquierda radical ha llamado a una «movilización general» en contra.
Pese a la oposición francesa, el acuerdo con el Mercosur cuenta con el respaldo de numerosos países europeos, como Alemania, que busca nuevos mercados para su potente sector industrial, una necesidad acentuada por el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca y la imposición de aranceles a productos europeos.
Según las estimaciones de Bruselas, el acuerdo permitiría a los exportadores europeos ahorrar más de 4 000 millones de euros (4 600 millones de dólares) en aranceles anuales en los mercados de América Latina.
Cabe destacar que el acuerdo se compone de dos partes: una comercial y otra política. Francia no tiene capacidad para bloquear únicamente la parte comercial. Para impedir la ratificación total, necesitaría reunir una “minoría de bloqueo”, lo que exige el apoyo de al menos otros tres países que representen, en conjunto, al menos el 35% de la población total de la Unión Europea.