Las trazas de la fragilidad en la que viven muchas personas son visibles en este municipio holguinero. Datos oficiales fijan en 4 000 las personas en estado de vulnerabilidad social, definida esta, según el Acuerdo 9152/2021 del Consejo de Ministros, como situación que “limita o dificulta la capacidad de una persona, familia, grupo, comunidad, en interés de anticipar, lidiar, resistir, recuperarse del efecto de una amenaza natural, social, económica o de salud, así como aprovechar las oportunidades disponibles en cada territorio, en distintos ámbitos socioeconómicos y en redes de relaciones para garantizar su subsistencia, calidad de vida, bienestar o impedir su deterioro”.
Resulta obvio que los citados cuatro millares no están desamparados, porque 2 200 son beneficiados con prestaciones monetarias y, tanto ellos como el resto, reciben, además, una ayuda con medios materiales.
Este año unas 400 familias en condiciones de vulnerabilidad podrían ser auxiliadas con artículos de uso en hogares, a partir del empleo de la partida correspondiente definida en el presupuesto, ascendente a ocho millones de pesos, que hasta julio pasado registraban la ejecución de seis.
La cantidad de dinero con la que cuenta el municipio para esos fines fue la solicitada. Se consideraron los núcleos familiares vulnerables más necesitados, así como las posibilidades reales de adquirir los artículos.
Si bien lo que se eroga por estos –y la tendencia al incremento de los precios en los sectores estatal y privado– pueden hacer parecer que es poca la suma a la mano, es imposible pasar por alto que en esta localidad se hace todo lo posible por emplear cada peso en aliviar a quienes hoy acumulan mayores urgencias.
Este modo de actuar no pasa inadvertido, considerando los llamados de atención desde las instancias gubernamentales al más alto nivel, por casos de municipios y provincias que no ejecutan los montos aprobados y, ciertamente, no emplear las sumas disponibles es tan reprochable como dilapidarlas.
Devolver sonrisas
La emoción aparece en el rostro de Yoandra Cabrera Velázquez. En su casa, ubicada en el Reparto Nuevo, en la cabecera municipal, acaba de recibir, de manos de Yunia Martínez Velázquez, coordinadora de Prevención del consejo popular Buenaventura 2, un fogón eléctrico, tipo infrarrojo, con el que dejará de cocinar con leña y evitará el humo que agrava los síntomas de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica que padece.
Esta madre sola, a cargo de cinco hijos menores, reconoce que la ayuda es sostenida. Lo fundamental es que le construyeron la vivienda, con cuatro cuartos, para que viva toda la familia. Le han entregado camas, colchones, toallas y sábanas. En otro momento la citaron con los hijos en una tienda y les compraron ropa, describe.
Yunia, igualmente emocionada por la reacción de Yoandra, resalta que a ella se le gestionó un puesto de trabajo, como auxiliar de limpieza en un centro de elaboración de alimentos, por lo que recibe un salario, aunque se le mantiene una compensación económica.
Feliz y agradecida se siente Arianis Cabrera Hernández, residente en el mismo barrio. Es porque estrenó la olla arrocera que le dieron gratuitamente, lo que deviene alivio a la hora de preparar los alimentos de sus tres retoños, incluida una hija de 17 años con retraso mental severo. Es madre sola, y de no ser por la asistencia social, confiesa, todo habría sido más difícil. El artículo recién recibido solo es el eslabón de una cadena de apoyo que incluye una ayuda económica mensual de 3 800 pesos y el otorgamiento de un subsidio para construir la vivienda, a lo que suman módulos alimentarios, colchón, sábanas y toallas.
El agradecimiento también se nota en la voz de Danieyis Rivera Rubio, madre de tres hijos. Cuenta que pasó momentos muy tensos, debido al divorcio, la muerte de la madre y la reclusión del hermano en un establecimiento penitenciario. Sin embargo, no estuvo sola, recibió un juego de comedor, cama y colchón, y una compensación de 2 000 pesos, que se suma al salario de auxiliar de limpieza en una panadería, a la que llegó después de las gestiones realizadas por la trabajadora social que la atiende y funcionarios de la Dirección Municipal de Trabajo y Seguridad Social.
La ayuda institucional también le ha traído alivios a Yadira González Díaz para enfrentar las preocupaciones que implica atender a un hijo con discapacidad física y mental. Hace poco le facilitaron la adquisición de los muebles sanitarios para el baño nuevo de la vivienda en la que reside, en el reparto Pueblo Viejo, en la capital municipal. Asimismo, se hacen diligencias para que asuma, como modalidad de trabajo remunerado, el cuidado de su niño.
Propósitos acompañados de resultados
El más reciente ejemplo de interés que existe en el municipio por ayudar a los más vulnerables es la distribución de 300 ollas arroceras a igual número de familias, cifra que determinaron pertinente porque hay otros apremios, como el seguimiento exhaustivo al Programa de Atención Materno Infantil, lo que ha implicado, en los últimos años, beneficiar con cunas y colchones a un número considerable de embarazadas que están, precisamente, en situación de vulnerabilidad, explica Ada Iris Velázquez, al frente de la Dirección Municipal de Trabajo y Seguridad Social.
“Las ollas arroceras por distribuir fueron adquiridas en la Empresa Almacenes Universales, cada una a 12 000 pesos. Las parrillas de camas, las cunas y los juegos de comedor salen del municipio, confeccionados por un cuentapropista que está en función de esta tarea”.
Rodney Pérez Rojas, intendente del municipio de Calixto García, destaca que el Consejo de Administración del territorio, mes a mes da seguimiento al uso del presupuesto asignado para esos fines.
“Hemos pasado a un nivel más alto de satisfacción de necesidades, lo que se manifiesta, por ejemplo, en la compra de fogones, ollas eléctricas y muebles.
“También hemos abierto el espectro con los proveedores. A la par de la empresa estatal socialista, hay actores económicos que producen con calidad y a precios relativamente razonables con lo que establece hoy la legislación del Ministerio de Finanzas y Precios”.
Una vez agotados los ocho millones de pesos aprobados, existe la posibilidad de emplear dinero de la partida para prestaciones económicas, específicamente el dinero que se deje de dar a las personas que se han incorporado a un puesto de trabajo. Como hay una inejecución justificada, el Consejo de la Administración Municipal hará la solicitud del presupuesto al Consejo Provincial, y este lo puede asignar para el pago en efectivo de recursos que contribuyen a transformar la situación de varias familias.
Trabajo, un modo de cambiar la vida
Ada Iris, quien asegura que al finalizar septiembre tendrán la cifra exacta del dinero adicional que se va a pedir, expone un concepto que defiende con vehemencia: si una persona vulnerable apta para trabajar quiere realmente ayudarse a sí misma y a la familia, la mejor forma de lograrlo es incorporarse a un puesto laboral.
“Así, esa persona modificará su forma de actuar. En el futuro va a tener derecho a una jubilación. Además, es un proceso en el que surgen nuevas relaciones sociales, y eso le aporta conocimientos y le da otra visión de la vida”.
Hace hincapié en el incesante actuar de los 121 trabajadores sociales del municipio, con los cuales se cubren todas las circunscripciones, siempre en el contexto de la unidad con los grupos de Trabajo Comunitario y la colaboración con los presidentes de consejos populares y delegados del Poder Popular.
“Buscamos a los que tienen sensibilidad para el trato con las personas, como ha sucedido con seis jóvenes que aparecían como vulnerables y les ofrecimos las plazas en las que cumplen muy bien sus responsabilidades”.
Egresada años atrás de la Escuela de Trabajadores Sociales de Holguín, esta dinámica mujer es promotora y organizadora de la superación profesional de quienes se han incorporado a esa fuerza. Así, ha impulsado en el territorio un programa que, con la participación del Centro Universitario Municipal, asegura ciclos mensuales de capacitación. Una vez al año, refiere, desarrollan el Taller de Experiencias de Prevención y Trabajo Social.
Así, en Calixto la situación de vulnerabilidad de un grupo de personas no es pared infranqueable. El ariete con que se embiste es el uso correcto del presupuesto y, sobre todo, la sensibilidad en el trato institucional, lo que crea certeza de que, pese a su situación, no están ni estarán solos.
(Tomado de Granma)